El Eco de Alhama número 28                                                                                                                                             Alhameños Entrañables

Juan Beltrán Andrés

Cuando escuchamos el nombre de D. Juan Beltrán, a todos nos viene a la cabeza, la imagen de una persona dotada de una gran actividad. Una persona a la que le gusta escuchar y con la que no paras de sorprenderte manteniéndote siempre en la espera de que algo va a ocurrir.

D. Juan, con su bici estilo "Verano azul" o "Cuéntame", es capaz de recorrer el pueblo sin cambio de piñones. Deportista incansable, deportista de la mente por su afición al ajedrez, ha hecho en todos estos años, que le sintamos alhameño con mayúscula, aún sin serio, pues han sido varias generaciones las que hemos pasado por sus manos.

"Nací en Huécija el 25 de Octubre de 1947, en una familia humilde, con muchos hermanos. Realicé mis estudios primarios en este pueblo hasta los trece años. Con esta edad, mi padre decide que estudie algo más que los estudios primarios y empiezo el Bachiller Elemental que constaba de cuatro años y una reválida - prueba que se realizaba siempre al terminar un ciclo de estudios-. Hice sólo Bachiller Elemental y segui-damente ingresé en Magisterio, plan que terminaría ese mismo año, ya que posteriormente exigirían realizar Bachiller Superior como paso previo.

Los dos primero años de bachiller los estudié en Huécija con don Gabriel el maestro que daba clases de estudios primarios. Tú te comprabas los libros, estudiabas durante todo el año y al final sabías que había un examen en junio que englobaba toda la materia. lmaginaros un salón grandísimo en Almería, que a mi me parecía un campo de fútbol, y allí nosotros "cateticos" y muertos de miedo examinándonos. Los dos años restantes, en Alhama, con D. Francisco Ruiz, maestro de escuela. Vivía en las escalerillas, encima de la ermita de las ánimas, y nos veníamos a las seis y media de la mañana con la bicicleta para poder dar varias horas de clase y en su casa nos esperaba con el brasero encendido en la mesa de camilla pues llegábamos helados en pleno invierno con la bici. Después D. Francisco empezaba sus clases en la escuela del pueblo, donde también nos sentábamos en la parte de atrás y esperábamos toda la mañana realizando ejercicios hasta que de nuevo nos daba otra clase antes de medio día. Comíamos la comida que traíamos preparada, pues pasábamos todo el día en Alhama y por la tarde volvíamos a tener varias horas de clase hasta que regresábamos ya de noche de nuevo a Huécija. Desde entonces ya viene mi contacto con Alhama, donde he tenido amigos de siempre y donde en 1964 terminé el Bachiller.

Pasé a Magisterio realizando una prueba de ingreso, después tres años en Almería, y por último una reválida hasta conseguir El título en 1969. Vivía por entonces en casa de mi hermana en el Zapillo y me desplazaba con mi bicicleta hasta la Escuela Normal, nombre que le daban a la Escuela de Magisterio en la Ctra. de Ronda.

La primera vez que ejercí como maestro fue por un corto periodo de tiempo, sólo quince días y no consta oficialmente en ningún lugar. Me encontraba con mi padre en Huécija levantando un "balate" de piedra, en plena faena agrícola, cuando apareció el maestro de Alicún a proponerme que le sustituyese pues se casaba y faltaría quince días y el tenía obligación de buscar y pagar a un sustituto.

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