No tengo la certeza de que estas líneas vean la luz en su fecha correspondiente. Con todo, continuamos con la preparación de los contenidos como si la grave situación económica que nos atenaza no afectara también a El Eco de Alhama. Precisamente en estos días, la prensa nacional recoge el notable recorte que la cultura -entiéndase el presupuesto destinado para actividades culturales- sufrirá en España en el marco del ajuste económico que el Gobierno acaba de aprobar. Desgraciadamente, en época de restricciones, siempre suele ser el capítulo cultural uno de los más afectados. Conjuremos la cruda realidad y dejemos atrás el pesimismo para centrarnos en los contenidos que dan forma a este número 29 de El Eco de Alhama que nos viene determinado por un marcado carácter comarcal.
Ya comentábamos en números anteriores, nuestro interés por ampliar el campo de investigación y como consecuencia, el ámbito de interés de la revista a los espacios geográficos más próximos -me refiero a los pueblos colindantes del valle del Andarax- con los que compartimos aspectos geográficos, históricos, socioculturales y económicos.
La celebración en este año 2010 de alguna efeméride relevante -se conmemora el bicentenario de la llegada de las tropas francesas a Almería, y particularmente a los pueblos de la antigua Taha de Marchena, en el contexto de la Guerra de Independencia- y de alguna actuación de gran interés cultural llevada a cabo en la Comarca -me refiero al proceso de restauración que se realiza en el Convento de los Agustinos de Huécija-, nos invitan a conocer, con mayor detenimiento, el desarrollo histórico de estos acontecimientos de la mano de los especialistas que han abordado en profundidad estos temas.
La inclusión de aspectos de carácter comarcal no implica que El Eco de Alhama se aleje del ámbito que le es propio. La temática local alhameña, tal como viene haciendo en el transcurso de sus quince años de vida, constituye la urdimbre de esta publicación cultural. Buen ejemplo de ello lo constituye la publicación de la segunda y última parte de aquel gran proyecto que fue "El Pantano del Pasillo", producto del afán sin desmayo de los alhameños por erradicar el grave problema de la falta de agua que este pueblo padecía. A este mismo fin responde el artículo dedicado al director de la Banda de Música o la semblanza que estas páginas ofrecen de un alhameño de adopción que, con su cámara al hombro, captó muchos de los acontecimientos sociales, culturales y políticos que se desarrollaron en este pueblo durante casi treinta años. Las iniciativas a favor del empleo, el disfrute mediante el conocimiento del entorno natural más próximo a través de una serie de rutas o bien el placer que proporciona la lectura de un buen libro son algunos de los artículos que integran este número de El Eco de Alhama.
Con la confianza en poder cumplir una vez más el compromiso que desde tantos años atrás mantenemos con nuestros lectores, agradecemos el apoyo que nos brindan los colaboradores de este proyecto cultural, al mismo tiempo que invitamos a cada una de las familias de Alhama a participar en él, a hacerlo suyo, con la esperanza de que, entre todos, podamos seguir contando con El Eco de Alhama coincidiendo cada año con el calendario festivo alhameño.