El Eco de Alhama número 28                                                                                                                                             Alhameños Entrañables

Estos fueron mis primeros quince días de profesor y pasé de estar levantando un balate a ser "el maestro", algo importante a lo que no me acostumbraba.

La primera escuela oficial que me dieron fue en el Colegio "Romualdo de Toledo" de Almería, donde permanezco cuatro meses porque me tengo que ir a la "mili", /o que me hace dejar momen-táneamente la docencia.

Al volver me dieron escuela en Ro-quetas. Allí estaba yo muy contento, estrenábamos colegio y también casa. Todo nuevo, incluso nueva ley. Ese fue el año en el que se aprobó la EGB. Ley que me ha gustado mucho siem-pre, más incluso que la LOGSE actuaL

Al año siguiente me fui a Adra don-de permanecí año y medio, compar-tiendo el segundo año con Garrucha. Por entonces, pasé de/régimen normal del maestro que imparte clases al de maestro de Escuela Hogar. Se crea la Escuela Hogar de Adra y cuando lle-vábamos un tiempo se creó la Escuela Hogar de Garrucha. Allí permanezco varios años hasta que me caso, lo que me lleva a dejar la Escuela Hogar ya que era obligatorio que los maestros de estas escuelas fuesen solteros. Nosotros llevábamos a los niños a desayunar, asearse, después al medio día los llevábamos a comer y cuando terminaban las clases los ocupábamos haciendo deporte o actividades de estudio hasta la cena y posteriormente a la cama. éramos el complemento a los otros profesores, hacíamos de pa-dres de estos niños de población dise-minada que estaban internos. Así es-tuve varios años.

Al terminar en la Escuela Hogar me envían de maestro a Rágol. Todavía continuo siendo interino pues hubo algo de descontrol con el tema de las oposi-ciones pues pasaron varios años antes de que se convocaran.

En Rágol nace mi hijo Juan Manuel. Allí estaríamos dos años, hasta 1976, año en que aprobaría las oposiciones. Finalicé el curso en Rágol aunque ya como propietario de la plaza.

Por entonces hubo unas movidas sindicales que exigieron que se eliminasen las comisiones de servicio y fue un profesor de Alhabia llamando D. Vicente, que daba francés, y estaba en Alhama desde hacía años, al que le correspondía la plaza de Rágol. Tuvimos que cambiarnos, después de intentar convencer al Delegado de Educación de que dejase las cosas como estaban, pero no quiso, por lo que me vine a Alhama en 1977.

Ya en Alhama, vivíamos en las casas de los maestros. Aquí estuvimos un año y al año siguiente me envían "muy cerquita", nada menos que a las Islas Canarias. A un pueblo del sur de la isla de Gran Canaria, llamado El Tablero, me imagino que pensaron que como a éste le gusta el ajedrez. Pertenece a San Bartolomé de Tirajana. Me fui solo y estuve viviendo un tiempo en Playa del Inglés con un amigo de Canjáyar. En el segundo trimestre ya me busqué una casa y me llevé a mi mujer y a mis hijos. En el SEAT 127, con todo cargado, nos fuimos a Cádiz, dormimos en el Puerto, y no veas que travesía hicimos. Todos mareados.

Ese mismo año había concurso de traslados y yo había pedido Alhama, Canjáyar, en fin todos los pueblos de estos alrededores y al final me dieron Alhama y por esto me volví al año siguiente.

Desde el 1 de septiembre de 1979 ya permanecí en este pueblo hasta el año 2008 que me he jubilado. Estuve desde 1979 hasta 1998 en Primaria en el Colegio. Entre otras actividades también creamos la Escuela de ajedrez, que ha formado parte de mi docencia. Los niños del pueblo han participado en muchos campeonatos a nivel provincial y regional.

Después nos dieron la opción a los profesores que estába-mos dando el Ciclo Superior de quedarnos o irnos con esos alumnos al Instituto a dar Secundaria. Decidí cambiar y seguir con las edades con las que estaba últimamente acostumbrado y ya, en el verano de 2008 nos jubilamos en el I.E.S. Cerro Milano.

De verdad digo que me hubiese gustado seguir, sólo que en los últimos años un problema personal de salud me ha impulsado a tomar la decisión de dejarlo. Cuando veo pasar a los alumnos y me llaman "Don Juan", me da alegría que me recuerden. Han sido dos generaciones. Primero con los padres y ahora últimamente con los hijos. La verdad es que me considero alhameño, pues la mayor parte de mi vida la he pasado aquí."

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