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Los comercios….
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esos
fragmentos de historia
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Bar
El Molinero
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María
Carmen Amate Martínez - Instituto de Estudios Almerienses
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Volvamos hacia 1915,
fechas en las que Juan Pérez Ayala, El Molinero
monta un despacho de venta de aceite y otros comestibles,
en la antigua bodega de la Casa del Pósito, llamada
también, por esa época, Casa de diezmos y primicias.
En 1930, tras la muerte de Antonia Artés, mujer de
Juan El Molinero, y alma de la tienda, el comercio de
comestibles se transforma en bar, pues allá donde
había un viudo no entraba nadie, no entraba una mujer
a comprar -son palabras de Paco el Molinero recogidas
hace apenas unos años-. Se iniciaba así la andadura
de uno de los establecimientos más antiguos, emblemáticos
y con mayor solera de la calle de los Médicos y, también,
del pueblo.
Tanto en el bar de la "parada de la Alsina"
como en la calle del médico Cristóbal Rodríguez López,
los hermanos: Paco y Pepe, los Molineros, junto
a la total dedicación de Encarna y Emilia, expertas
como nadie en la elaboración de sus ricas tapas y comidas
típicas del pueblo, han
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Dos imágenes
del comercio de José Muñoz durante los
años cincuenta
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dedicado su vida a continuar con la tradición familiar ofreciendo,
además de un buen comer, un trato afectuoso y, siempre, una
sonrisa afable.
Hoy, la historia continúa. El Bar del Molinero, en sus dos
establecimientos actuales, sigue siendo una referencia obligada
para todas aquellas personas que desean degustar su tradicional
cocina. Tanto en un establecimiento como en otro, la tercera
generación de Molineros y Molineras, personalizada
en Juan Francisco, en Antoñita y en Mercedes, continúa con
la tradición familiar y, nos permite casi un siglo más tarde,
disfrutar de los sabores especiales de sus tapas de cocina.
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Lleva cuarenta años en la calle
del médico Cristóbal Rodríguez López. Sin embargo, sus
antecedentes se remontan a los primeros años del pasado
siglo XX cuando un día de San Marcos del año 1915, recién
cumplidos los veinte y dos años, Cristóbal Rodríguez Gil
se establece como herrero en un local de la antigua calle
de Almería, hoy del médico que nos ocupa y también frente
a la tienda de comestibles de Juan el Molinero. |
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Debió marchar bien el negocio, a pesar de la crisis producida
por la primera guerra mundial en la economía uvera de Alhama,
pues en diciembre de 1918 Cristóbal decide ampliarlo y constituye
con su hermano José, una sociedad mercantil bajo la razón
social de "Cristóbal Rodríguez y Hermano".
La venta y alquiler de herramientas, de alambres y otros
útiles necesarios para el cultivo de la uva de Ohanes favorece
la expansión del negocio, que culmina con la adquisición por
parte de la Sociedad de los almacenes de las antiguas barrilerías
en la carretera de Gádor-Laujar, en el año 1928. Allí se instala
con el nombre de Nuevo Vulcano ampliando el número
de empleados y los servicios que ofrece: fragua, taller de
reparación y venta de herramientas, e incluso gasolinera.
En la posguerra, en abril de 1943, se disuelve la sociedad,
los hermanos Rodríguez Gil reparten locales y mercancías e
inauguran, por separado, sendos comercios de ferretería. El
nombre de Nuevo Vulcano queda en propiedad de Cristóbal y
como tal ha llegado este negocio hasta la actualidad. José
Rodríguez Ordoño, hijo y sucesor de Cristóbal, ha permanecido
durante algo más de veinte y seis años ofreciendo respuestas
a las necesidades de los alhameños.
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En la actualidad, y ya desde
el año 1989, la tercera generación, Mª José Rodríguez,
lleva la batuta del negocio. Tornillos, bombillas, cables,
junto a cazos, recogedores y sartenes son los artículos
más comunes en esta ferretería. Mientras escucho a María
José, una clienta joven pide una bombilla, otro cliente
observa y compara varios cables para el televisor... En
este comercio convive la tradición y la modernidad: dos
siglos se dan la mano. El viejo mostrador de 1918 acoge
como soporte un moderno ordenador y un lápiz óptico que,
con la mayor precisión, le facilita la tarea de la venta. |
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