En Alhama todos conocían la afición del "Pollito", incluso don Mario López Rodríguez, que vivía en Sevilla, y tenía amistad con algunos ganaderos y con los responsables de la Escuela taurina de esa ciudad, y le ofreció la posibilidad de marcharse a Sevilla para dedicarse durante unos años a formarse en el arte del toreo. Sin embargo, a pesar de su profunda vocación y empeño, José Martínez "Pollito" no pudo hacer realidad su sueño. La muerte de su padre y la responsabilidad de ponerse al frente del negocio familiar truncó para siempre su vocación torera.
¿Qué es para ti el toreo? -le preguntó una espléndida mañana del mes de mayo, en su cortijo de "Malaguilla" cuando evocaba estas vivencias.
-"El toreo es una cosa muy grande que me provoca gran emoción, es una descarga que me produce una inmensa satisfacción personal y alegría. Valoro el arte del toreo y disfruto de la emoción de la fiesta. Y, aunque piensen que estoy un poco loco, me gustaría que en Alhama, en mi último "paseíllo" me acompañara un pasodoble torero".
En Alhama, en las Fiestas Patronales de 1950, arropado por la juventud alhameña, toreó José Martínez "Pollito".
Tarde de toros en Alhama. De izquierda a derecha: El alcalde Manuel del Castillo, un banderillero, las señoritas María Mizzi y Munda Jiménez, su apode-rado Avelino Castilla, la señorita María Rodríguez, el torero Víctor Quesada, José Martínez "Pollito", una joven sobrina del cura. En el suelo: las señoritas Librada Rodríguez y Amparito García. Col. particular José Martínez Rodríguez.