EL ECO DE ALHAMA NÚMERO 13 |
Ecología y Medio Ambiente |
LAS PLANTAS DE
NUESTRO ENTORNO
Su uso medicinal y culinario
Pedro Cano
NATUROPATA Y ESAGIRISTA
En la antigua China se contaba una historia relativa a un joven médico que recibió el encargo de su maestro de encontrar una sola planta que no tuviese propiedades medicinales. El joven se puso en marcha, recorrió valles y montañas; praderas y desiertos y al cabo de varios años regresó desolado. Maestro, he fracasado en mi empeño, dijo. He indagado, estudiado, incluso probado todas las plantas que me he encontrado en mi peregrinaje y no fui capaz de encontrar una sola planta que no tuviese propiedades medicinales. El maestro, lejos de recriminarle por su fracaso, le reconoció como uno de sus mejores discípulos.
Sirva esta historia como introducción a lo que espero se aun viaje apasionante por el mundo de las plantas medicinales. Nos viene a demostrar que no existe una sola planta por humilde que sea que no tenga propiedades beneficiosas para cualquier ser, sea animal o humano, ya sea como alimento o como medicamento.
No se puede negar que los avances de la medicina han servido para resolver multitud de problemas que en el pasado hubiesen significado la muerte. Sin embargo hay un hecho que reconocen incluso las autoridades sanitarias: el setenta por ciento de los productos que fabrica la industria farmacéutica son inútiles o poco efectivos.
Se impone por tanto un cambio de visión. Es necesario que recuperemos la capacidad de gestionar nuestra salud de forma autónoma y recatemos del pasado recursos que la naturaleza nos entrega generosamente para tratar dolencias que no necesita de la intervención del profesional de la salud. Ya no sabemos qué hacer cuando nuestro hijo tiene fiebre. Nos asustamos cuando alguien tose en casa. No sabemos resolver una diarrea. No sabemos dar un masaje para resolver dolores de espalda. Hemos perdido totalmente la capacidad de ser autosuficientes con nuestra salud. Debemos conseguir con una auténtica cultura sanitaria que las salas de urgencias de los hospitales estén solo para eso, para las urgencias: un infarto, una pierna rota, un accidente, una complicación en el parto (que por otra parte habría que volver a hacerlo en casa), etc. ¿Utopía? Probablemente. Pero parafraseando a no me acuerdo quien, el siglo XXI será utópico o no será.
¿Y como podemos comenzar a hacer posible la utopía? Conociendo nuestro entorno. Todavía, aún, mientras el avance de la agricultura intensiva, irracional, tóxica y depredadora lo permita, vivimos en un espacio que nos ofrece miles de medicamentos gratuitos, sin fecha de caducidad, sin (demasiados) efectos secundarios, sin patente (todavía) y en permanente renovación de stock (como mínimo, cada año).
Pero basta ya de preámbulos y comencemos nuestra andadura con cada uno de los seres más cercano a nosotros:
El Olivo |
Quizás sorprenda que este hermoso árbol sea el primero de lo que sin duda será un apasionante recorrido por lo que alguien dio en llamar la "botica del Señor". Lo he elegido por que es emblemático de la cultura mediterránea y porque es bien conocido por todos nosotros aunque quizás no lo suficiente. De él se usa la corteza, las hojas, las aceitunas y por supuesto el aceite.
El aceite es un medicamento de primer orden desde la más remota antigüedad. Es un buen laxante tomando una cucharadita en ayunas. Ese mismo aceite mezclado con yema de huevo calma el dolor de las quemaduras y es además un excelente producto de belleza nutriendo y protegiendo la piel y el cabello. En futuras aportaciones os hablaré del aceite como vehículo para multitud de plantas. Por ejemplo, aceite de romero, aceite hipérico, aceite de caléndula hasta llegar a poder crearos vuestro propio armario de cosmética casera.
Pero tan importante como el aceite, lo son sus hojas. Aunque cuando me refiero a las hojas del olivo, siempre prefiero a su hermoso antepasado el acebuche, del que gozamos varios ejemplares cerca de Alhama. Al ser un olivo silvestre, sus propiedades medicinales son más potentes.
Las hojas del olivo usadas en infusión regulan la tensión arterial, sobre todo si se combinan con las flores de otra planta bien interesante y de la que también hablaremos: el espino blanco o majuelo. Además se ha demostrado que su uso refuerza las defensas y previene y cura muchos procesos infecciosos. También actúa contra la fiebre y aumentan la producción de orina.
La corteza actúa como cicatrizante en heridas y expulsa lombrices intestinales.
Recetas |
Cura estacional para desintoxicar el hígado |
Este es nuestro remedio tradicional que permite mantener nuestro hígado en buen funcionamiento y ayuda a resolver gran cantidad de problemas digestivos y circulatorios. Mantiene a raya el colesterol y puede eliminar muchos dolores de cabeza.
Batir y tomar en ayunas durante 14 días al comienzo de cada estación. Es muy recomendable realizar la cura durante el creciente lunar.
Bálsamo de samaritano:Excelente para heridas, llagas, quemaduras y úlceras cutáneas. |
Mezclar a partes iguales: aceite de oliva, vino blanco y clara de huevo. Batir y usar a discreción en las partes afectadas.
Para el pelo: |
Masajear el cuero cabelludo todas las mañanas con aceite de oliva, suavemente y dejar reposar unos minutos antes de ducharse. Si ha quedado muy grasiento puede usarse un champú neutro. Este masaje además es extraordinario para la tensión nerviosa y el estrés, sobre todo si nos lo dan
Pomada casera de aceite de oliva: |
Mezclar al baño maría una parte de cera virgen y tres partes de oliva virgen. Cuando se ha disuelto la cera, dejar enfriar removiendo de vez en cuando.
Esta pomada es extraordinaria para piel seca, grietas, eccemas, piel irritada, etc.
Granado |
Otra planta muy cercana a nosotros es el granado. Aunque fue introducida en nuestro país desde India y Persia por los árabes precisamente por sus virtudes medicinales, en la actualidad sólo es apreciado por sus frutos, que de por sí son ya un importante medicamento.
Flor del Granado |
Del granado pueden usarse la raíz, la corteza, las flores, los granos del fruto y el propio jugo. La corteza de la raíz elimina parásitos intestinales. La corteza del árbol y del fruto controlan hemorragias y son antidiarréicas. El fruto y sobre todo sus semillas ataca de forma muy activa a la tenia o solitaria. El zumo es refrescante y se usa para gastritis y acidez de estómago. Si el zumo está agrio es excelente para bajar la fiebre. Cuando se concentra, se conoce con el nombre de granadina y combate eficazmente la tos como un jarabe natural: |
Recetas |
Parásitos intestinales |
Corteza o raíz de granado: un puñado en medio litro de agua. Cocer hasta que reduza a la mitad. Tomar en tres veces, cada media hora.
Cólicos o diarreas: |
Un puñado de corteza de granado en un litro de agua. Cocer durante 20 minutos y beber cuatro tazas al día.
Enjuague bucal par encías inflamadas e irritadas |
En medio litro de agua hirviendo, un puñado de flores de granado dejado en infusión durante una hora. Colar y usar para enjuagues. Sirve también para gargarismos en caso de inflamación de garganta.
Gastritis y fiebre: |
Exprimir el jugo de la granada haciendo unos cuantos agujeros en la base del fruto y estrujándolo. Una vez extraído el zumo, aromatizarlo con un poco de canela en polvo y endulzar con miel. Es también un excelente refresco para días calurosos.
Rosal Silvestre |
Como habréis podido observar me estoy centrando en aquellas plantas que cualquiera puede reconocer de inmediato. El rosal silvestre, como sin duda sabréis, produce en esta época un frutito de color rojo llamado escarmujo y que es extraordinariamente rico en vitamina C. En muchos lugares de Europa donde los cítricos son escasos, es muy común usar la pulpa para hacer mermeladas que con un delicioso sabor agridulce, nos preparan para el invierno. Si os animáis a usar estos frutos tened la precaución de eliminar los pelitos que encontrareis al abrirlo, ya que son muy irritantes.
También se usan la raíz y las hojas como antidiarreicos en decocción.
Cuando llegue la primavera, podemos recoger las flores y secarlas. Con ellas vamos a poder fabricar algunos de los siguientes remedios:
Líquido para quemaduras, picaduras de insectos y urticaria: |
Hervir medio litro de vinagre de vino de buena calidad y verterlo en una botella con un puñado de pétalos de rosal silvestre frescos. Tapar la botella y ponedla al sol durante 15 días. Filtrar y guardar. Se usa empapando un algodón y poniéndolo en la parte afectada.
Para la inflamación de los ojos: |
10 gramos de flores en medio litro de agua hirviendo. Reposar media hora y filtrar. Usar con compresas o para lavado de ojos.
Romero |
La siguiente planta de entre las que podemos encontrar en nuestros paseos es el romero, otro viejo conocido de la medicina popular. Por su abundancia ha sido usado desde la más remota antigüedad para múltiples dolencias. Preferiblemente son usadas las sumidades floridas, es decir, las partes tiernas de las ramas que poseen flores.
Tiene propiedades estimulantes en casos de cansancio crónico; mejora la memoria, es digestivo, estimula el funcionamiento del hígado y estimula el apetito. Dado sobre la piel mezclado con aceite o con alcohol (el famoso alcohol de romero), es antirreumático y mejora la circulación aportando calor en tiempo frío. Además, el alcohol de romero se ha usado contra la caída del cabello por el efecto estimulante de la circulación sanguínea. Como aromática y condimentaria es suficientemente conocida por usarse en la cocina para guisos y salsas.
Formas de uso |
Alcohol de romero: |
La forma más sencilla es llenar un tarro de romero fresco y cubrirlo de un aguardiente de buena calidad dejándolo en lugar cálido durante 15 días y filtrar.
Puede usarse para friegas en articulaciones doloridas, lumbagos provocados por el frío y la humedad y en golpes.
Aceite de romero: |
Llenar un tarro de romero fresco y cubrir con aceite de oliva virgen. Dejar al sol durante 40 días y colar. Puede usarse en golpes, como protector y desinfectante de heridas y llagas y para masaje en reuma y articulaciones doloridas. En tiempo frío previene enfriamientos si se usa para masajear los pies.
También puede usarse como condimento en ensaladas y guisos.
Normas generales para el uso de las plantas medicinales: Para hacer una infusión de cualquier planta medicinal podemos seguir las siguientes pautas: En el caso de flores u hojas tiernas: Un puñado en un litro de agua hirviendo, apartar del fuego y dejar reposar durante media hora. Colar y tomar una taza 3 o 4 veces al día. En el caso de cortezas, raíces o semillas: Un puñado en litro y medio de agua. Cocer hasta reducir a un litro, dejar enfriar y colar. Tomar de 3 a 4 tazas al día. Siempre es preferible endulzar lo menos posible para no alterar el sabor y las propiedades de la planta que estemos usando. |
En próximas entregas os hablaré de plantas menos conocidas pero que procuraré acompañar con descripciones o fotografías que os sirvan para reconocerlas. Muchas están en nuestras acequias como la verbena, el hipérico, el meliloto, otras están en los campos como la ajedrea, el tomillo, las mentas, la salvia, etc. Y algunas las usamos en casa como la albahaca.
Por no hablar de las especias, que no sólo sirven como condimento sino que bien usadas pueden transformarse en verdaderos medicamentos caseros.
Espero que esta aventura que comenzamos juntos sea de vuestro agrado y os estimule para seguir profundizando en este maravilloso mundo.
Un saludo a todos los lectores y hasta pronto.