El objetivo del principal consumidor primario, el olivarero, es obtener una producción suficiente y ¿cómo se ha hecho esto desde que el hombre comienza con las prácticas agrarias?, pues simplificando la estructura del agrosistema, eliminando aquellas especies que puedan competir por el espacio, la luz, el agua y los nutrientes, con la especie que nos interesa, en este caso el olivo.
El problema se plantea, cuando reducimos componentes de forma incontrolada, pues estamos reduciendo biodiversidad (disminución del número de especies) y como consecuencia alteramos la estabilidad y el equilibrio del ecosistema. Este desequilibrio puede ser el causante de la aparición de plagas.
Llegados a este punto se puede afirmar que cualquier práctica agraria produce un desequilibrio del agrosistema, y aquí nos aparecen de nuevo las diferentes posturas que el hombre ha tenido en su relación con la Naturaleza. Podemos intentar obtener recursos sin importarnos nada la pérdida de diversidad, la conservación, contaminación de suelos y aguas subterráneas etc... o podemos plantearnos la obtención de dichos recursos bajo la óptica de la sostenibilidad, incidiendo lo mínimo en el agrosistema, generando diversidad, estabilidad y equilibrio en las comunidades. Esta práctica podemos llevarla a cabo mediante la aplicación de las técnicas de la agricultura ecológica en el olivar, la creación de un olivar ecológico, en el que sea posible obtener una producción sana, sin afectar de forma irreversible a la estabilidad del agrosistema.
La puesta en práctica de un olivar ecológico requiere ante todo un cambio de mentalidad y una forma global y sostenible de entender la actividad agraria. En este sentido hay que tener en cuenta dos ideas básicas, transversales y en las que se basaría el éxito del proyecto; por una parte la mejora de la fertilidad del suelo y por otra el aumento de biodiversidad del agro-sistema. También cabe mencionar que esta puesta en práctica genera una mayor complejidad en el diseño, una mecanización más complicada y sobre todo un mayor esfuerzo en el manejo.
En el caso de la fertilidad la mejora vendría propiciada por el uso de medios naturales dirigidos a evitar la erosión, la contaminación, así como cualquier tipo de degradación en el suelo. Pero veamos que actividades se considerarían deseables y cuales serían candidatas a ser desterradas: