EL ECO DE ALHAMA NÚMERO 26 | 20 DE SEPTIEMBRE DE 2008 |
Discursos en homenaje a Nicolás Salmerón desde el balcón de su casa
No podía ser más emotiva la ocasión. Un cielo claro, una temperatura agradable y en el crepúsculo de un sábado. Era la noche del 20 de septiembre de 2008. Justo ese día se cumplían cien años de la muerte de Nicolás Salmerón. Tras la procesión cívica, aconteció el acto más sublime de toda la jornada. Se trataba de ver y escuchar unos discursos en homenaje a Salmerón desde el balcón central de su casa y frente al monumento levantado en su memoria, como ocurriera en el homenaje de 1931. Unas dos mil personas se encontraban reunidas frente a la casa que sirviera de descanso estival a Salmerón desde el año 1901 hasta 1905, cuando realizó los dos últimos viajes a su pueblo natal. Y era emocionante el lugar porque -recordemos- incluyo el propio Salmerón, desde esos balcones se dirigió en más de una ocasión a sus paisanos tras los recibimientos entusiastas de esos viajes. La mayoría de los allí reunidos eran sus propios paisanos del pueblo, pero hubo muchos admiradores de Salmerón de Almería y otros pueblos limítrofes, aparte de un nutrido grupo de autoridades del mundo político, académico y cultural.
Los asistentes ocupaban tanto el Paseo de Nicolás Salmerón, donde se levanta el monumento con su busto, como las calles que lo circundan, especialmente la hoy llamada Avenida Nicolás Salmerón frente a su casa. El presidente del Congreso, José Bono, y el alcalde de Alhama, Francisco Guil, junto a otras autoridades, entraron a la casa, siendo recibidos por la propia familia Salmerón, donde realizaron una breve visita antes de dar comienzo los discursos. Entre los asistentes se encontraban hombres y mujeres de todas las edades, matrimonios con sus hijos, abuelos con sus nietos y muchos jóvenes también. Algunos de los de mayor edad que presenciaron el acto recordaban, emocionados, su vivencia de aquel otro homenaje de 1931, siendo entonces niños y muchos de ellos, también como ahora, acompañados por sus padres y abuelos, quienes a su vez quizás recordaran las palabras del propio Salmerón.
Tanto la fachada principal de la casa como el monumento a Nicolás Salmerón estaban especialmente iluminados para la ocasión. La puerta principal de la casa se encontraba abierta de par en par y el soportal iluminado. El jardín del Paseo, particularmente la parte que circunda el monumento levantado en su honor, se encontraba exquisitamente ornamentado, encontrándose entre las lápidas que describen el monumento una corona de laurel de la que se dejaban caer unos lazos alusivos a los colores de la bandera española. Un equipo de megafonía se encontraba instalado tanto en el balcón de la casa como en el Paseo para las actuaciones musicales posteriores a los discursos. La expectación de los allí reunidos iba en aumento. Un leve murmullo se escuchaba en el ambiente hasta que finalmente, a eso de las nueve de la noche, dieron comienzo los discursos. Para las personas que tuvimos el placer de escucharlos éramos conscientes de la transcendencia de ese acto, que estuvo cargado de emoción y seguido con atención y un total silencio, sólo roto por los aplausos de los allí reunidos tras cada discurso.
En primer lugar, intervino el alcalde de Alhama, Francisco Guil, con unas palabras entrañables en torno a la figura de Salmerón. Éstas fueron: "Amigos y amigas, ¡pueblo de Alhama!, gentes llegadas esta tarde en honor a nuestro gran homenaje a Don Nicolás: Hoy, como el 20 de septiembre de 1931, recordamos a nuestro paisano, a su pensamiento y su obra, estamos siendo testigos directo de la historia que recordará este gran día. En aquellos años, hace 77 años en concreto, personalidades de la vida cultural y política de toda España, vecinos y familiares honraron el trabajo y el legado dejado durante su vida. Don Nicolás, sí, me dirijo a usted. Tus esfuerzos no fueron en vano, aquí nos tienes hoy de nuevo, ¡aquí!, a rendirte homenaje, porque hoy más que nunca tu pensamiento brilla y se hace presente, porque tu nombre se convierte 100 años después de marcharte en portadas, tertulias, arte y reflexión política. Vuelves a estar entre nosotros y entras por derecho propio en el jardín de los eternos. Ya no sólo serás recordado en Alhama. Los que hoy estamos aquí, llegados de toda España, daremos debida cuenta de tu mensaje y de tu honradez. Esto nos hará sentimos más cerca de ti, como sí nos reuniésemos todas las tardes a conversar aquí en el Paseo o la Huerta de Rosalía y, tras unas palabras de reflexión, llegásemos de nuevo a casa y a la vida cotidiana, enriquecidos de tu personalidad.
Don Nicolás, le digo hasta luego porque nos vemos todos los días. Ya seguiremos hablando y aprendiendo de sus discursos. Hoy tengo dos sorpresas para usted. La primera es que sus biznietas y tataranietos están aquí, junto a nosotros y quieren decirle algo que le gustará mucho a la gente congregada junto a su casa. Y la otra sorpresa es que con nosotros está el Presidente del Congreso de los Diputados de España, que libre y democráticamente han elegido los españoles. ¡Qué alegría!, Don Nicolás, ¡como usted quería!, en libertad y sin la fuerza de las armas, sólo con el debate de ideas y el diálogo los españoles desde hace 31 años somos dueños de nuestro destino. Vecinos y vecinas, amigos y amigas, Alhama,
Alhama de Salmerón os agradece vuestro cariño y vuestro
compromiso, y recordad ¡Salmerón vive!. Seguidamente, intervino Rosalía Barbado Salmerón, en representación de la familia Salmerón, con palabras llenas de agradecimiento y satisfacción. Fueron éstas: "¡Buenas noches!. Un día como hoy, hace 100 años, moría en Pau Nicolás Salmerón y Alonso, después de haber ostentado los máximos honores que le caben a un hombre. Moría como había vivido, de forma sencilla y rodeado de los suyos, dejando, si no riquezas materiales, sí una estela que aún hoy sigue persistiendo. Uno de sus hijos, Exoristo, diría: Mi padre nos legó algo que vale más que todas las fortunas y todas las propiedades, un nombre inmaculado y una senda que seguir. El centenario de la muerte de Salmerón ha supuesto una ocasión única de acercamiento a su figura. El conjunto de iniciativas llevadas a cabo por la Comisión de este Centenario nos están ayudando a profundizar en la persona de Nicolás Salmerón, cuya obra y pensamiento bien merecen ser conocidos por todos los españoles. Nicolás Salmerón encarnó los más nobles valores democráticos, cuya defensa a ultranza le llevaron a la renuncia de la jefatura del poder ejecutivo.
El premio Nicolás Salmerón y Alonso a la defensa, promoción y difusión de la ética cívica y los valores democráticos, la cultura de la paz y los derechos humanos que hoy se ha concedido por vez primera al Congreso de los Diputados, cuyo presidente nos honra hoy aquí con su presencia, supone el reconocimiento y continuidad de esos valores morales que el enervó y que fue la urdimbre donde tejió su ética personal como su ética cívica. La familia, como no podía ser de otra manera, ha estado presente y ha participado en todos y cada uno de los actos de conmemoración de esta efeméride. Ha propiciado el acercamiento de la figura de Salmerón a los vecinos de Alhama y a todo aquel interesado en su vida y su pensamiento. Esta casa, la casa de Salmerón, ha estado abierta a todos aquellos que han mostrado en conocer el estado físico y el ambiente que rodeaba a Salmerón y a su familia durante sus estancias en Alhama. Desde aquí, desde estos balcones, como
se hiciera en el año 1931, venimos a rendir homenaje a un
alhameño universal. En último lugar intervino el presidente del Congreso, José Bono Martínez, quien tomó la palabra por más tiempo, agradecido y emocionado por encontrase junto a su despacho y en el balcón desde donde hablaron personalidades de la nación, como Indalecio Prieto, Marcelino Domingo, Miguel de Unamuno, José Ortega y Gasset o Victoria Kent, justo 77 años antes.
En su discurso señaló que sólo un pueblo noble, un pueblo con raíces, un pueblo con hermosura moral es capaz de dedicar la tarde de un sábado... a la memoria de quien fue un hijo ilustre de España. Indicó, también, que si hoy vivimos mejor en España se lo debemos a los que no están, a esas gentes de Alhama de Almería y de España de una y otra condición que ya se fueron... y que no tuvieron reconocimiento, y -continuó diciendo- hoy se emocionarían de ver que los hijos y los nietos de los pastores son médicos y son maestros y que hoy a los niños en a escuela no se les reconoce si sus padres tienen más o menos porque todos visten casi igual. Seguidamente, manifestó que Salmerón representaba en gran medida esa historia de España que luchó por conseguir la libertad que disfrutamos hoy, y, parafraseando a un monje medieval, dijo que Salmerón es un gigante encima de cuyos hombros podemos declarar hoy la libertad, la igualdad, el rechazo a la fuerza y el respeto a los que no piensan como nosotros. Y acabó exclamando un ¡Viva Alhama de Almería!, siendo respondido portados los allí presentes con otro ¡Viva! y un fuerte aplauso. Finalizó el acto popular de homenaje a Salmerón con la actuación de la coral Nicolás Salmerón, que interpretó el Himno de Salmerón y Se hace camino al andar, la interpretación de Mi pueblecito Andaluz por la banda de música de Alhama, y la intervención de Sensi Falán cantando Al Alba. Un vino español en la Huerta Rosalía, que ofreció el Ayuntamiento a todos los asistentes, puso fin a un día histórico para Alhama.
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