EL ECO DE ALHAMA NÚMERO 22 | EDUCAR PARA... |
Expresiones tan frecuentes como “ a cualquiera le podía haber pasado”, “un día le toca a uno y...”; “ a mi nunca me va a pasar...” etc. ponen de manifiesto algunos de los pensamientos que aparecen en los ciudadanos cuando oyen los datos sobre los accidentes de trafico que se producen diariamente. Los accidentes de trafico son una tragedia tan habitual que parece inevitable en nuestra sociedad.
En Andalucía, el número de accidentes ocurridos en los últimos años en el segmento de edad de 15 a 24 años ha sufrido un notable incremento. Mientras que la mortalidad por otras causas se ha reducido en todas las edades, los accidentes de tráfico se han convertido en la primera causa de muerte en jóvenes y de años potenciales de vida perdidos. Según datos facilitados por la Dirección Provincial de Tráfico de Almería, durante el año 2005 más de la mitad de los accidentes ocurrió en jóvenes y adultos jóvenes, destacando de forma considerable los que se producen en la zona urbana y alrededores. De los datos publicados al respecto, éstos afectan más a los chicos que a las chicas, siendo la relación de mortalidad de 5 a 1. FACTORES IMPLICADOS EN LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Cuando se habla de factor humano, no sólo se refiere a las aptitudes que son necesarias para la conducción, sino también y de forma muy importante las actitudes y los comportamientos que mantienen los conductores que son determinantes en la mayorías de los accidentes y sobre todo decisivos para evitarlos.
Si a esto añadimos que, según datos existentes, el alcohol está implicado en un 30%-40% de los accidentes de circulación, es evidente que es un factor muy importante a considerar. Sin embargo, los jóvenes en general no asocian su consumo a los problemas que de él se puedan derivar. Por el contrario, tienen la percepción de que sus efectos son inmediatos y positivos (facilitador social, placentero y evasivo). Para ellos, los efectos negativos derivados de su consumo tienen escasa probabilidad de que sucedan y además se perciben lejanos. Frases como “yo controlo lo que bebo”, “el alcohol afecta a los que no controlan”, “el alcohol no me afecta para conducir”, etc. son pensamientos que refuerzan la aceptación positiva del alcohol y su consumo.
Otro factor de riesgo es el incumplimiento del uso del casco. En caso de accidente en motocicletas y ciclomotores, el casco es el único elemento de protección capaz de evitar lesiones en la cabeza, sin duda las más graves. Se ha demostrado que su uso reduce la muerte en un tercio y evita dos de cada tres lesiones cerebrales
Trabajar este problema con los jóvenes supone hacerlo desde edades tempranas, incorporando contenidos relacionados con la seguridad vial en las diferentes materias educativas. En edades posteriores, la influencia de los iguales es un factor decisivo, por lo que su participación resulta más efectiva que cualquier campaña realizada con ese mismo fin, aunque ambas actuaciones son complementarias. En esta línea se desarrollan diferentes proyectos de educación vial dirigidos a jóvenes, en los que están implicadas diferentes instituciones: Conserjería de Salud, Dirección General de Tráfico, Conserjería de Educación e Instituto Andaluz de la Juventud. Estos proyectos se enmarcan dentro del III Plan Andaluz de Salud. Sin embargo, los esfuerzos de las diferentes instituciones para reducir accidentes parecen mínimos si los comparamos con el amplió coste económico y social que se derivan de ellos: muertes en jóvenes, años potenciales de vida perdidos, secuelas y sufrimiento humano. Es una necesidad que tanto estas instituciones como los medios de comunicación y poderes públicos, sin olvidar el papel de los padres, aúnen esfuerzos para conseguir aminorar este problema de seguridad vial, que es de gran relevancia para la salud de nuestros jóvenes y del conjunto de la sociedad de hoy. |