EL ECO DE ALHAMA NÚMERO 16

VIDA SALUDABLE

 

Tabaco y salud

Dr. Jacinto Ferrer Escudero
Cardiólogo
En números anteriores, con el título: "Factores de riesgos cardiovasculares" se iniciaba una serie de artículos dedicados a analizar la incidencia de cada uno de los principales factores de riesgo modificables que de forma tan directa inciden en esta enfermedad, considerada hoy como primera causa de muerte, tanto en hombres como en mujeres.

Está completamente demostrado que el tabaco es malo para la salud: favorece la aparición de cáncer, produce enfermedad pulmonar y aumenta el riesgo de infarto de miocardio y otras enfermedades cardiovasculares.

Fumar es la primera causa de mortalidad evitable, originando en España unas 55.000 muertes al año. Además del sufrimiento que originan, no se puede olvidar que la asistencia de las enfermedades producidas por tabaco consume una parte importante del presupuesto sanitario. Los cigarrillos con bajo contenido en nicotina y alquitrán no disminuyen el riesgo.

Hasta 1950 no se sabía el daño que el tabaco podía originar y estaba de moda fumar. Era costumbre que los hombres fumaran, lo hacían el 55 % de ellos. Los cambios culturales, sociales y laborales de la segunda mitad del siglo propiciaron que la moda de fumar se extendiera a las mujeres. En los últimos años se ha estabilizado el número de fumadores en torno al 42 % de los varones y 27 % de las mujeres. El 90 % de los fumadores comienzan a fumar en la adolescencia, a pesar de que inicialmente no resulta agradable, con frecuencia por razones de imagen y conductas de grupo.

El consumo de cigarrillos es un patrón de conducta complejo. Aunque la mayoría de los fumadores desearían dejar el tabaco, muchos continúan fumando porque la nicotina es una sustancia muy adictiva y dejar el tabaco es difícil. Por ello, además de intentar que los fumadores abandonen su hábito, es fundamental y más eficaz el esfuerzo destinado a que los jóvenes no se inicien. Es perfectamente posible disminuir el número de fumadores: ahora la sociedad está mas sensibilizada para cuidar la salud, la divulgación del daño que el tabaco origina es amplia, fumar está menos de moda y tiende a considerarse un hábito desagradable.

Los niños y adolescentes deben conocer los problemas de salud que el tabaco puede originar, el poder adictivo del tabaco, las influencias sociales que conducen al tabaquismo y las habilidades adecuadas para rechazarlo. La familia, la escuela y los medios de comunicación juegan un importante papel. Se debería evitar la publicidad y otras formas indirectas de estimular su consumo. Habría que resaltar los aspectos positivos y saludables de no fumar y conseguir que el tabaco tenga la imagen negativa que se merece: se pierde calidad de vida fumando. se crea una dependencia que nos hace menos libres y disminuye la tolerancia al esfuerzo. El adolescente se preocupa menos por problemas de salud que se manifestarán 30-40 años mas tarde, resaltar los efectos desagradables y antiestéticos, como la tos, el olor, la coloración de los dientes, pueden ser argumentos adicionales. Que los padres no fumen posiblemente hará mas probable que los hijos no lo hagan.

Además de las medidas de prevención, es importante ayudar a que los actuales fumadores consigan dejar de fumar. Se suelen aceptar las siguientes posibles fases o posiciones del fumador respecto a su hábito de fumar:

PRECONTEMPLACiON: No se plantea dejar de fumar.
CONTEMPLACIÓN: Se plantea dejar de fumar pero no está decidido a hacerlo en un plazo corto. Es consciente de los riesgos en cierta medida pero "está pensándoselo".
PREPARACIÓN: Está más decidido y preparándose para hacerlo en un plazo inmediato, de días o pocas semanas.
ACCIÓN: ha dejado de fumar. Durante este periodo que dura unos 6 meses el riesgo de recaída en alto: 65 % en los tres primeros meses y 10 % en los 3 meses siguientes, después es progresivamente menor.
MANTENIMIENTO: Mantiene la abstinencia. Es importante que siga motivado, se esfuerce en evitar la recaída y no cometa excesos de confianza ya que un solo cigarrillo podría hacerle volver. Se considera que este periodo dura unos 5 años, a partir ese plazo la posibilidad de recaída es baja.
RECAÍDA: Vuelve a fumar después del intento. Esto puede desanimarle; se le debe ayudar a analizar y comprender las razones de la recaída y a hacer planes para el próximo intento.
FINALIZACIÓN: Desaparece la tentación.

El conocimiento de estas fases puede ayudar a comprender la situación y el tipo de ayuda personalizada mas adecuada en cada momento. La dificultad que un fumador experimenta en el proceso de dejar de fumar es directamente proporcional a su dependencia del tabaco e inversamente proporcional a su motivación para abandonarlo.

Los beneficios de dejar el tabaco son inmediatos y sustancíales y el riesgo de enfermedad futura será muy similar al no fumador. Además se encontrará mejor en muchos aspectos, capacidad física, sensación de bienestar, recuperar sabores y capacidad olfativa, menos catarros bronquiales y tos etc. Quizá haya que aconsejar a las personas preocupadas por la posibilidad de aumentar de peso al dejar de fumar, la forma de disminuir este efecto: combatir la sensación de hambre bebiendo agua o líquidos con pocas calorías, disponer de tentempiés bajos en calorías, hacer ejercicio y utilizar parches de nicotina y/o Bupropion.

DEJAR DE FUMAR. LA ESTRATEGIA

El punto de partida básico es querer dejar de fumar. No hay que dejarse desanimar por fracasos anteriores. La mayoría de los que lo consiguen han fracasado antes.

.- Establecer la fecha de retirada, en un plazo que debería ser inferior a 10-15 días. La reducción progresiva en esos días previos puede ser un método válido.

2.- Prepararnos para dejar de fumar: Es bueno elaborar una lista de motivos, establecer un compromiso con personas allegadas, aumentar el nivel de ejercicio físico etc. Debemos conocer que durante algunos días o semanas el síndrome de abstinencia nos puede producir algunos síntomas como ansiedad, irritabilidad, aumento del apetito, deseo imperioso de fumar. Son síntomas pasajeros, por intensos que parezcan y si otros los han superado, igualmente los vamos a vencer nosotros.

3.- Supresión total del tabaco. Llegado el día decidido suspenderá completamente el tabaco. Evite las circunstancias que asocia con fumar: café o copa en la sobremesa, cerveza etc. Tome abundante fruta, haga mas ejercicio, puede utilizar boquilla de mentol o chupa-chups sin azúcar. Piense que cada hora que pasa es un éxito. Los deseos compulsivos de fumar ceden en segundos o pocos minutos, realice cualquier actividad para estar ocupado y distraerse en ese momento.

Si no está seguro de triunfar solo con sus fuerzas recurra a la ayuda farmacológica que aumenta las posibilidades de éxito. Estas opciones son mas necesarias en enfermos complejos con alta dependencia, fracasos previos, tendencia depresiva o personalidad ansiosa. Hay dos opciones: terapia sustitutiva con nicotina y Bupropion. La nicotina se administra en chicles, inhaladores o parches que se aplican en la piel y se cambian a diario. El Bupropion (Zyntabac) es un fármaco muy útil aunque algunas personas lo toleran mal, debe tomarse bajo control médico y tiene un riesgo muy bajo de convulsiones por lo que no deberían tomarlo personas con epilepsia, traumatismo craneal previo y alcoholismo. Los mejores resultados se consiguen asociando esta medicación con los parches de nicotina.

En el fumador que tiene alguna enfermedad cardiovascular, pulmonar o diabetes, el abandono del tabaco es fundamental para evitar el empeoramiento progresivo o las complicaciones de la enfermedad. Los profesionales de la sanidad deberían dedicar el tiempo suficiente a estos pacientes para que comprendan que fumando vivirán menos y vivirán peor. Dejar de fumar puede ser menos difícil para estos pacientes que tienen una motivación mayor. Para mejorar su salud, nunca podrá hacer nada con efectos superiores a dejar de fumar: anímese a intentarlo.