Fernando de Castro, que, entusiasmado por el esplendor,
la fuerza y el fondo de sus dotes de orador, dejó escrito
"como memoria que ha de ser desde hoy del primer discurso
del "filósofo" que ha tomado asiento en el Congreso Español."
Para Salmerón la filosofía responde a una necesidad real
básica de la especie humana, es el producto al que ésta
ha llegado como fruto de su evolución y marcha progresiva
por la historia. Es una herramienta con la que el hombre
concluye sobre la tierra su afán de vivir humanamente; el
instrumento con el que remata su dominio sobre la naturaleza
y reafirma su autonomía relativa, no ya sobre sí mismo sino
sobre la misma divinidad.
Para la comprensión del pensamiento salmeroniano, el autor
analiza de forma minuciosa y profunda el concepto que Salmerón
tuvo de la filosofía y la evolución de su percepción sobre
la misma a través del tiempo.
Decía Salmerón que el filósofo se afana por elevarse a
la síntesis del pensamiento y la existencia en su expresión
real que el Universo revela y ve la razón de la evidencia
del supremo principio de la ciencia y de la vida. Señala
que el Dios de sus disertaciones filosóficas es el Dios
de los filósofos, el Dios aristotélico, el motor inmóvil,
el Dios de la razón y de la ciencia. Se precisa, además,
que Salmerón lo que intentó reflejar en su conducta pública
y privada fue ese principio de que sólo se podía realizar
nuestra esencia, cumplir nuestro bien fundando nuestra personalidad
sobre la base de la ciencia primera, luz suprema del espíritu
que todo hombre debe reflejar en su vida.
Con el transcurrir del tiempo, su pensamiento fue evolucionando
desde el racionalismo especulativo y espiritualista de su
juventud hacia otro racionalismo en consonancia con la mentalidad
positiva de la segunda mitad del siglo XIX.
En el apartado denominado la filosofía como "ars vitae",
el autor nos lleva a la reflexión sobre el papel trascendente
que daba Salmerón a la filosofía, como impulsora de la pedagogía
social y fuente de una ética civil. Para Salmerón la filosofía
era un medio para enseñar al hombre la ciencia misma
de la vida, la verdad fundamental que podemos considerar
como el ideal supremo con la plenitud del carácter divino.
Entendía que la filosofía no venía a ser otra cosa que la
medicina del alma individual y social.
Filosofar para humanizar; para contribuir al ennoblecimiento
y mejora de la sociedad. La filosofía como fuerza cultural
de liberación y regeneración humanas, la filosofía como
forma de vida. Es este el significado más profundo de
filosofía que tenía Salmerón como instrumento de transformación.
Finalmente, el profesor Heredia analiza el espacio que
ocupa el pensamiento de Salmerón en la filosofía española
y señala que, aunque no existe aún un estudio profundo y
concluyente sobre su relevancia en este campo, es reconocido
que Salmerón como filósofo contribuyó notablemente a la
denominada "edad de plata" del pensamiento español.