EL ECO DE ALHAMA NÚMERO 17

ALHAMEÑOS ENTRAÑABLES

 
Memoria de nuestros mayores:
Entrevista a Josefa Artés García
Guillermo Artés Artés
Antonia Amate Muñoz
Sentado en una mesa de camilla, en una casa humilde, que al entrar te traslada a los años 50, me reconforta hablar con una mujer que a sus ochenta y nueve años, mantiene el recuerdo de toda una vida dedicada a su familia y a sus amigos. Sufrimiento y bondad se reflejan en la cara de esta pequeña mujer, toda de negro, con su pelo blanco y su moño, que disfruta contándome su vida.

>¿Dónde naciste?

En Alhama, en 1906, el día 13 de Noviembre en la calle Santo Tomás.

>¿ A qué se dedicaron tus padres?

Mi padre a la agricultura y también fue minero y mi madre tuvo que irse a trabajar a la huerta de Salmerón, a la casa de D. Francisco Salmerón porque éramos cuatro hermanas.

Estuvo allí diecisiete años trabajando en la limpieza de la casa. Siendo yo muchacha joven ayudaba a mi madre en las tareas de la casa y acompañaba a doña Margarita Salmerón a hacer visitas en el pueblo.

>¿ Como era la vida de los niños en esa época?

Hacíamos muñecas de trapo, le hacíamos los ojos, le pintábamos los labios con una aguja y un trapico. Saltábamos mucho a la comba, jugaba con los chiquillos "al boli" (se ríe).

>¿Y a esto como se jugaba?

Se jugaba con un tabla donde se apoyaba un palo con dos puntas al que le dábamos con la mano y saltaba hacia arriba. Hacíamos "mecelenderos", hacíamos casicas con trastos viejos que buscábamos. Así era la vida, tocaban a la novena de San Antonio y allí que íbamos a cantarle a San Antonio y a dar tormento.

>¿Viviste muchos años en la calle Santo Tomas?

Sé que nací en la calle Santo Tomás pero no recuerdo vivir mucho tiempo allí. Después vivimos en la calle San Nicolás en la casa de mis primas, en la calle Bilbao, en la calle Canalejas y por último en esta casa de la calle San Nicolás donde nos instalamos

90 cumpleaños junto a sus dos hijos

definitivamente. Hasta los trece años, como mi madre trabajaba yo cuidaba mi casa y de mis tres hermanas y con esta edad me cambié a la calle Canalejas y yo empecé a ser más feliz porque vivía con una mujer que me quiso mucho.

>¿Cómo fue este cambio en tu vida?

Mira, en la calle Canalejas vivía un matrimonio sin hijos, ella era diabética y buscaba una muchacha para ayudarle en las tareas de la casa, pues ella se había arañado las manos limpiando barriles. Dieron conmigo y desde entonces me fui a vivir con mis tíos, pues así los llamaba ya que me querían como una hija.Yo los cuidaba, llevaba la casa para delante y les hice todo hasta los diecisiete años que murió mi tía y seis meses después mi tío.

>¿ y entonces tu familia?

Yo los visitaba todos los días. Mi padre estaba en Guadix trabajando y mi madre trabajaba en la huerta. Pero mi vida yo la hice con mis tíos hasta su muerte. Ellos fueron los que me dejaron esta casa donde vivimos en la calle San Nicolás.

>¿Entonces fueron para ti unos segundos padres?

Por supuesto que sí, ellos me quisieron mucho y yo a ellos.

>¿ Y la escuela Josefa, llegaste a ir?

A la escuela no fui.

>¿Entonces leer y escribir?

A leer y escribir aprendí porque vivía en esta calle Antonia "la Palaína", que daba lecciones y enseñaba a los que se quedaba atrasados en la escuela, a los que no podían ir a la escuela por el trabajo y de esa forma aprendí para defenderme un poco. Ahora no me importaría ir a la escuela pero ya pienso que para qué me sirve.

Josefa junto a su marido Gabriel y su hermana Antonia

>¿Qué tal lo pasabais los jóvenes?

Yo mi juventud no la pasé mal, me juntaba con amigas en los pocos ratos de ocio, y nos íbamos al Balneario donde Bernardo "El ciego" y algunos más se juntaban para tocar y nosotros bailábamos. Cuando oscurecía de vuelta a casa.

>¿Cuándo conociste a Gabriel, el que fue tu marido?

Desde pequeña nosotros teníamos el cortijo de "la Fuente Mete" y yo lo conocía de pasar por allí. El me llevaba nueve años. Siendo joven empecé a noviar con un muchacho que al poco tiempo se fue a la mili y la relación no duró. Después y pasado un tiempo, empecé mi relación con Gabriel, el que sería definitivamente mi marido y padre de mis hijos.Nos llevamos bien, fue un hombre bueno para mi, para su trabajo y para sus hijos.

>¿Cuándo os casasteis?

En febrero de 1930

>¿Cómo fue la Boda?

La mía fue una boda muy seria. Su madre murió joven, y su padre había muerto el año antes y nosotros nos casamos al año siguiente en febrero. Entonces te tenías que casar a las cinco de la mañana o a las once de la noche. Yo me casé a las cinco de la mañana (Se ríe).

>¿Entonces te levantarías a las cuatro?

Pues claro, ¡si me iba a casar! (Nos reímos juntos)

>¿Sería de noche?

Digo de noche, no había ni un alma en la calle. Pasamos el día, comimos en la casa de mi madre, sólo la familia. Hizo arroz con pollo y cuando oscureció cada uno a su casa y listo.

>¿Y el viaje de novios? ¡Ay Dios mío!, si no hubo ni fotos. Quince meses después en 1931 tuve a mi hijo Juan y dos años después a mi Gabriel.

>¿Cómo estaba el pueblo por entonces?

Muy pobre.

>¿Y España?

Recuerdo que me hablaban de que el Rey mandaba. Ví muchas fotos de él. Después la Dictadura de Primo de Rivera.

>¿Se celebraba San Nicolás Por entonces?

Claro que se celebraba. Hacíamos novenas a San Nicolás y la Inmaculada, a la Dolorosa, a San José, a la Virgen del Carmen y a San Antonio.

>¿Te ha gustado ¡a religión siempre? Siempre me ha gustado el tema de la religión.

Desde niña, estando don Sebastián, el cura, me gustaba ir a la iglesia. Pedíamos unas sillas pequeñas por las casas y nos sentábamos delante del Altar Mayor en fila todas las niñas; cuando hablábamos, don Sebastián, nos daba "mochicones". Mi padre entró mucho a la Iglesia. Fue "Discípulo de la Dolorosa" muchos años. También era Hermano de Ánimas, que entonces se llevaba. Era una Hermandad que había, y cuando se murió le llevaron los tres estandartes.

>¿Recuerdas la guerra de 1914 y la República?

Claro. Cuando la Guerra del 14, todo empezó a escasear. Quitaron las parras. Sobre todo escaseaba la harina para

Josefa Artés y su amiga Carmen Martínez en la faena de la uva.

hacer el pan. Nosotros los vecinos de la C/ Canalejas he de reconocer que no pasamos falta pues tenía el horno Tobalico Burgos, y este hombre hacía de madrugada una masa de pan sólo para los vecinos. Nos llamaba de puerta en puerta y nunca pasamos falta gracias a él. Cuando la República hicieron muchos mítines en la casa de Salmerón. íbamos todos los que queríamos saber algo más de cómo estaba la vida. Había una ilusión en conseguir algo bonito, pero como al momento entró la guerra, no hubo oportunidad.

>¿Cómo lo pasasteis durante la guerra?

Mal. Nosotros no sabíamos lo que era una guerra. Empezó a escasear la comida, la ropa, el trabajo, etc. Los hombres tuvieron que irse a la guerra y las mujeres nos pegamos a la tierra, a criar lo que podíamos para comer. A mi Gabriel se lo llevaron a la "Columna el Saco" a Granada, y yo me encargaba de la vega. Tenía una burra, y junto a mis dos hijos que eran pequeños, sembraba acelgas, garbanzos, etc., todos los días.

Afortunadamente no vimos nada de guerra en el pueblo, solo cuando bombardearon en Almería. Llamaban desde el Ayuntamiento y se llevaban a los hombres mas jóvenes, hasta que por último fueron los mayores en la "Columna El Saco" donde fue mi marido. Escribió una carta en ocho meses. Nosotras mirábamos frecuentemente el periódico para ver las bajas que había. ¡Siempre intranquilas!.

Nosotras teníamos que sacar la familia hacia adelante. Muchas veces íbamos a "Pedro Martínez", en Granada, donde llevábamos trigo y nos lo cambiaban por harina ya molida. Otras veces con tres gallinas hasta Benalúa de Guadix para cambiarlas por azúcar. Todo funcionaba con intercambio para poder comer.

Cuando se liberó la guerra, nos pilló en Jódar (Jaén), pues íbamos a por aceite a Torredonjimeno. Cuando llegamos a la fabrica del aceite no nos cambiaron nada pues ya estaba todo requisado.

Nos volvimos andando hasta el pueblo pues ningún tren venía para Almería. Mi marido volvió de la guerra un día antes que yo, también andando.

>¿Cómo fue vuestra etapa en el Servalillo?

Cuando acabó la guerra y viendo que la cosa estaba tan mal, seguíamos en la Fuente el Moral, pero no podíamos vivir. Fue por lo que decidimos cambiarnos al Cortijo del Servalillo. El día de Año Nuevo de 1944 amanecimos en el Servalillo. Debido a unas fuertes lluvias que hubo en esos días todo quedó bastante mal. Nos veíamos en un sitio nuevo, casi sin medios, y dispuestos a afrontar una nueva vida.

Tuvimos la suerte de tener como vecino a José "El Guse" y su familia en Gatuna. El primer día, que apenas teníamos para comer, apareció con un cesto en el que traía patatas, manteca, y otros alimentos, algo que agradeceríamos toda la vida. Con el tiempo mis hijos cuidaron las cabras junto a los suyos.

>¿Aquello era un cortijo de mucho paso?

Este era el paso de la mayoría de la gente. Era época de estraperlo y la gente que venía del Marchal y Enix, pasaban todos por allí.

Allí hemos ayudado a todo aquel que se acercó a nuestra puerta. Mientras en mi casa hubiera algo que comer, las puertas estaban abiertas. ¡Cuantos vasos de leche hemos bajado a la fuente para personas que llegaban exhaustos de hambre!

Trabajamos los cuatro muy duro durante catorce años en el Servalillo.

>¿Y después?

Ya en el año 1958 cuando tuvimos la tierra en Alhama nos vinimos para el pueblo, a vivir a la misma casa de la calle San Nicolás, donde vivimos desde entonces.

La vida continuó con sus alegrías y penas, mis hijos se casaron, mi marido murió y aquí seguimos viviendo al igual que cualquier familia normal del pueblo.

De esta forma resumo lo que fue una estupenda tarde escuchando a una persona, repleta de experiencias, contar su vida marcada por la dureza de las primeras décadas de nuestro pasado siglo XX. Hoy cuando publicamos esta entrevista nueve años después, Josefa continúa entre nosotros a sus noventa y siete años. Esperamos verla muchos más.