EL ECO DE ALHAMA NÚMERO 12 |
HISTORIA |
Rituales, ceremonias y símbolos. La masonería en Alhama en los siglos XIX y XX. |
Mª Carmen Amate
Licenciada en Historia.
Departamento de Historia del Instituto de Estudios Almeriense.
La memoria histórica es una forma de justicia moral
Pocas manifestaciones del ser humano a lo largo de la historia han sido tan denostadas como la Masonería. El oscurantismo que rodeaba sus principios y su filosofía, los rituales y la actividad secreta desarrollada por sus miembros hicieron de ella un movimiento considerado "casi innombrable", al que había que referirse en voz baja y sin apenas conocimiento del tema. Nos hallamos ante el famoso "contubernio judeo-masónico-comunista" acuñado por el franquismo, con el que se trataba de justificar todos los acontecimientos adversos que aquejaron al país durante un largo período de tiempo. El desastre de 1898 con la pérdida de las colonias americanas(1), incluso la proclamación de las dos Repúblicas o la propia guerra civil, encontraron su justificación en dicho movimiento.
Los Alhameños, no sin cierto pesar en determinados periodos históricos, han sufrido durante más de un siglo el calificativo de "masones" con todas las connotaciones negativas que envolvían este concepto. En Alhama la Logia Salmeroniana con casi ochenta miembros fue una de las logias más activas de la provincia y, probablemente una de las que mantuvo su actividad durante más tiempo.
El sistema democrático, instaurado en España a partir de la muerte de Franco, propició la legalización de la Masonería en 1979 poniendo fin a un período de casi 150 años de persecuciones y "demonización" de la institución masónica. Hoy, con la llegada del siglo XXI, surgen tímidamente una serie de iniciativas encaminadas a restituir la rehabilitación moral de los masones y de la Masonería. Así lo ha hecho el Parlamento Catalán al aprobar una proposición no de ley en la que se reconoce el papel de los masones en la historia de España; también el homenaje previsto en el Congreso de los Diputados ante un importante número de masones de toda España con el fin de subsanar, mediante la presentación de una proposición no de ley, las miles de injusticias cometidas contra ellos desde la publicación de la ley de 1939 que ilegalizaba la Masonería.
Después de muchos años de obligado silencio se inicia en España, en la década de los años sesenta, una nueva corriente de investigación centrada en el estudio de la Masonería. Surgen a partir de estas fechas una serie de trabajos que aportan las primeras luces acerca de estas sociedades secretas que proliferaron en diferentes puntos de la geografía española, en especial durante el último cuarto del siglo XIX y el primero del pasado siglo XX. Ha sido, sin duda, el profesor Ferrer Benimelli (2) la figura más destacada en la investigación de esta corriente historiográfica y a él debemos numerosos trabajos, producto de su propia investigación en unos casos, resultado de la organización de foros de debate y encuentros entre investigadores, en otros.
El resultado final nos ha permitido el conocimiento de la masonería en España durante un amplio espacio de tiempo y, lo que es más interesante, la desmitificación del fenómeno masónico y el reconocimiento para tantos y tantos españoles, que acusados de conspiradores, sufrieron la intransigencia de unos regímenes totalitarios.
Si bien las investigaciones de Ferrer Benimelli fueron el punto de partida, pronto se inician una serie de trabajos que nos han permitido conocer la situación de esta institución en Andalucía y en Almería (3). Es el caso de María Pinto Molina que nos aporta una visión de la masonería almeriense a finales del siglo XIX, de los trabajos del profesor Martínez López sobre la relación entre republicanismo y masonería y del estudio más reciente de José Leonardo Ruiz Sánchez acerca de esta institución ya en el pasado siglo XX.
Una aproximación al concepto de Masonería
En Almería: Cinco siglos de historia. Ayuntamiento. Diputación Provincial (1990) |
Se ha definido la Masonería como una "sociedad secreta extendida
por diversos países del mundo, cuyos miembros, agrupados en logias,
profesan la fraternidad y ayuda mutua, se reconocen mediante signos y emblemas
"(4)
Es esta, una más, entre otras muchas definiciones que sobre este
concepto se han elaborado con el transcurrir de los siglos. Todas ellas
muestran unos rasgos recurrentes definidos como principios por algunos autores
(5):
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Acudimos una vez más a los trabajos de Ferrer Benimelli para tratar de profundizar algo más en este concepto:
"La masonería supuso la implantación de un fenómeno inédito en el seno de una sociedad en la que la vida se movía en unos puntos inalterables: familia, parroquia, gremios, privilegios, costumbres la masonería rompió con este cuadro ampliando la sociabilidad democrática ( ) era una sociedad secreta porque no era oficial, no estadista, y en consecuencia privada del reconocimiento del Estado. Es decir, ilícita, por lo tanto ilegal y prohibida".(6)
A ello habría que añadir que si sus fundamentos tenían como base la tolerancia, la igualdad, la fraternidad y la libertad, no es extraño que chocasen frontalmente con la sociedad establecida en el Antiguo Régimen caracterizada por ser una sociedad rígidamente estructurada en clases o estamentos y basada en privilegios.
Masonería
operativa,masonería especulativa o simbólica.
Orígenes y evolución.
Existe una gran controversia a la hora de tratar de situar los orígenes de la masonería. Para unos autores su origen habría que buscarlo en Grecia o Egipto, para otros, no fue más que el resultado de una maquinación del pueblo judío para acabar con la religión católica. En la actualidad, la versión más extendida da por cierto que sus orígenes proceden de la actividad de los antiguos constructores de catedrales durante la Edad Media que, agrupados en gremios, gozaban de una serie de privilegios y conservaban y transmitían los secretos de su oficio.
Esta primera fase, denominada Masonería operativa, se desarrolló durante todo el Medievo (siglos X-XV). Su fundamento era el trabajo físico y la utilización de las herramientas propias de los constructores y albañiles. Esta masonería operativa fue evolucionando, dejando atrás la actividad física que le era propia para centrarse en los conceptos. Surge así la Masonería especulativa o simbólica, entendida como el método que permite al individuo conocerse, y conocer mejor a sus semejantes, utilizando para tal fin las herramientas propias del oficio de manera simbólica. Se integran, además, entre sus filas otros miembros ajenos a la actividad constructora. La creación de una Constitución que recogía sus principios, ceremonias y rituales, marcará definitivamente las bases de la Masonería especulativa o simbólica.
Siguiendo a Ferrer Benimelli no se puede hablar de Masonería en España como grupo estructurado durante el siglo XVIII, sí como un movimiento no organizado de masones y fija como la primera logia española la fundada en Madrid en Febrero de 1728 por personas extranjeras; en Andalucía recoge ciertas referencias de la creación de una logia en Gibraltar en 1729 (7).
Simbolos más significativos utilizados en los rituales.
Cambio 16, Nº 1536
Un nuevo empuje recibe esta institución durante los primeros años del siglo XIX con la invasión de España por los ejércitos franceses. " las sociedades secretas tan favorables a la propagación de las ideas de los novadores, no hubieran penetrado aun en esta tierra privilegiada, que no conocía el furor de las revoluciones, al no haber suscitado la Providencia a un hombre para castigo del género humano, que en el año 1808 no solo nos hizo una guerra desoladora con las armas, si no que nos introdujo la peste moral, que tanta sangre costara a nuestros vecinos y aliados" (8). Con las tropas francesas penetran nuevas corrientes de pensamiento y surgen diferentes logias masónicas en Andalucía, Cataluña y País Vasco, dotadas ya de una clara estructura organizativa. Especial relevancia desempeñó Cádiz, cuna del liberalismo, a comienzos del XIX, en la implantación y desarrollo de la masonería simbólica. Los ideales de igualdad, libertad y fraternidad que abanderaron la Revolución Francesa en el vecino país en 1789, se propagan por España suscitando la más dura represión de los gobiernos del Antiguo Régimen.
A estos planteamientos responden las persecuciones sufridas durante el reinado de Fernando VII y el de Isabel II más tarde. Ya en los últimos días del Trienio Constitucional la Gazeta de Madrid publicaba un amplio artículo bajo el título El masonismo descascarado tratando de establecer, además, la identificación entre la masonería y judaísmo. "El Masonismo es el Judaísmo enmascarado bajo aquel nombre. Por consiguiente todos los Judíos son Masones o liberales por naturaleza ( ) la guerra declarada de los Masones a los tronos y al altar se dirige a conseguir sus depravados u locos intentos, que consisten en reducir al mundo aun solo rey y a un solo rebaño, como quieren los Judíos"(9).
La Revolución de 1868 marcará un punto de inflexión a lo largo de un periodo de represión. La apertura iniciada a partir de estas fechas significará para la masonería un periodo de intenso desarrollo, amparado en un marco legislativo liberal que sienta las bases adecuadas para su máxima expansión. La Ley de Asociaciones de 1887 supone por vez primera en su historia la posibilidad de legalizar la situación de esta institución. Asistimos en el último cuarto del siglo XIX al nacimiento de un importante número de logias. Andalucía y con ella la provincia de Almería viven intensamente este renacer.
Iglesia
y Masonería.
Un enfrentamiento continuado.
La falta de entendimiento entre la iglesia católica y la masonería ha sido una constante en su historia. Desde la más profunda religiosidad de los antiguos constructores de catedrales de la época medieval, la masonería evolucionó e hizo suyos los planteamientos racionalistas propios del siglo XVIII -Siglo de las Luces-, e inicia con ello una etapa de confrontación continuada que perdurará durante varios siglos. Ya en 1738 el Papa Clemente XII elabora un decreto de excomunión prohibiendo a los masones ser enterrados en lugar sagrado. En esta línea se enmarcan la petición de la Iglesia Católica al Santo Tribunal de la Inquisición ordenando su persecución, la encíclica Humanum Genus de León XIII en abril de 1884, o la excomunión promulgada por la Iglesia durante el periodo franquista.
Especial incidencia tuvo para la masonería almeriense la encíclica de León XIII al coincidir con una etapa de amplia expansión en Almería y en este caso también en Alhama. "no puede el árbol malo dar buenos frutos, y los frutos de la secta masónica, además de dañosos, acerbísimos. Porque ( ) el último y principal de sus intentos; a saber: el destruir hasta los fundamentos todo el orden religioso y civil establecido por el Cristianismo, levantando a su manera otro nuevo con fundamentos y leyes sacados de las entrañas del Naturalismo".(10) La Iglesia Católica identificaba la institución masónica con una secta que amparada en los principios de la Razón, del Conocimiento y del Naturalismo tenía como fin destruir las bases de la misma Iglesia, y por lo tanto había que reactivar la lucha contra ella. Numerosas voces se levantaron en contra de las ideas difundidas por la encíclica, entre ellas las logias "Amor y Ciencia" y "Unión y Justicia" de Almería. "Nuestro crimen consiste únicamente en considerar a todos los hombres como hermanos nuestros, sin que tengamos en cuenta la religión que profesan, el idioma que hablan, ó la raza a la que pertenecen. Nuestro crimen consiste en tender al desvalido una mano cariñosa, sin que sepa nunca de donde viene el consuelo que recibe. Nuestro crimen consiste en ilustrar al ignorante para que sepa cumplir con sus derechos "(11). Evidentemente la masonería que argumentaba su lucha en la defensa de la democracia, de la república, del librepensamiento, de una moral universal y propugnaba un Estado laico, había de encontrarse con la más férrea oposición del Estado y de la Iglesia. |
Tumba decorada con los elementos propios de la Orden. Adiós, Nº 24 (Nov-Dic. 2000) |
Los conflictos entre la Iglesia y la masonería perduran incluso después de la muerte del masón. La excomunión decretada por la Iglesia católica comprendía la negativa del reposo en tierra sagrada para todos aquellos miembros de la Orden. Surgen así en todos aquellos núcleos de población con implantación de la masonería los cementerios civiles como respuesta a la necesidad de dar sepultura a sus hermanos difuntos. El cementerio civil de Alhama de Almería fue uno de los muchos que se crearon para tal fin hacia el año 1893 (12)
Del análisis de los principios que sustentan el pensamiento de la masonería se desprende que la orden masónica no persigue un fin religioso. Reconoce y respeta a un creador: A L G D G A D U (A la gloria del gran Arquitecto del Universo) que preside todos y cada uno de los actos del masón, entendido éste como el principio universal de todas las religiones, no es un dios particular sino que deja al individuo la libertad plena de acogerse a cualquier religión, respetando siempre la idea de la existencia de un Dios así como todo aquello que Él ha creado; de ahí la tolerancia religiosa como principio inamovible.
El simbolismo masónico.
Se rodea a la Masonería en todas sus actividades de una serie de símbolos que forman parte intrínseca de su propia naturaleza, marcan las relaciones entre sus miembros y le prestan el carácter esotérico y ocultista que tanto se le ha criticado.
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Habíamos señalado cómo la Masonería operativa evolucionó hacia la Masonería especulativa conservando las herramientas propias del gremio de los constructores de catedrales. De tal modo se integran estos elementos (escuadra, mazo, cincel, compás, mandil, etc.), que forman parte indisoluble de toda ceremonia masónica y trabajos rituales, ilustrando cada uno de los documentos emanados de esta Orden. Cada uno de ellos representa un concepto y también la posición del iniciado en esta institución. Son símbolos que se adscriben a cada uno de los grados y que van a facilitar "la transformación de la piedra bruta -que representa a la persona cuando se inicia- para convertirla en una piedra pulida" -individuo que ya ha alcanzado la plenitud de su formación-. Su fin es crear una persona nueva, alejada del materialismo propio de la sociedad para hacer de él un "templo" en el que los principios de tolerancia, solidaridad, igualdad y amor a sus semejantes fundamenten la vida de la persona iniciada. Para llevar a cabo sus actividades, los iniciados se reúnen en las llamadas logias o Talleres que podríamos definirlas como la unidad organizativa básica en torno a la cual se agrupan sus miembros. Si nos referimos al espacio físico, generalmente, en dirección Oriente a Occidente, y el pavimento a modo de tablero de ajedrez simboliza el ejercicio del libre pensamiento. Este pavimento embaldosado en blanco y negro representa la armonía de contrarios. La cabecera aparece presidida por el símbolo del Gran Arquitecto del Universo, del que emana la Luz de la Sabiduría. A su vez cada una de las logias se adscriben a los denominados Grandes Orientes o Grandes Logias -confederaciones de logias- que poseen la máxima autoridad dentro del territorio donde ejercen sus competencias. |
Presenta la logia masónica una estructura perfectamente jerarquizada en grados. Encontramos, pues, diferentes grados en función del Rito (13) que se practique y del nivel de perfeccionamiento que el iniciado haya conseguido. Los grados de Aprendiz, Compañero y Maestro Masón (14) son comunes en los diferentes Ritos (15). Tradicionalmente, el Rito Escocés Antiguo y Aceptado (16), con 33 grados, ha sido uno de los más extendidos en la masonería española. Así mismo, para el buen funcionamiento de la logia existen una serie de cargos: El Venerable maestro que ostenta la dirección, junto al Primer y Segundo Vigilante, que asumen la seguridad interna, constituyen "las tres luces de la logia masónica". El maestro de ceremonias, encargado del perfecto desarrollo del acto a llevar a cabo, el Primer experto, responsable de la pureza del rito practicado, el Limosnero hospitalario, encargado de la recogida de las aportaciones económicas de los miembros, son algunos de ellos.
Para la consecución del fin último de la masonería, es decir, la formación integra del individuo, cada uno de los miembros de la logia desarrollan una serie de actividades en función de su grado en las llamadas Tenidas, o reuniones, que periódicamente se celebran. En cuanto a las tenidas encontramos diferentes tipos, dependiendo de su naturaleza o asunto a tratar: Ordinaria, constituye una de las actividades básicas del masón; Extraordinaria, se convoca fuera del calendario habitual; Magna, la celebrada con motivo de cualquier acontecimiento especial; Fúnebre o de duelo, también llamada batería de duelo, ante la muerte de un hermano masón; Tenida Blanca, admite en ellas a personas que no pertenecen a la Orden, etc. Somos conscientes que el concepto de masonería encierra mucho más que la panorámica de conjunto que acabamos de esbozar, con ella, solo pretendemos situarnos en el contexto y tratar de acercarnos a uno de los capítulos menos conocidos del pasado más reciente de la historia de Alhama, en el que un importante número de personas apostaron por hacerse algo mejores. Expresándonos en términos masones, por "desbastar la piedra bruta" y transformarse en personas comprometidas con unos principios y unos ideales no asumidos por la totalidad de la sociedad del momento histórico que les correspondió vivir y, aún a sabiendas de los perjuicios que la adopción de estos planteamientos arrastraban consigo. |
Insignias de su cargo: mandil y orla pertenecientes a D. Manuel Mazo Hernández. Archivo particular de Don Manuel Mazo López |
La Logia Salmeroniana de Alhama de Almería. Medio siglo de vida.
El acceso de los liberales al poder bajo la presidencia de Práxedes Mateo Sagasti en 1881 marcará el comienzo de la etapa de auge y florecimiento que la masonería española vivió hasta la crisis de los años finales de la centuria. La provincia de Almería no fue una excepción y en ella, surgen numerosos focos masónicos ligados a destacadas personalidades dirigentes del republicanismo almeriense. Se inicia en Alhama, en estas fechas, un amplio periodo de arraigo y pervivencia de la masonería con dos momentos de intensa actividad que, suponen el principio y el final de la logia Salmeroniana.
Levantada inicialmente con el nº 206 bajo la obediencia del Gran Oriente de España, en los años ochenta del siglo XIX, vivió una segunda etapa de esplendor ya en el siglo XX, durante la Dictadura de Primo de Rivera.
Desde finales de 1924 hasta la guerra civil, la masonería Alhameña resurge y la Logia Salmeroniana levanta de nuevo sus columnas bajo los auspicios de la Gran Logia Española primero, hasta el mes de Noviembre de 1930, fecha, en la que pasó a depender del Grande Oriente Español e integrada en la Gran Logia Regional del Medio día de España, con el nº 46 (17). Si bien se produce un cambio en su adscripción a una Obediencia determinada, no sucede así con sus miembros. Los hermanos masones que constituían la Salmeroniana nº 30, se integran en bloque en la nº 46, unos años más tarde, según se desprende de los expedientes personales consultados (18).
La Logia Salmeroniana Nº 206
En Agosto de 1882 (19), Antonio Marín Cadenas (20), José Sánchez Sánchez, Manuel Rodríguez López (21), Ramón Granados Ferre (22), Juan Diego Rodríguez Gil (23), Manuel Pérez Rodríguez, Nicolás López López (24), Francisco López Arcos -secretario del Ayuntamiento- y el estudiante Emilio López Gómez constituyen en Alhama la Logia Salmeroniana nº 206 bajo la Obediencia del Gran Oriente de España (25). Pronto se unen a estos miembros fundadores un importante número de iniciados, varones, propietarios la mayoría de ellos, y ligados en muchos casos a la política municipal. Así lo hicieron el médico Cristóbal Rodríguez López, Manuel Cortés García, comerciante, y Manuel Mazo Hernández, propietario, entre otros.
A la luz de la información que nos ofrecen los Cuadros de Miembros activos de la Logia a lo largo de la década de los ochenta, entendemos que los fundamentos masónicos tuvieron un amplio calado entre la población masculina ante el notable aumento del número de afiliados en tan breve periodo de tiempo. Así encontramos un primer Cuadro Lógico integrado por 52 miembros activos solo unos años después de su fundación lo que pone de manifiesto el alto nivel de implantación y arraigo que estas ideas masónicas tuvieron en Alhama.
Hemos de señalar, por lo inusual, la presencia de una mujer entre los hermanos masones a pesar de su carácter eminentemente masculino. Nos referimos a doña Adela Martínez, viuda de Francisco Salmerón y Alonso, con el grado I. Junto a ella se inicia también su hijo Francisco Salmerón Martínez, que ostenta el cargo de 2º Diácono. Hacía apenas unos años que había muerto don Francisco, muy ligado a los focos masónicos madrileños. La documentación consultada no ofrece ninguna referencia sobre su actividad en la logia.
Primer cuadro de miembros conocido de la Respetable Logia
Salmeroniana. Nº 206
(AHNS. GC. Masonería, L. 586A, 18)
Conforme avanza la década de los años ochenta la masonería Alhameña continúa su etapa de expansión, el Cuadro Lógico de 1887 (26) recoge un importante incremento en el número de miembro respecto al de años anteriores (27), 66 miembros activos más 7 miembros honorarios -hermanos masones pertenecientes a otras logias de Almería y Sevilla- forman parte del Taller alhameño. Entre los miembros honorarios encontramos a Idelfonso Otón Parreño, médico director del balneario de Alhama en estas fechas, o José Litrán López, médico, y Venerable Maestro, grado 30 de la logia Amor y Ciencia de Almería.
Integraron la Salmeroniana un nutrido grupo de personas pertenecientes a la burguesía Alhameña, propietarios, liberales, y en muchos casos, ocupando puestos de responsabilidad en la vida política y cultural del pueblo.
Sellos pertenecientes a la Logia Salmeroniana Nº 206
Las profesiones de los integrantes de la logia Salmeroniana en estos años finales del siglo XIX nos aproximan al perfil de los iniciados. Hemos de considerar también la relación existente entre las cifras de población del municipio y el grado de implantación de la Orden en un lugar determinado para valorar su influencia. Los Censos de población correspondientes al periodo que analizamos nos muestran unas cifras en aumento continuado. De 3.82 habitantes que tenía Alhama en 1877 pasamos a 3.831 en el año 1887 hasta alcanzar los 4.003 habitantes en 1900 (28).
Si establecemos una comparación entre el porcentaje de afiliados de la Salmeroniana respecto al total de la población de Alhama con el de otras logias de la capital, observamos la importancia de su arraigo. Así Almería capital, con una población de 36.200 personas en 1887, contaba con 124 afiliados agrupados en las logias Amor y Ciencia y Unión y Justicia (29). Alhama en las mismas fechas, presenta unos índices de implantación sensiblemente más elevados.
Ara perteneciente a la Logia Salmeroniana nº 206 decorada con los símbolos típicos de la Masonería:
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Es evidente que en Alhama debían de producirse una serie de condiciones especiales, capaces de explicar la amplia expansión de este movimiento. Tradicionalmente se ha justificado este hecho por la inmensa admiración que los Alhameños sentían hacia nuestro ilustre paisano don Nicolás Salmerón, y a través de éste, por las corrientes liberales e ilustradas que circulaban en el ambiente político de la capital de España. Sin embargo, existe cierta controversia acerca de la pertenencia o no de don Nicolás a la orden masónica. Si bien determinados trabajos sobre la masonería en este periodo lo citan como "Maestro masón", en el curso de nuestra investigación solo nos ha aparecido un documento que nos permita confirmar dicha aseveración: ¡Queridos HH:. Que podemos deciros del Gran Salmerón ¡ Solo os diremos que en el año 1884, era Gran Mallete, - atributo propio del Venerable Maestro de una logia- en el Gran Oriente de Madrid (30). Si esto es cierto, que existía una notable relación entre don Nicolás y destacados dirigentes de la masonería española: Ruiz Zorrilla, Miguel Morayta, Gran maestre del gran Oriente Español y también catedrático, Segismundo Moret, Presidente del Ateneo de Madrid durante largos años y masón de alto grado, y otros muchos políticos de la época.
Aún en el aire la supuesta pertenencia de don Nicolás a la masonería, sí aparece ampliamente documentada la notable influencia ejercida por este personaje en el círculo masón de Alhama.
Profesión | Nº 206 (1884?) | Nº 30 y 46 (1924 y 1930) |
Propietario | 26 | 11 |
Comerciante | 15 | 8 |
Médico-cirujano | 7 | 2 |
Barrilero | 4 | - |
Estudiante | 4 | - |
Secretario Ayunt. | 2 | - |
Maestro 1ª enseñanza | 2 | 3 |
Boticario | 1 | 1 |
Barbero | 1 | - |
Artista | 1 | 1 |
Pintor | 1 | - |
Ayud. Ing Montes | 2 | - |
Sangrador 47 | 1 | - |
Labrador | - | 1 |
Abogado | - | 2 |
Empleado | - | 1 |
Comisionista | - | 2 |
Contable | - | 1 |
Mecánico | - | 1 |
Panadero | - | 3 |
Practicante | - | 1 |
Relojero | - | 1 |
Sastre | - | 1 |
Secretario de Juzgado | - | 1 |
Telegrafista | - | 1 |
Viajante | - | 1 |
Elaboración propia. AGA Instituciones masónicas. Expedientes personales
Son escasas las referencias con las que contamos a la hora de analizar la actividad mantenida por la Salmeroniana durante los años que permaneció activa. La dura represión sufrida por este movimiento justifica la desaparición de cualquier documento que involucrara a sus miembros. De ahí que una vez más, la falta de fuentes nos impidan adentrarnos en la vida de la logia. Dos Cuadros de miembros correspondientes a la década de los años ochenta nos facilitan la identidad de los hermanos activos, su profesión y el nombre simbólico que adoptaban al ingresar en la logia. La desaparición de su Carta constitutiva y la escasa correspondencia conservada, apenas unas cuantas cartas, nos muestran la conexión entre logias y la demanda de apoyo económico ante situaciones trágicas de algunos de sus miembros. Un ejemplo es la petición de ayuda económica a otras logias para apoyar económicamente a la familia de Francisco López Arcos, cuya muerte ha dejado a su viuda e hijos en angustioso y deplorable estado (31).
Respecto a sus relaciones con el mundo "profano" o sociedad en general que la circunda, tal como hemos señalado en párrafos anteriores, los miembros de la Salmeroniana, bien por su profesión -profesionales liberales- o por su nivel económico -propietarios-, ocuparon un lugar destacado en el desarrollo de la vida social, cultural y económica de Alhama. Amparados, unas veces bajo el nombre de "Circulo de Amigos", otras como "Sociedad benéfica La Salmeroniana", los masones Alhameños dinamizaron la vida social y cultural del pueblo y ejercieron un verdadero liderazgo en la defensa de los intereses de Alhama.(32)
Filantropismo y solidaridad: la Tienda-Asilo de Alhama
En un contexto social conflictivo, con unas diferencias de clases muy marcadas, con altas tasas de paro y subidas constantes de precio de los alimentos básicos, la beneficencia, ejercida bien por clero o por los sectores más favorecidos de la burguesía, ocupa un lugar destacado como recurso que paile, en parte las necesidades de los sectores de población más desfavorecidos. Ya desde 1871 las Constituciones del Gran Oriente de España recogían como deber prioritario de los masones amparar, proteger, socorrer a todo hermano necesitado ( ) concurrir, cooperar con su persona, sus facultades e influencia en todo lo que sea bien para la Orden, para la patria o para la humanidad. Bajo estos principios la masonería asume el ejercicio de la caridad y la solidaridad como una actividad fundamental en el desarrollo de la vida de la logia. Cada logia nombraba entre sus miembros una comisión de beneficiencia encargada de cumplir con estos fines y gestionar los recursos económicos propios de la logia. Estos recursos materiales provenían de los propios miembros y eran recaudados por diferentes vías: aportación inicial realizada por cada uno de los miembros al integrarse en la logia, cuotas fijas y, especialmente, el denominado tronco de beneficencia constituido a partir de los donativos de obligada entrega de cada uno de los hermanos masones al finalizar una tenida. La suma de todas estas aportaciones permitía a la logia dar cumplimiento a uno de los preceptos fundamentales de la Orden: el ejercicio de la caridad y de la solidaridad en su entorno más inmediato. Las referencias documentales conservadas de la Salmeroniana nos permiten vislumbrar algunos ejemplos de la solidaridad ejercida por los masones Alhameños. |
La creación en los primeros meses de 1891 de la Tienda Asilo de Alhama supone la puesta en práctica de estos planteamientos benéficos:
El único móvil que impulsa al comité organizador de esta institución es poner al alcance de las clases más necesitadas de la localidad, un alimento sano y abundante por la suma de diez céntimos de peseta cada ración, llevando así un gran consuelo a los infelices jornaleros que rara vez ven satisfechas sus más urgentes necesidades ( ) precaviendo en lo posible con una alimentación buena las consecuencias que en el orden moral producen entre las familias faltas de recursos, el hambre y la desnudez.
El reglamento que había de regir la tienda Asilo recoge en su articulado, además de los fines, las pautas de organización para el ejercicio de su actividad: compra de productos alimenticios, elaboración de éstos y normativa para el acceso a este servicio.
Art. 12 Las raciones que se han de vender en todo tiempo han de ser: puchero de gallina para enfermos, sopa y cocido, guisos, pan etc.
Art. 15 Las raciones solo podrán adquirirse a cambio de de bonos que se expenderán en los sitios más a propósito que designe la Junta para dar a este modo más facilidades a las personas que deseen ejercer la caridad
Componen el comité fundador de la Tienda Asilo los señores:
D. Nicolás Salmerón y Alonso con el cargo de presidente honorario; don Antonio Marín Cadenas, presidente efectivo; don Ramón Granados Ferre, vicepresidente; don Miguel Cortés García, tesorero; don Francisco López Picón, contador; junto a un número de quince vocales, más la figura del secretario. Todos ellos aparecen recogidos en los Cuadros lógicos de la logia Salmeroniana nº 206 de Alhama de Almería.
El compromiso solidario de los masones Alhameños se manifiesta también ante cualquier desgracia sufrida por la población almeriense. El trágico balance de muertos provocado por las inundaciones del día 11 de Septiembre de 1891 en la ciudad de Almería despierta una vez más las iniciativas solidarias de la Salmeroniana. Sus miembros promueven y colaboran activamente en la colecta organizada por La Crónica Meridional par los damnificados almerienses, y así queda recogido en la prensa de la época: elogiamos la iniciativa de D. Ramón Granados Ferre, D. Nicolás López López, D. Antonio Marín Cadenas, D. Cristóbal Rodríguez López. De quienes partió la iniciativa de abrir una suscripción y salir por el pueblo para recoger un dinero que sirviera de alivio a los más afligidos (33)
El ideal masónico de la práctica de la beneficiencia y la solidaridad fue una constante en la Salmeroniana y propiciaron con sus actividades que el buen nombre de Alhama trascendiera de los límites de su entorno geográfico.
La Logia Salmeroniana nº 30
Los primeros años del siglo XX corren paralelos con los aires de crisis que embargan a la masonería española. Coinciden en esta afirmación los diferentes investigadores que han estudiado la masonería en este periodo. Pues si bien surgen intentos aislados de prolongar la vida de algunas logias o, incluso, de crear nuevos talleres, no se logra el nivel de implantación que la Orden había tenido en periodos anteriores. En el caso de la Salmeroniana, al ambiente de crisis general se une, además, el fallecimiento de alguno de sus miembros más activos. Antonio Marín Cadenas, Venerable Maestro y miembro fundador, muere en 1904. Unos años más tarde, D. Nicolás Salmerón, también fallece. Deducimos que, lo mismo que otras muchas logias españolas, la Salmeroniana inicia un largo periodo "durmiente" (34) hasta la década de los años veinte.
El despliegue organizado por los dirigentes de la masonería española y de las Grandes Logias, con el fin de incrementar el número de talleres en toda España, obtuvo cierta resonancia en la provincia de Almería (35) a pesar de corresponderse con un periodo de fuerte restricción de las libertades: Dictadura de Primo de Rivera. Surgen en estas fechas, meses finales de 1924, diferentes talleres y entre ellos, reinicia de nuevo su actividad la Salmeroniana con sede en el nº 1 de la calle Prim de Alhama de Almería. Con fecha 21 de Febrero de 1925 don José Mizzi, secretario de la logia Salmeroniana, envía una serie de cartas a las distintas logias anunciando el levantamiento de sus columnas con el nº 30 de la antigua y respetable logia Salmeroniana de estos Valles bajo la dirección del Venerable Maestro don Anacleto Rodríguez. Una cifra aproximada de doce miembros componen la logia en estos primeros tiempos (36) de su resurgir. Cambian los nombres de sus integrantes pero no el espíritu de la Salmeroniana, tal como lo manifiestan al seguir utilizando el sello de la antigua logia del pasado siglo XIX. |
Sello de la Logia Salmeroniana Nº 30 |
Actividad desarrollada por la logia Salmeroniana durante los años veinte.
Por la documentación conservada deducimos que la actividad de la logia fue intensa en estos primeros años, y centra su interés en el proyecto de erigir un monumento dedicado a la memoria del ilustre don Nicolás Salmerón. La correspondencia emanada de su actividad nos muestra las múltiples gestiones realizadas con el objetivo de recaudar fondos para tal fin. Instituciones locales como el Ayuntamiento y la Iglesia en Alhama, la Diputación Provincial y el Ayuntamiento de Almería fueron invitadas a colaborar en este proyecto, así como numerosas logias del resto de España con las que la Salmeroniana mantenía relaciones, además de la colecta popular iniciada en el pueblo.
Carta de agradecimiento de la logia Salmeroniana Nº 30 a la Respetable Logia Trafalgar tras recibir el donativo destinado a erigir el monumento a Salmerón. Se observa que junto a su sello, utilizan los antiguos sellos, ya sin número, de "la Salmeroniana Nº 206" |
La carta enviada el día 15 de Diciembre de 1926 al Gran Consejo Federal Simbólico de los Valles de Sevilla, citada anteriormente, rogándoles su colaboración económica, nos aporta importantes datos sobre el proyecto del monumento a Salmerón y el sentir que los embarga ante la escasa colaboración recibida de las Instituciones la Autoridad Municipal ha tenido la ruindad de suscribir mil pesetas, la autoridad Eclesiástica, se ha excusado con el incalificable motivo de que D. Nicolás, no perteneció al seno de la Iglesia Católica, el Ayuntamiento de Almería ha tenido el sarcasmo de suscribir trescientas pesetas a D. Carlos Navarro Rodrigo, ha suscrito cincuenta mil! La Diputación ha manifestado su regateo y se ha suscrito con mil pesetas La respuesta afirmativa de varias logias no se hizo esperar y pese al cambio realizado en le proyecto inicial - queremos que la escultura sea de cuerpo entero, al natural, con la toga de maestro, que es la que más amaba- el monumento erigido a don Nicolás fue, por fin, inaugurado el día 20 de diciembre de 1928 (37) con grandes muestras de júbilo entre los Alhameños a pesar de que el momento político no fuera el adecuado para la exaltación del insigne republicano. Si bien el periodo político de la Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) no fue especialmente represivo para la masonería, aun desoyendo las presiones de la Iglesia (38), sí se producen con cierta frecuencia conatos de persecución, generalmente en los pueblos pequeños, a partir de las denuncias de la oligarquía local. El año de 1927 fue pródigo en conflictos para los masones Alhameños. Una denuncia del Alcalde del municipio puso en peligro la continuidad de la Salmeroniana al practicarse un registro en la logia de la calle Prim donde estaban reunidos e intervenir numerosos documentos y objetos propios de su actividad (39). Hasta nosotros han llegado algunos de los documentos requisados que plasman las tendencias republicanas de los asistentes (40) a pesar de que los principios de la Orden prohibiesen, de manera expresa, la discusión de temas de índole política en sus tenidas. |
Este tipo de acciones no impidió que la Salmeroniana viviera un periodo de gran expansión y florecimiento que culminará en el año 1931 con la proclamación de la II República.
La Logia Salmeroniana nº 46 durante la década de los años treinta.
En los meses finales de 1930 la Salmeroniana lleva a cabo un proceso de transformación. Abandona la obediencia de la Gran Logia Española para integrarse bajo la obediencia de la Gran Logia Regional del Medio día de España con el nº 46. Desconocemos los motivos que llevaron a los miembros de la Salmeroniana a adoptar este cambio de obediencia. A tenor de la documentación consultada nos atrevemos a sugerir que no se trata de dos logias diferentes, tal como se ha mantenido en algunos estudios sobre la masonería en la provincia de Almería (41) sino que por interés de sus miembros deciden integrarse en otra Logia matriz (42)
Las elecciones de abril de 1931 significan un reto importante para los masones alhameños. Suponen la posibilidad de acabar con los viejos esquemas políticos e inaugurar una nueva etapa bajo un régimen republicano elegido en las urnas, y contribuyen activamente ocupando diferentes cargos políticos en el gobierno municipal (43). Asistimos a un importante florecimiento de las ideas masónicas que se traducen en un notable incremento del número de afiliados (44). Personalidades políticas republicanas se integran en la logia junto a otros muchos varones de Alhama sin adscripción política determinada.
En Septiembre de 1931 los miembros de la Salmeroniana desplegaron todas sus iniciativas colaborando junto a los republicanos almerienses en el homenaje que la II República española ofrecía a don Nicolás en su pueblo natal (45).
Tampoco durante la República la masonería pudo desarrollar libremente sus actividades. Haciendo nuestras las palabras de Ferrer Benelli, desde el triunfo de las derechas en 1933 se había puesto en marcha el comienzo del fin de la masonería, el primer paso de la "cruzada antimasónica" que culminaría en la cruel represión del franquismo.
Apenas finalizada la Guerra Civil, el nuevo Gobierno inicia una intensa campaña de represión creando una serie de instrumentos legales para tal fin. La Ley de 1 de Marzo de 1940 sobre la represión de la masonería y el comunismo (46) y la creación de un Tribunal Especial con el mismo nombre suponen el inicio de un amplio periodo de dura y cruel represión que concluye con su desaparición en 1963. De esta represión no se libran ni las personas ya fallecidas ni tampoco los que permanecían fuera de España. Muestras varias hemos localizado al estudiar los expedientes personales de los miembros de la Salmeroniana. Personas como Antonio Marín Cadenas, muerto casi cuarenta años antes, sufren también la apertura de un expediente. Salamanca en su Archivo Histórico Nacional recoge más de cuarenta mil expedientes de todos aquellos que vieron como los fusilamientos o la carcel, el exilio y la postergación social, en el mejor de los casos, pasó a ser una constante en su vida.
Aspecto que presentaba la Calle Médicos el día
del homenaje
a D. Nicolás Salmerón
(Archivo particular de Dª Carmen Rodríguez)
Conclusiones.
La masonería Alhameña habría que encuadrarla en la tendencia denominada masonería liberal caracterizada por vivir el ideal masónico adaptándolo a las características del contexto político y socioeconómico del periodo cronológico en el que actúa y en este caso concreto a los planteamientos políticos republicanos. Es una masonería que no centra sus esfuerzos en el mantenimiento purista de los principios de la Orden.
Evidentemente fue crucial la influencia de don Nicolás Salmerón para la formación y desarrollo del núcleo masónico alhameño. El propio nombre de la logia, el grado de amistad y de colaboración entre don Nicolás y los miembros fundadores, la masiva utilización por los hermanos masones del apellido Salmerón como nombre simbólico, o el hecho de presidir don Nicolás de forma honoraria las actividades propias de la logia nos manifiestan el alto grado de influencia de este personaje.
Integrada por un grupo de personas con cierta influencia en la dinámica económica y sociocultural de Alhama. Del estudio de la actividad profana de sus miembros que la iniciación parte de los grupos de élite de la población. Un amplio predominio de comerciantes y propietarios, unidos a las profesiones liberales, conforman en sus dos etapas la mayoría de los afiliados. Se observa además un notable aumento de iniciados con oficios varios en su segunda etapa, y una escasa relevancia del sector obrero en ambas.
Los masones, desde los planteamientos propios de la Orden, lucharon para poner fin a unas formas de gobierno que no sólo mantenían sino que favorecían el estatismo y la continuidad de una situación social injusta. Unifican estas doctrinas masónicas con los ideales republicanos de la época caracterizados por un marcado interés en luchar por los más débiles y propiciar el nacimiento de una sociedad más justa.
Consideraban que la formación del individuo era el medio más idóneo para producir dicho cambio en la sociedad y que ésta había de comprender no solo los aspectos morales y éticos del ser humano, sino que también debía ir encaminada a poner fin a la ignorancia mediante la instrucción y la educación de la persona. Una persona instruida será siempre un buen demócrata y un mejor ciudadano. Este pensamiento formaba parte del ideario masónico.
Desde estos planteamientos acusaron a la Iglesia de ser abiertamente enemiga de todo progreso y avance científico, perpetuando con su actuación el inmovilismo social y cultural característico de este momento histórico.
Una vez más citamos a Ferrer Benimelli, máxima autoridad en este campo de la investigación histórica, para añadir que estudiar hoy el fenómeno de la masonería supone desmitificar el concepto y situarlo en su justo contexto. No se pueden obviar periodos de la historia, ya es hora de sacarlos a la luz y restituir el fenómeno de la masonería a su justo lugar como movimiento que preconizaba y defendía la libertad del individuo, su derecho a la educación y al trabajo, la igualdad y la solidaridad en una sociedad, como la del siglo XIX y primeras décadas del XX, embuída en unos principios de desigualdad que parecían inamovibles.
Notas