Fue precisamente a través del proyecto de restauración del edificio dirigido por el arquitecto Eusebio Villanueva Pleguezuelo, por encargo de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, servicio de Conservación y Obras del Patrimonio Histórico, como entramos por primera vez en contacto con este extraordinario inmueble. Nuestro trabajo se basó en la realización de la documentación histórica asociada a la iglesia y el antiguo convento como parte de un proyecto de restauración y rehabilitación que no sólo ha tenido en cuenta un estudio específico de estás características, algo que consideramos necesario, aunque no siempre frecuente, sino que además se ha abordado desde un punto de vista integral e interdisciplinar. Hoy día los trabajos de restauración están a punto de concluir, y con motivo de su rehabilitación esta pendiente de publicarse una monografía sobre el edificio, cuyos aspectos históricos fundamentales adelantamos en este articulo.
Este templo, cuya edificación es el resultado de un largo proceso constructivo iniciado en el siglo XVI, momento fundacional del convento, adquiere su configuración definitiva en el siglo XVIII, cuando se construye la actual iglesia. El edificio que destaca poderosamente sobre el resto de edificaciones del pueblo, muestra imponente los grandes volúmenes de su sobria arquitectura exterior, presidida por la impresionante torre cilíndrica adosada a sus pies, que contrasta con la enorme riqueza artística y decorativa que se desarrolla en su interior.
La torre, tal y como se refleja en la abundante documentación surgida en el pleito de los agustinos al arquitecto Simón López de Rojas, no se encontraba adosada a la primitiva iglesia
La fundación del convento está estrechamente ligada al proceso de cristianización iniciado tras la conquista cristiana del Reino nazarí de Granada. La denominada "Taha de Marchena" formada por una serie de villas en torno al río Andarax, entre las que se encontraba Huécija, fue otorgada en señorío a Don Gutierre de Cárdenas Chacón, Comendador mayor de León.
Después de la muerte de Don Gutierre de Cárdenas, en 1503, fue su esposa Doña Teresa Enríquez, quién entre otras cosas intensificó la política religiosa en la zona y en 1511 fundó en Huécija el convento de religiosos de la orden de San Agustín2, bajo la advocación de Santa María de Jesús, dotándolo de rentas suficientes para el sustento de seis religiosos.
Los datos que tenemos del primitivo convento y de su iglesia, los conocemos fundamentalmente gracias al expediente de reparación del convento y su iglesia de 1597 y a la documentación que hace referencia a la construcción de la actual iglesia pero que nos ofrece algunos datos sobre la anterior, concretamente el pleito que los padres agustinos emprenden contra el arquitecto Simón López de Rojas con motivo de la construcción del actual templo a comienzos del siglo XVIII, y la memoria facultativa de reparación del arquitecto provincial José Marín Baldó.
Después de la muerte de Don Gutierre de Cárdenas, en 1503, fue su esposa Doña Teresa Enríquez, quién en 1511 fundó en Huécija el convento de religiosos de la orden de San Agustín, bajo la advocación de Santa María de Jesús, dotándolo de rentas suficientes para el sustento de seis religiosos.
La torre, tal y como se refleja en la abundante documentación surgida en el pleito de los agustinos al arquitecto Simón López de Rojas, no se encontraba adosada a la primitiva iglesia5 sino que estaba separada unos cuatro metros de ella. Probablemente, esta torre, actualmente incorporada a la iglesia, sea anterior al propio convento, perteneciendo en su origen a una edificación de carácter defensivo de la fundadora del convento, que poco a poco se fue adaptando a las necesidades físicas y litúrgicas del complejo