Escribir sobre Federico Castellón es siempre agradable para mí, pues hace años hice una investigación sobre sus litografías y por tanto, estudié su vida y su obra.

Aunque Castellón se hizo de nacionalidad estadounidense en el año 1943, no podemos olvidar que nace en la provincia de Almería, en Alhabia el 14 de septiembre de 1914. Hijo de Raimundo Castellón y Josefa Martínez, como consta en la partida de nacimiento. Además de Federico, el matrimonio Castellón tenía otros seis hijos más Raimundo, José, Antonio, Inocencio, Librada y Gloria. Ésta última nació en América. El padre de Federico Castellón era curtidor de pieles.

Entre 1918 y 1919 la familia vive en Barcelona y en el año 1921 se marchan a América en busca de una vida mejor. Lo hacen en dos turnos, primero se van los dos hermanos mayores y después el matrimonio Castellón con los hijos pequeños. A su llegada se instala en Flabush a las afueras de Brooklyn.

El hecho de la emigración influiría de una manera directa sobre la afición de Federico por la pintura. Por un lado, tenemos a un niño de siete años sin hablar la lengua del país, esto hace que apenas juegue con sus compañeros haciéndose cada vez más introvertido, y creando un mundo particular donde el dibujo sería su medio de expresión contra la barrera del lenguaje. En unas declaraciones diría: "yo era muy sensible, y todos me rechazaban por el idioma. Cuando uno sufre soledad desarrolla un alma, y un alma es necesaria en el arte de crear". Por otro lado, la educación de las Escuelas Públicas Neoyorquinas aumenta su afición por el arte, ya que estaba presente en la programación de estudios, completando así la educación con métodos y técnicas de las artes plásticas, incluyendo visitas a museos.