Ya desde la antigüedad se viene señalando la
importancia de las emociones sobre la salud y
el bienestar personal. Los egipcios, hace 4.500
años localizaban en los intestinos la sede de
las emociones y explicaban y trataban las enfermedades
teniéndolas muy en cuenta. En el corazón situaban
el pensamiento y el sentimiento. En medicina china
la relación entre lo mental, lo emocional y lo
corporal en armonía con la naturaleza cobra vital
importancia. Dado que en oriente estaba prohibido
abrir los cuerpos para examinar su anatomía, los
estudiosos de aquella medicina tuvieron que centrarse
en las señales externas del organismo, en su comportamiento,
movimientos, expresiones emocionales, ritmos biológicos
de la naturaleza, etc. Consiguieron así un importante
cuerpo de conocimientos y eficacia. En la clasificación
que en oriente hacen sobre las enfermedades y
su origen, sitúan a las emociones como las máximas
responsables en la aparición de la enfermedad,
y por lo tanto del malestar personal.
La ira, el pesar, el miedo, la alegría, la compasión
y la ansiedad son denominadas "demonios internos".
No recuerdo en qué libro exactamente, se referían
a ellas como "venenos en la sangre". Sin embargo,
todas estas emociones son necesarias y forman
parte de nuestra naturaleza como seres humanos,
por lo que es legítimo y normal tener accesos
de ira, por ejemplo. Lo realmente dañino es la
no expresión de las emociones o la expresión por
vías que no son las adecuadas que a su vez poco
a poco dan lugar a la contención y al exceso.
Al no expresar la ira, no nos deshacemos de ella
y por lo tanto no desaparece. La contenemos a
modo de tensiones corporales y aprendemos a vivir
con ella. Si continuamos con su no expresión cuando
la situación o el entorno lo requieren, la seguimos
acumulando y esto da lugar al exceso. Es este
exceso lo que la hace dañina y la educación ya
desde niños a no expresar la ira, el punto de
partida hacia el malestar y la enfermedad. Lo
mismo ocurre con cualquier otra emoción. Corporalmente
notamos este exceso en las tensiones musculares,
decir que las emociones se retienen y no se expresan
tensando la musculatura. Ejemplo, no expresamos
la rabia tensando la
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musculatura de la mandíbula y la constante retención
de la rabia da lugar a una mandíbula tensa y desarrollada,
vista desde frente se ve una mandíbula cuadrada.
En la mandíbula se retienen muchas emociones no
sólo la rabia. Las emociones se retienen en toda
la musculatura del cuerpo. Hay zonas más propensas
a ello como el cuello, los hombros, la espalda,
la pelvis, etc. La tensión dificulta el libre
movimiento y esto se traduce en una sensación
de pesadez, de carga y de no poder con nuestro
cuerpo. Nos dificulta el movimiento y lo hace
pesado. Normalmente nos duele la cabeza, el cuello,
la espalda al menor movimiento, etc. En medicina
china está totalmente asumido que en exceso la
ira daña al hígado, la alegría al corazón, la
reflexión al bazo, la tristeza al pulmón y el
miedo al corazón.
En occidente tenemos la medicina psicosomática.
Esta medicina trata la relación mente-cuerpo y
con ella se hace referencia a aquellas enfermedades
que están relacionadas con factores emocionales.
Se utiliza el término reacciones de somatización
para señalar las reacciones físicas del organismo
ante los bloqueos o conflictos emocionales que
no encuentran claridad y expresión. Un ejemplo
podría ser, el niño que desarrolla dolores de
cabeza crónicos porque vive con un padre alcohólico.
En este caso el hecho de expresar las emociones
que esto le genera, tomar conciencia de la situación
y aceptarla, no soluciona el problema de alcoholismo
en el padre. Sí a partir de esto se puede abrir
otras puertas que conduzcan a otros caminos y
aunque la realidad de este caso sea triste y penosa,
experimentar y vivenciar esta tristeza ya es liberador.
Con esta liberación recuperamos la flexibilidad
mental y nos sitúa en mejores condiciones para
tomar decisiones. Otras reacciones de somatización
son: úlceras gástricas, eczemas, asma, cardiopatía
coronaria, desvanecimiento, inquietud, fatiga,
tics, insomnio, etc. Todas estas alteraciones
son medidas de emergencia que el organismo adopta
para no perder la cordura, porque generalmente
no estamos capacitados para aceptar la situación
y la emoción que nos invade por nosotros mismos,
sin un apoyo. Mejor una úlcera gástrica que perder
la cabeza.
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