fiestas de Santa Fe, donde se organiza un festival taurino en el que "se lidiará una res, que será muerta a estoque por el valiente novillero José Martínez Rodríguez de Alhama de Almería".

En el mes de septiembre de este mismo año, con motivo de las fiestas patronales de Laujar, pueblo de gran tradición taurina, se organizó una gran novillada con cuatro magníficos novillos de la ganadería de doña Dolores Azpiroz para los diestros Chiquilin y Zurito de Córdoba junto al sobresaliente José Martínez "Gallito" de Alhama2. Esta plaza de toros era una de las de mayor tradición de la provincia y torear en ella suponía una gran responsabilidad para nuestro protagonista, sobre todo por la escasez de recursos de que disponía el novillero. El traje, el capote y la muleta, cada vez que tenía la suerte de torear, los alquilaba en Almería a un antiguo novillero ya retirado. También fue una odisea su desplazamiento desde Alhama hasta Laujar, dado que no disponía del dinero necesario para pagar un taxi. Así, el camión de Miguel "el Catuta" cargado de fardos de serrín de corcho fue el medio de transporte utilizado. Cuando llegó a la plaza -no sin cierto retraso- los toros ya habían sido sorteados. Eran toros grandes, resabiados, que daban miedo con solo mirarlos.