EL ECO DE ALHAMA NÚMERO 26 20 DE SEPTIEMBRE DE 2008
 

TESTIGOS
DE LA HISTORIA

Antonio J. Lozano García
Estudiante de Derecho y Ciencias Políticas y de la Administración, Universidad de Granada

EI muy ilustre orador Cicerón haya por el S. I A.C. manifestó que la Historia es maestra de la vida y testigo de los tiempos. Podemos enunciar, pues, que el pasado 20 de septiembre de 2008 fuimos testigos de la Historia. En el municipio de Alhama de Almería, un pleno extraordinario de la Diputación Provincial de Almería y del Ayuntamiento, junto con la entrega del Premio "Nicolás Salmerón" al Congreso de los Diputados, recogido por su presidente D. José Bono, sirvió para conmemorar y recordar a la figura que ejemplifica en sí la Democracia, D. Nicolás Salmerón y Alonso.

Se culminó, así, con este día la celebración del centenario de la muerte de Salmerón, después de todo un año de conferencias, cursos y exposiciones que honraron e hicieron un retrato del que fue Presidente del Poder Ejecutivo de la Primera República Española.

Somos testigos de la Historia. Esta afirmación puede ser entendida como una exageración, como un engrandecimiento más allá de los parámetros corrientes de lo que sucedió el 20 de septiembre en Alhama. Sin embargo, hay que resaltar un hecho pasado para comprender esa afirmación. En 1931, después de la proclamación de la II República Española, el pueblo cuna de Salmerón tuvo la gran e inmensa distinción de recibir a personalidades como Miguel de Unamuno, Indalecio Prieto, Victoria Kent o Carmen de Burgos. De esta forma, aquellos que estuvieron presentes en el homenaje de 1931 fueron testigos de cómo la república recién proclamada rendía honores al político krausista de valores e ideas incorruptibles.

Vista general del Pleno Extraordinario celebrado por el Ayuntamiento de Alhama. Fotografía Ramón Fernández

Hoy, en 2008, la tierra madre de Salmerón vio pasar a la misma Historia ante sus admirados ojos. La primera vez que el Pleno de la Diputación de Almería se reúne fuera de la capital y la recogida del premio "Nicolás Salmerón" por parte del Presidente del Congreso, engrandecen aún más la figura de Salmerón y a la localidad que le vio nacer, y a la que siempre quiso volver. Así, hace setenta y siete años del homenaje que recibió Salmerón por parte de los ilustres republicanos, y todavía se recuerda, lo que da pié a pensar que estos actos de hoy sean recordados en el mañana.

El acto podrá ser conmemorado, pero hay que esperar que no quede enmarcado en medio de un haz de humo, como un simple homenaje por el centenario de la muerte de Salmerón, sino que sea el comienzo del reconocimiento de D. Nicolás, además de por ser Jefe del Estado durante un pequeño periodo de tiempo, por ser un político de principios e ideas como no los ha habido.

De esta forma, la Historia hizo una pequeña parada y nos muestra como Salmerón sigue vivo en el recuerdo. El pleno de la Diputación, cerró, como dijo su presidente, una vieja herida, ya que se propuso realizar un homenaje por parte de la institución en el momento de su fallecimiento en 1908 que no se llevó finalmente a cabo. Se cierra, después de cien años y de esta histórica forma, la deuda con Salmerón y Alhama. Además, en cada discurso, en cada palabra que fue pronunciada aquella mañana del 20 de septiembre, se pudo ver que todas las plurales ideologías políticas representadas en la Diputación expresaban su admiración por el político y filósofo alhameño. Los partidos dieron su particular visión de la figura e ideas de Salmerón, manteniendo como punto de unión el honrar a tan noble e ilustre persona. Igualmente, Nicolás Salmerón, incluso después de cien años de su fallecimiento, sigue siendo punto de unión y concordia entre los partidos, idea que ya él propugnaba, la convivencia desde el respeto de todas las ideologías políticas que deben trabajar unidas por y para el poder soberano, la ciudadanía.

Aquella tarde de septiembre fue aún más apasionante que la mañana. D. José Bono, Presidente del Congreso de los Diputados, recogía en nombre de la Cámara Baja el premio que lleva el nombre de Salmerón y como su sucesor en la presidencia de la cámara traslado en palabras llenas de admiración lo que este había supuesto para España. Además, pudo verse en la atmósfera del momento la emoción de cada uno de los asistentes por ver reconocida a una figura que es ejemplo de político. Sin embargo, esta emoción interior se vio aún más colmada cuando el presidente del Congreso de los Diputados, como ya se hizo en 1931, salió al balcón de la casa de Salmerón, para dirigirse a la multitud y volver a alabar y reconocer a Salmerón como inspirador y defensor a ultranza de los valores de la Democracia.

Fueron muchas las emociones que surgieron, pero lo más importante es la defensa de la figura de Salmerón. Para Weber, el político debe guardar en sí cualidades como la creencia en el cambio, el sentido de la responsabilidad, y la mesura al no sentirse sobrepasado por la realidad, no complacerse en el sentimiento de poder, servirlo y no utilizarlo para un beneficio propio, no caer en el empobrecimiento espiritual de las disciplinas partidistas y compatibilizar la ética personal con la política. Sin duda, Salmerón guarda todas y cada una de las cualidades enunciadas, siendo ejemplo de cómo el político debe obedecer a sus propios ideales, sin caer en la comodidad de la política vacía.

E! Presidente del Congreso junto al Alcalde y al Secretario del ayuntamiento de Alhama. Fotografía Ramón Fernández.

Salmerón ha sido reconocido, pero todavía su obra y su figura deben tomar un cariz superior. La Democracia se gloria de tener como apóstol a Nicolás Salmerón, por ello, su persona tiene que ser tomada como ejemplo en toda la política española, porque es él, el que representa los ideales de la Democracia, de la misma manera que es él, el que merece ser definido como político.

El 20 de septiembre vimos pasar a la Historia con paso firme, escribiendo en oro el homenaje que recibió Salmerón. Somos, de esta manera, fieles espectadores de una Historia, que como testigo de los tiempos, va grabando en sus anales el magisterio que ella y sus personajes legan a la vida de una sociedad intrínsecamente histórica.