El Eco de Alhama número 29                                                                                                                                                                        Historia

De otra parte, el citado gobernador de Alboloduy, tras los enfrentamientos con los franceses, tuvo que huir - véase apéndice- En base a sus méritos y energía, la Junta Suprema de Defensa le nombra corregidor de Baza, en donde entra el 7 de mayo de 1811.

La escribanía de Alboloduy, a cargo durante muchos años de Antonio Ros, es también otra fuente de información. El 21 de mayo de 1810, encabezado su protocolo con el consabido Valga para el Reinado de Josef Napoleón 1, aparece una escritura de perdón, que otorga Maria Sonira (?) Díaz a favor de Manuel Soriano Ayala y Jerónimo García Soriano. éstos habían dado muerte violenta con tiros de fuego a Luis Galindo Ciares, marido de la otorgante, por cuyo delito se hallan fugitivos. En la ausencia de Diego Enríquez, se hizo cargo de la jurisdicción ordinaria de la villa y demás pueblos de su Estado Andrés Blanes. Al menos lo era en marzo de 1811. Ante el mismo escribano, en 4 octubre de 1811, se remató en dicha villa en pública subasta el diezmo del verde y pollo a la de Santa Cruz, en 5.400 rs. Dicha suma debían pagarla en 28 de diciembre de 1812 de la siguiente manera: un tercio a la Iglesia Metropolitana de Granada y 2/3 al Excmo. Sr. Duque de Gor. Sin embargo, en esta escribanía se otorgan poquísimas escrituras a partir del referido mayo, situación que continúa hasta el 1811. Posiblemente efecto de los duros choques que hemos referido, que debieron dejar las actividades paralizadas. En este sentido, son reveladoras las palabras del vecino de Alboloduy Pablo Galindo Martínez, quien en 16 de noviembre de 1811, sintiendo próxima su muerte, hace solemne profesión de fe y declara al escribano, quien resume lo siguiente:

...que por la calamidad de los tiempos ha perdido los bienes de fortuna que poseía y se halla en suma pobreza, por lo que suplica al Sr. Cura ... lo mande enterrar de limosna y a su mujer e hijos encarga le hagan por su alma todo el bien que puedan, pues así lo espera de la cristiana piedad de todos.

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