EL ECO DE ALHAMA NÚMERO 6 | LITERATURA |
I Certamen Literario | |
Relación de premiados en Poesía y Narrativa |
1º PREMIO POESÍA INFANTIL
En este mundo triste
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En este mundo triste Entre matorrales cercanos Tú conmigo, yo contigo En este mundo triste, En este mundo triste ... |
Mª
del Mar Díaz del Pino |
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Mª del Mar tiene 12 años y estudia 2º de E.S.O. en la Compañía de María. Es una gran amante de la lectura y siente predilección por los libros de misterio. El deporte es otra de sus actividades favoritas, ha participado en distinto concursos y certámenes organizados en el colegio |
1º PREMIO NARRATIVA INFANTIL | |
Maite
Sánchez Díaz |
En el país de los sueños |
Maite Sánchez Díaz tiene 12 años y estudia 2º de E.S.O. en la Compañía de María. Le gusta especialmente leer y toda la literatura le encanta. Es la primera vez que participa en un certamen literario. |
Hace muchos años, antes de la época de los dinosaurios, la Tierra, que entonces se llamaba "El mundo de los sueños", estaba habitada por los "soñadores". Esta gente vivía feliz y tenían todo lo que querían; casas de chocolate, palacios de cristal, árboles que hablaban ... Todo era de todos y por eso nunca les faltaba de nada. Esta gente sólo tenía un trabajo: hacer sueños. Ellos fabricaban los mejores sueños para Dios, y éste a cambio les daba la felicidad. Pero como nada es perfecto, había soñadores buenos, que son los que hacían sueños bonitos, y los soñadores malos, que son los que hacían las pesadillas. Todos los sueños buenos, se guardaban en "la fábrica de los sueños", y los sueños malos en las mazmorras de la fábrica, para evitar mandárselos a Dios por equivocación.
A Mariquita la soñadora, la han nombrado clasificadora general de sueños, y eso era un cargo muy importante que consistía en elegir los sueños para dárselos a Dios. Cuando Mariquita entró por primera vez en la fábrica de los sueños, no se podía creer que ella fuera el centro de atención y que todo el mundo la llamase jefa.
Bueno -dijo- vamos a ver qué sueños hay para hoy. Y se tumbó en la cama de los sueños, así empezó a mirar sueños a ver cual era mejor para Dios.
Al cabo de un rato, estaba aburrida de tantos sueños, y aprovechando que estaba sola, fue a explorar la fábrica. Como no encontró nada interesante, bajó a las mazmorras que ella ignoraba para que servían. Al ver tantos sueños pensó:
¿Porqué hay aquí tantos sueños? Miraré a ver si hay algún buen sueño para Dios. Y se tumbó en la losa de piedra, dura y fría. Al cabo de un rato tenía miedo hasta de su sombra, se levantó y pensó:
¡Qué sueños tan raros, no sabía que existiesen...! Pero me gustan bastante ... ¿Y si le diera uno de estos a Dios?¿A lo mejor le gustan mucho y me asciende a "Angel de los sueños"...?
Y sin pensárselo más, cogió una horrible pesadilla para entregársela a Dios, cuando fue a dársela Dios le dijo:
Mariquita, este es tu primer trabajo, eres una soñadora lista y tengo confianza en ti, espero que me guste
Te gustará, es muy original.
Y Dios se puso a soñar, pero antes de que acabara, ante el asombro de Mariquita, Dios se enfureció y dijo:
¿No tenías sueños suficientes y bonitos, que has tenido que coger y darme el más horrendo? Por esto te castigaré a ti y a tu pueblo. ¡Yo os dije que no hiciérais malos sueños, pero me habéis desobedecido!.
Cogió su tridente y lanzó un poderoso rayo conta la fábrica de los sueños, dejando libres en el aire todos los sueños y pesadillas que los soñadores tenían guardados, estos sueños siguen libres en el aire, esperando ser soñados por alguien. Por eso cuando duermes sueñas cosas buenas o malas, esto es lo único que nos queda de esa gente llamada soñadores y que vivieron en este planeta hace muchos millones de años, nos quedan sus sueños.
1º PREMIO NARRATIVA JUVENIL | |
Susana
Nicolás Román |
Locura |
Susana Nicolás Román tiene 17 años y estudia Filología Inglesa en la Universidad de Almería. Es una "devora libros" en especial novela social. Juan Marsé, Cela y otros son sus autores favoritos. Ha participado en diferentes certámenes literarios. |
¿Quien está ahi?¿Qué quieres de mi? No quiero que vuelvas a entrar en mi habitación, no quiero hablar contigo nunca más. Tú, soledad tendenciosa y amarga, invades mi existencia de noches oscuras y siempre estás a mi lado, no importa lo mucho que me aleje, tu sombra siempre me acecha y termina atrapándome, controlándome. Las paredes blancas de mi vida rechazan la posibilidad de otro color, ese agujero tan profundo que me llama con insistencia, me recuerda que sólo soy un ser flotante en un espacio demasiado pequeño. El muno a mi alrededor aspira aire humedecido de egoismo e intolerancia, yo sólo logro respirar el hedor que emana de sus corazones duros como rocas. Sólo habita en mi el odio, ese sentimiento infantil que nace de la frustración, mis sueños me duelen porque son vanas utopías y buscar miradas cómplices sigue siendo un reto estéril. Lío cigarrillo tras cigarrillo y noto el humo deslizándose por entre mis labios, dulce sensación de ensoñación, simple conversación de palabras inexistentes. Pero ¿qué busco? loa que persigo no es algo concreto, no puedo ir a una tienda repleta de cosas, pasearme entre ellas y de repente encontrarlo. Sé que no es así como lo hallaré, pero esta desesperada búsqueda de lo desconocido me hace desfallecer. Camino por un estrecho pasillo, siempre hacia adelante, los ecos del pasado retumban en mi cerebro, y miles de voces me gritan que abandone, que no hay salida, que no hay más. Sin embargo, mis pasos avanzan firmes hacia algo en los que creo aunque no conozco, no puede existir sólo esto, me niego a aceptarlo. Es necesario ese más allá de lo real con el que sueño cada vez que me tumbo en la cama, cuando las sábanas se convierten en cuerdas que se enredan por entre mi cuerpo, entonces me siento menos solo.
Cada noche bailo con la luna mientras las estrellas entrelazadas tocan un vals para mí. Al oído, ente susurros de polvo de azúcar, el más hermoso astro de todos me cuenta leyendas de princesas encantadas y valientes caballeros; en ese momento yo quiero ser uno de ellos y consigo serlo. Montado sobre mi caballo blanco y encaramado a una enorme torre, logro llegar hasta la ventana, donde una hermosa dama llora lágrimas malvas y rosadas. Yo recojo todas sus lágrimas con mis manos y se convierten en un espejo roto, el espejo en el que yo me miro todos los días. los cristales me hacen sangrar, me cortan las manos paro yo yo no siento dolor. Ya ves, soledad mía incluso lo que yo imagino termina por romperse. Siempre lo rompo todo, por eso temo tener algo mío, me obligo a mí mismo a una desposesión absoluta, a vivir encerrado en esta jaula de cristal. No quiero hundirme en estas arenas movedizas en las que se convierte mi suelo día tras día. Comienza a sudarme la frente y un frío recorre mis huesos, acercarme al espejo del baño significa enfrentarme con mi yo. Ahí estás ¿te ves? Ojos hundidos, vacíos, inyectados en sangre, te vuelves loco y lo sabes, pero no quiero hacer nada, estoy cansado.
Estoy muy cansado, soledad, desnudo e indefenso ante un fatal destino del que no puedo escapar, mi vida está escrita y no soy capaz de cambiar una palabra. Puedo sentirme cobarde, incluso sumiso, pero las opciones se me cierra, la vista se me nubla y nunca hay una respuesta al otro lado. No me había dado cuenta de que ha empezado a llover, caen inocentes gotas que formarán charcos, pero yo sé que esos charcos terminarán pro secarse y será como si no hubiera ocurrido nunca. Los cambios no son eternos, lo único que permanece es una realidad etérea que dirige tu vida de forma mecánica. No, no puedo, alma mía, amainar tus ansias, tus inquietudes, tus obsesiones, no dejaré que puebles mi vida de pájaros negros de fuego.
Este cuerpo que me sostiene pesa demasiado, no sé cuánto tiempo lograrán aguantar mis torpes hombros. Cielo, tú que estás ahí arriba, al manos, mímame tú, ofréceme una sonrisa de nubes y dime qué puedo aún esperar. Hazme olvidar las cosas que hice y las que no hice, preséntame un futuro con sabor a menta y melocotón. Nunca supe a qué sabe una piel, nunca bebí vida de unos labios, ni ví el cielo en unos ojos. ¿Qué es el amor? Es la emoción irracional que te coloca una venda en los ojos, es una deliciosa ceguera, pero como todo lo demás, es efímero, una chispa creada con palabras y miradas de las que la gran mayoría son mentiras o son fingidas. No encuentro salidas, ¿verdad, compañera? me das miedo, pero al menos sé que tú no me abandonarás, a veces no sé si prefiero que te quedes o que desaparezcas.
No, no, no me hables de la muerte, sabes que no puedo hacerlo, ni siquiera intentes que la vea como una salida. ¿Sabes? Hoy me dueles más que de costumbre, tal vez sea porque hoy comienza el verano, la ciudad rebosa alegría y diversión, anhelante de nuevas sensaciones. Esta mañana el sol ha quemado mi piel y ha dejado marcas en mi blanca desnudez, después he visto a un niño correr y me he sorprendido rezándole a cualquier dios que no sea como yo, que por favor logre alcanzar la felicidad. ¿Hay algo más muerto que mi fé? No lo creo, no puedo confiar en un dios que me ha creado tal como soy. Lograr ser otro, alcanzar el cenital, rozar el cielo con los dedos, sacar enormes conejos blancos de enormes chisteras... hacer reír, hacer llorar... sentir, morir, vivir. He terminado desplomándome en el suelo riéndome de mi locura con diabólicas carajadas. Le gritos a mis paredes y araño la sombra que se forma en ellas, no es mi sombra, ¿de quién es?¿es posible que haya alguien? Murmuro entre dientes, latiéndome un corazón de fuego, ¿quién está ahí? Me responde el silencio, la esperanza me dura un segundo y luego se muere, logro darme cuenta de que es mi inseparable amiga, otra vez, la soledad.