El presente trabajo ofrece las siguientes propuestas:

Primero: contribuir al estudio de la historia de la medicina alménense insuficientemente investigada, en cuanto que las aportaciones a este campo hasta hoy son relativamente escasas (1).

Segundo: Dar a conocer, ordenando datos ya divulgados y aportando documentos nuevos, las biografías hasta hoy poco conocidas de dos personajes representativos de la Almería decimonónica: un médico rural puro, el alhameño Don Francisco Salmerón López (1786-1874) y un médico de ciudad con ribetes de intelectualidad, cuya actividad principal fue la enseñanza, Don Gaspar Molina Capel (1817-1873).

Tercero: Intentar hacer observar cómo estos dos personajes influyen, el primero como padre y el segundo como cuñado y preceptor, tanto en la formación humanística, como en la ideología progresista, en el único alménense que ha ostentado el cargo de máxima categoría del país, el que fuera presidente de la I República: Don Nicolás Salmerón y Alonso (1837-1908), personaje de gran protagonismo y significación pública a lo largo del convulso y tumultuoso siglo XIX español, cuya estela se proyecta hasta después de su muerte en hechos que llegan hasta la II República (1931). La ideología de Salmerón inicialmente germina en Almería a instancias de su padre y de su cuñado y luego se extiende en el último tercio del siglo XIX sobre las diversas clases que formarán la futura izquierda alménense de todo el siglo XX.

Ambos médicos, Francisco Salmerón López, ejemplo de defensor a ultranza de las ideas liberales que intervino hasta con las armas en la mano en defensa de las libertades en el glorioso y decisivo episodio de Los Coloraos en 1824, y Gaspar Molina Capel, prototipo de intelectual decimonónico progresista y republicano intransigente y miembro en 1868 de la Junta Revolucionaria de Almería, mantienen con los hechos de sus biografías la "llama viva", desde Alhama la Seca y desde la ciudad de Almería respectivamente, de la proyección nacional que Nicolás Salmerón y su hermano Francisco tienen en la vida política de todo el siglo XIX español. De cómo estos dos personajes, Salmerón López y Molina Capel, influyeron en el desarrollo de su hijo y discípulo respectivamente, lo veremos al terminar de leer sus biografías y los documentos que arrojan luz sobre éstas.

Francisco SALMERÓN LÓPEZ (1786-1874) Exponiendo la biografía de este médico almeriense y rural, notaremos que desde su cultura, desde sus ideas, desde su actuación vital, desde su largo camino biográfico, bebieron continuamente dos de sus hijos que alcanzaron la celebridad, el estadista almeriense Nicolás Salmerón y Alonso (1837-1908), que fuera ministro y Presidente de la I República Española, y Francisco Salmerón y Alonso (I820-I878) (2) , destacado político y abogado decimonónico. Francisco Salmerón López era de Alhama la Seca y nació en 1786, "hijo de José Salmerón, natural de Gádor, y de María López, natural de Alhama" Don Francisco, además de dedicarse a su quehacer diario como médico titular de Alhama (lo fue durante 50 años, entre 1823 y 1873), fue también activista político e ideólogo de un liberalismo exaltado primeramente y con seguridad de un republicanismo moderado después. Furibundo liberal aunque de acendrada religiosidad (3), era un progresista de acción y acaso con toda certeza el impulsor de las ideas liberales, revolucionarias, progresistas y republicanas de sus dos destacados hijos. Era la llama viva que, desde su modesta posición de médico de pueblo, mantenía el desarrollo de unos acontecimientos de gran importancia en la historia de España decimonónica: las sublevaciones (1824: Los Coloraos ) y las juntas revolucionarias que culminan con la proclamación de la

Retrato de Don Francisco Salmerón López, reproducido en Nicolás Salmerón y Alonso (1837-1908). Semplanzas. IEA. Almería. 2003. P. 35.

I República en 1873, cuando ya próximo a su muerte Don Francisco ve cómo al fin triunfan en España las ideas por las que había luchado durante toda su vida en Alhama, pueblo que Nicolás Salmerón visitaba asiduamente. De Francisco Salmerón López dijo Natalio Rivas ser un "padre afortunado" por haber tenido la dicha de haber gozado de dos hijos (de los siete que tuvo en su matrimonio legítimo) que alcanzaron puestos preeminentes en la política. Pero la larga vida de Don Francisco Salmerón tiene sus luces y sus sombras como veremos.

Natural de Granada, según Jesús de Perceval (4) (1980) y Guillermo Artés (5). Santos Elola (6) (1986) lo hace natural de Alhama la Seca. Francisco Salmerón López era de Alhama la Seca y nació en 1786, "hijo de José Salmerón, natural de Gádor, y de María López, natural de Alhama" (7), hermano de José, que murió con 23 años, y de Nicolás, que participó en los movimientos revolucionarios almerienses del liberalismo exaltado. Estudió la carrera eclesiástica durante nueve años en el Seminario de San

hija María (la mayor), la que al morir Doña Rosalía acoge y ayuda en sus estudios a Nicolás Salmerón. En 1822, también en Torrejón de Ardoz, nace su hijo Francisco, que llegó a ser ministro. De allí se traslada a Alhama en 1823 (10). Probablemente se vino a causa de los problemas que se le venían planteando con las autoridades absolutistas "en razón de sus ideas liberales" (11)

Fue hombre de entereza de carácter, aspecto que heredan su hijo Francisco y su hija María, y siempre fiel a sus ideas políticas por las que se jugó la vida más de una vez, como así lo hicieran sus hijos Nicolás y Francisco posteriormente. A pesar de su acendrado liberalismo, era hombre de profundas ideas religiosas y católico fiel, como toda su familia (12).

Don Francisco, muy versado en latín y de sólidos conocimientos en humanidades, debido a su larga formación en el Seminario de Granada, enseñó personalmente las primeras letras a sus hijos (y a otros muchachos del pueblo) a los que también inculcó sus ideas liberales, a la vez que enseñaba con el lema "la letra con sangre entra". Además, poseía una buena biblioteca donde sus hijos adquirieron una sólida base cultural. Cuando Basterreche (13) habla de su hijo Nicolás, dice: "en la entereza de carácter se parecía a su padre, por su natural físico, especialmente por sus ojos grandes y serenos, y por la presencia serena se asemejaba a su madre que tan pronto perdiera".

En la tarde del 29 de junio de 1824, festividad de los santos Pedro y Pablo, en el pueblo de Alhama hay "reuniones y bailes que alterarán la tranquilidad pública con voces subversivas y alarmantes tanto en dicha tarde como en domingos inmediatos....". En febrero de 1825 muchas de las personas que intervinieron en estos sucesos, y en los de agosto de 1824, se encuentran presas en la cárcel de Huécija. Uno de estos presos es el médico Don Francisco Salmerón, cuya firma consta en el documento en el que se otorgan poderes al escribano de Huécija, Bonifacio Navarro,"persona de arraigo y de toda su confianza...ayude y defienda en la causa criminal de oficio se sigue en este juzgado sobre suponerles alboroto y voces subversivas en el lugar de Alhama, por lo cual se hallan constituidos en prisión en la cárcel de ésta villa" (14) . En 1824 fue, por tanto, Don Francisco Salmerón uno de los principales incitadores a la rebelión de "Los Coloraos", conjurados en la intentona liberal para el ataque de Almería y que se incorporó a favor de los beneméritos patriotas que desembarcaron en la capital el año 1824.

Estos cincuenta hombres, se sabe, contaban con la colaboración de un grupo importante de constitucionales almerienses vinculados al intento, que vivían en la ciudad y en diversos pueblos del río Andarax. El centro de operaciones estuvo situado primero en Alhama y posteriormente en Huécija (15). La mayoría eran contrabandistas, comerciantes, pequeños y medianos propietarios y hombres de la pequeña burguesía ciudadana, entre los que se encontraba Don Francisco Salmerón. Tras el ataque fallido del día 13 y hacia los días 13 y 14 se reorganizaron en la Taha de Marchena, para el ataque a la ciudad de Almería

Por otro lado, ante la solicitud de adhesión del Ayuntamiento de Almería para levantar un monumento y conservar las cenizas de los patriotas que perecieron, 34 vecinos de Alhama aportaron la suma de 300 reales (de vellón), entre los que se encontraba Francisco Salmerón, que aportó 10 reales (18).

En Alhama continúa Don Francisco (la gente del pueblo le llamaba "Papá Frasquito") su labor como médico. Se levantaba al amanecer y, después de asearse y vestirse, comenzaba la visita a sus enfermos, visita que continuaba por las tardes después de una buena siesta, siempre acompañado por un bastón de estoque que le había servido en alguna ocasión para eludir a sus enemigos políticos. Vivía en una casa en el centro del pueblo que constaba de dos pisos y un patio posterior (19).

En 1835 un Don Francisco Salmerón aparece como miembro de la Diputación de Almería, como "diputado electo por los partidos para formar la Junta Provincial" (20).

El 10 de abril de 1837 nace su hijo Nicolás (1837-1908) en Alhama (21) , que fue bautizado con el nombre de Nicolás María del Carmen. Don Francisco y su esposa junto a toda la familia vivían en una casa de la calle que se llama hoy de "Los Salmerones", en cuya puerta existía una lápida que rezaba: "En esta casa nació el 10 de abril de 1837 D. Nicolás Salmerón y Alonso, gloria inmarcesible de la patria". La casa fue derribada y en su lugar se ha construido la Casa de la Cultura, propiedad del Ayuntamiento, habiéndose conservado de la misma sólo la puerta principal. Antes de esta fecha, el matrimonio había tenido 6 hijos más: María, casada con el médico de Almería Gaspar Molina Capel, Francisco, Rosario, Bárbara, José Luis y Margarita, que muere joven. Nicolás, pues, hacía el séptimo de los hijos de Don Francisco.

En 1837 se encontraba España bajo la Regencia de María Cristina. En ese año ve la luz la nueva constitución "que abría el camino a la clase media para llegar a la dirección política a través del Sufragio Censitario". En este tiempo, Alhama la Seca,

La numerosa prole de Don Francisco nunca fue abandonada por éste, que a pesar de algunas dificultades económicas estuvo preocupado en todo momento por ofrecer a cada uno de sus hijos la más exquisita y rígida -por qué no- educación. También les enseñó las primeras letras y procuró su formación en diversos colegios y seminarios, siendo las mujeres amas de casa. Francisco estuvo en el de San Bartolomé y Santiago de Granada y fue un abogado de fama en Madrid y también político muy importante (25). Y Nicolás, a quien su padre quiso orientarlo en 1850 hacia la carrera eclesiástica (26), a lo que -se dice- éste contestó que prefería ser mozo de labor a ser cura (27), se trasladó con nueve años a Almería para iniciar los estudios de bachillerato en el Instituto de Almería. Continuó los estudios superiores en Granada y Madrid. Fue licenciado en Filosofía y Letras, filósofo, periodista, orador, pedagogo (catedrático) y jurista, político, diputado y presidente de la I República Española cuando contaba sólo 36 años de edad.

En el verano de 1855 aparece en toda la provincia de Almería una de las varias epidemias de cólera que asolaba las poblaciones en ese siglo. Como consecuencia de ella Don Francisco perdió a su hijo José Luis, que era ya un abogado notable aunque sólo contaba con 29 años de edad. Murió en Alhama, por el afán de acompañar a su padre a atender a los contagiados de la epidemia.

Poco a poco va pasando el tiempo y don Francisco se va quedando solo en Alhama y, cuando faltó Barbárica, la hija soltera, que heredó el carácter dulce de su madre y que lo cuidaba, don Francisco se marchó a Almería a casa de su hija María. Ya había abandonado su profesión de médico en un ejemplo de honestidad a causa de no haber podido salvar la vida de una muchacha joven que se le murió.

Ya, próximo a su muerte, pudo ver como su hijo Nicolás es proclamado Ministro de Gracia y Justicia en febrero de 1873. Don Francisco recibe un telegrama de sus hijos Francisco y Nicolás que dice: "Acabamos de tomar posesión respectivamente, de los ministerios de Ultramar y de Gracia y Justicia y te abrazamos emocionados".Y, finalmente, pocos meses después, vio cómo su hijo Nicolás alcanzaba el más alto grado político que se podía conseguir, la presidencia de la I República.

En Febrero de 1873 muere su yerno, Gaspar Molina Capel, todavía bastante joven (56 años).Y, apenas unas semanas después, fallece de tuberculosis, con solo 23 años, su nieto Gaspar Molina Salmerón, hijo de aquél.

Había vivido Don Francisco el desgarro de una larga vida, con sus derrotas (muertes de su mujer y de sus hijos), con sus victorias (éxitos estelares de otros hijos) con sus luces y con sus sombras..., y murió el día 5 de abril de 1874, en Almería, en la casa de su hija María (31), siendo enterrado en Alhama, su pueblo natal.

profesión a su pueblo, hasta su muerte en 1874, y en Almería desde el año 1845, cuando Molina Capel comienza a impartir sus clases del Instituto, hasta su prematura muerte en 1872.

Gaspar Molina Capel nació en Gádor (Almería) el 14 de agosto de 1817. Bautizado con el nombre de Gaspar Antonio María de la Asunción, era hijo de Claudio Molina, natural de Gádor, y de Ana Capel, natural de Huércal. Sus abuelos paternos, Pedro Molina Aguilar y Ana Molina Cañizares, también eran de Gádor. Los maternos, Juan Capel y Joaquina de César Felices, eran de Huércal (32).

Una vida académica brillante preside su biografía, cuyos datos detallados hasta 1861 aparecen en la Relación de méritos y servicios que consta en su expediente personal como profesor y secretario del Instituto de Segunda Enseñanza de Almería (33). Estudió los cursos de bachiller en el Colegio de San Indalecio de Almería, entre los años de 1831 a 1836, año en que obtiene el grado de bachiller en Filosofía por la Universidad de Granada.

Comenzó en Granada los estudios de medicina en 1837, cuando en Alhama nacía Nicolás Salmerón, y los acabó en 1845 con la calificación de Nomine discrepante. Durante este tiempo -entre 1840 y 1843- cursó también tres años de química. Durante los años que permanece Molina Capel en Granada y luego durante toda su vida sufre indudablemente el influjo de médicos que podríamos llamar naturalistas, médicos de ideas progresistas y liberales por su afán de enlazar los estudios médicos con los estudios de las ciencias naturales: botánica, geología, mineralogía, hidrología, siendo el máximo exponente de esta corriente en Granada Montells y Nadal (34), que fue uno de sus profesores (35).

Alonso (nacida en 1820), hija del médico de Alhama, Don Francisco Salmerón López, y fijó su residencia en la calle Trajano, cerca del Instituto. Tuvo cinco hijos: Gaspar (1849-1873), Inés, Francisco, María e Isabel. Fue cuñado, maestro y preceptor científico del que fuera Presidente de la I República Española, Nicolás Salmerón. Molina Capel estuvo vinculado muchos años a la vida de Salmerón, interviniendo fundamentalmente en su carrera como político y como intelectual y catedrático. La vinculación de Molina Capel con Don Francisco Salmerón López, antes de casarse con María, se debía seguramente a que ambos eran médicos, casi paisanos y compartían ideas revolucionarias y ultraliberales.

Molina Capel (49), perteneciente al Partido Democrático. También formaban parte de dicha Junta el catedrático de instituto Francisco Arias de Reina, el catedrático González Garbín y otros (50).

El 28 de septiembre fondea en el puerto el vapor de guerra "Vigilante" con intención de incitar a la plaza a la sublevación. El disparo de un cañonazo, los vivas a la libertad y a la soberanía nacional, anunciaron al pueblo "que era llegada la hora de que Almería secundara el glorioso alzamiento de Cádiz" (51). La Junta actuó desde el 28 de septiembre hasta el 23 de octubre del mismo año, tiempo durante el cual fueron frecuentes las reuniones de la misma. En la del 30 de septiembre se acuerda nombrar otra comisión compuesta por los señores Molina Capel, Campello y Vilches para que, depurando los hechos ocurridos en el pueblo de Tabernas, presentar a la Junta los resultados que ofrezcan para acordar en su vista (52). En la del 20 de octubre se nombró a Molina Capel diputado provincial (53).

En junio de 1869 se promulga la Constitución de la Monarquía Española. Inmediatamente se procede -en junio de 1869-, a la renovación de diputados provinciales. Se declaran incompatibilidades, entre otros, a D. Gaspar Molina Capel, por ser catedrático de Instituto. La situación política había cambiado.

En octubre de ese mismo año fue nombrado director del Instituto, cesando en el cargo en febrero de 1971, para ser nombrado de nuevo en julio de 1972 (54). "Los años siguientes al 68 significan una decisiva liberalización de la opresión ideológica a que se había llegado por parte de los moderados, durante la mayor parte de la segunda mitad del reinado de Isabel II" (55).

En el ámbito nacional, el I I de febrero de 1873 Nicolás Salmerón encabeza un escrito dirigido a las Cortes pidiendo la abolición de la pena de muerte. El 25 de ese mismo mes Gaspar Molina Capel otorga testamento ante el notario Don Rosendo Abad (56).

Como escritor, Molina Capel fue autor de un Programa de un Curso Elemental de Agricultura (Imprenta La Crónica Meridional. Almería, 1865) y varias memoria sobre temas médicos (57), por lo que sabemos que compatibiliza la profesión de médico con la de catedrático de instituto. De estas memorias destaca la titulada "Memoria sobre los baños acidulo-salinos-sulfídricos de la villa de Lucainena de las Torres" (Imprenta de D.Antonio Cordero. En 4a, 37 págs. y dos estados. Almería. 1853).

Falleció de "fiebre tifoidea" en 27 de febrero de 1873 (a las II de la mañana) con solo 56 años de edad (58) (En la partida de defunción indica que su profesión es "catedrático" y "domiciliado en la Plaza de Santo Domingo").

Su hijo, Gaspar Molina Salmerón (1849-1873), que cursó muy brillantemente el bachiller en el Instituto de Almería entre los años de 1859 a 1865 (59). falleció de tuberculosis (60) a los 24 años de edad (apenas dos meses después de su padre), nada más haber obtenido el puesto de Auxiliar de la Cátedra de Historia Natural del Instituto (61), puesto para el que fue nombrado por el Claustro el 6 de marzo de 1873, tomando posesión el 27 de este mismo mes y falleciendo pocos días después, el 13 de abril (62).

No fueron pues muy felices para Doña María Salmerón Alonso estos años, quedando viuda y muñéndosele un hijo en escasos dos meses. Apenas un año después también moría su padre. Pero el 18 de julio de 1873 su hermano Nicolás era nombrado Presidente de la I República Española.