EL ECO DE ALHAMA NÚMERO 1 | HISTORIA |
AGUAS Y BAÑOS
DE ALHAMA DE ALMERIA
Cumplo con agrado la promesa hecha a unos amigos alhameños de anticipar para esta revista, en breve síntesis, algunas noticias referentes a un trabajo sobre "Aguas y Baños de Alhama de Almería", primero de una serie relativa a estos temas en nuestra provincia que, bajo el título de ALMERIA Y SUS FUENTES DE SALUD tengo prácticamente acabada y que me propongo ir publicando, sin ánimo de lucro alguno de mi parte, conforme vaya encontrando la necesaria colaboración material para cubrir los estrictos costos de la edición. | ||
EMILIO GARCIA CAMPRA Profesor Mercantil, historiador de vocación, especializado en temas sobre aguas y balnearios almerienses. Nacido en Almería en el año 1938, conserva, según nos ha comentado, un vivo y grato recuerdo del pueblo de Alhama, en el que pasó algunas temporadas en su niñez con la familia Cantón. Allí vió y palpó la nieve por primera vez y, asombrado, practicó el ritual del baño en su fuente termal. |
Que esta
serie se abra con Alhama no obedece sólo a cuestiones de orden alfabético.
La favorable acogida a mi proyecto por parte de algunas personas entusiastas
de la cultura de ese pueblo, me animan a pesar que esta primera monografía,
complementada con abundantes datos históricos sobre aguas mineromedicinales
y que es el fruto de muchos años de investigación en archivos y bibliotecas
provinciales y nacionales, pueda salir a la luz coincidiendo con las
fiestas patronales en diciembre próximo. |
"Al norte de la ciudad de Pechina hay otra fuente termal más copiosa que la primera (la de Alhamilla), es más eficaz contra las enfermedades y conviene más al organismo. Se pretende en el país que la primera circula subterráneamente sobre azufre y la segunda sobre cobre. Los cristianos refieren que el rey de Tudmir (Murcia) y el rey de Rayyo (Málaga), en una época muy remota pidieron la mano de la hija del rey de Urs al-Yaman y su territorio (Pechina). La hija del rey puso una condición: aquél de los pretendientes que lograra llevar el agua de una de las dos fuentes termales hasta el interior del palacio de su padre (situado en Pechina), sería el más digno de compartir su lecho. Cada uno de los pretendientes hizo todos los esfuerzos para cumplir la condición puesta por la princesa. El uno y el otro construyeron canalizaciones para hacer llegar el agua hasta allí. El que intentaba llevar el agua de la fuente del norte, encontró un barranco, y para salvarlo era necesario construir un acueducto. Esto le impidió llevar su empresa a buen fin. El que conducía el agua de la fuente del este, acabó su trabajo y el rey le dio su hija en matrimonio. Aún se hallan hoy vestigios (s. XIII) de estas obras a un lado y otro de la ciudad".
Para una autoridad
en historia antigua como Antonio Beltrán, en sus "Notas sobre Arqueología
y Numismática Almeriense", este relato en parte fantástico y que
ha sido aplicado a otras localidades contiene datos precisos sobre obras
romanas destinadas a baños, al aprovisionamiento de aguas sobrantes, y apostilla
que puede ser un punto de partida para relacionar con la antigüedad los restos
que aparezcan de tales obras.
Por nuestra parte, hemos
podido constatar la existencia de viejas acequias, en uso hasta fechas recientes,
que han conducido desde tiempos inmemoriales el agua termal desd
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e Alhamilla
a la parte este de Pechina.
Con la capitulación del río
Andarax en 1.489, el Señorío de la Taha de Marchena se confirmó a Yahya al Nayar,
el recién convertido al cristianismo don Pedro de Granada Venegas, pues era
propiedad de su familia al menos desde su abuelo el rey Yusuf IV Abenalmao.
Pero esta donación fue fugaz y se le arrebató por oscuros intereses a Don Pedro,
pasando definitivamente a don Gutierre de Cárdenas, uno de los personajes influyentes
del bando vencedor en la guerra de Granada. La familia Cárdenas se mantuvo en
el Señorío hasta la supresión de este régimen en el siglo XIX. A Don Gutierre
sucedió su hijo Diego, ya duque de Maqueda con grandeza de España en 1.529.
Su nieto Bernardino fue creado marqués de Elche en 1.520 y, en fin, mediado
el siglo XVII, esta familia se unió a la de Arcos por casamiento de la duquesa
Ana María con el duque de Arcos.
El tránsito al siglo XVI fue funesto para Alhama. |
Puerta de entrada a la mina |
Comienza ya
desde entonces la lucha por el agua. Siguen otros documentos dándonos puntual
cuenta de convenios, pactos, transacciones de participaciones en la fuente y
balsa principal (frecuentemente de 15 minutos de riego, cada 17 ó 18 días, según
las antiguas regulaciones de las tandas)
Es sin duda impresionante
la perseverancia de este pueblo para transformar en alfombras verdes su terruño,
regado con sudor y lágrimas y, a veces, con sangre.
Pero, tras la vuelta del
agua en Alhama, ¿qué ocurrió con sus antiguos baños termales?
La primera referencia que
hemos encontrado es bastante tardía. Del año 1.732, fecha en la que el Catedrático
de Prima de Medicina de la Universidad de Granada, Dr. Francisco Fernández Navarrete
escribe un manuscrito, aun inédito, titulado "Idea de la Historia Natural
de Granada con varias observaciones fhysicas, médicas y botánicas", en
el que cita expresamente el "Baño de Alhama la Seca", y dice, "es
en la calidad y efectos semejante al de Graena". Veintiocho años después,
Cristóbal Pascual vende media hora de agua de la fuente y BAÑO PRINCIPAL de
Alhama a Francisco López, según otro documento.
Lejos quedaban para esta última fecha los viejos prejuicios contra los baños,
consecuencia del enfrentamiento del cristianismo con el mundo pagano y su diametralmente
opuesto sentido moral del baño, de lo que fue celoso protagonista quizás
también por otros motivos más políticos que morales- el obispo almeriense Villalán.
Paradójicamente, fue la propia iglesia quien más adelante se hizo aliada de
esta agua, consagrándolas a algún santo y edificando ermitas y capillas junto
a ellas. Desde finales del siglo XVII. Conocemos que el cabildo catedralicio
almeriense protegió algunas afamadas termas de nuestra provincia.
Posteriormente, en el primer cuarto del siglo XIX, existe un magnífico estudio
del Dr. Juan Bautista Solsona sobre las aguas medicinales del Reino de Granada
que dedica un interesante capítulo a Alhama la Seca y gracias al cual, entre
otras cosas, conocemos la ubicación de los antiguos baños árabes "al pié
de la risca" (monte Milano), como igualmente la construcción posterior,
por la Hermandad de las Ánimas, de dos balsas para bañarse, percibiendo alguna
limosna por ello.
La más antigua referencia
de manantiales de aguas medicinales en España es, para algunos, un viejo manuscrito,
al parecer del siglo X, cuyo autor, Hauberto Hispalense, monje benedictino del
monasterio Dumiense de Galicia, trata de las aguas de Sacedón, si bien, ya San
Isidro en su grandiosa obra las "Etimologías", se había ocupado del
agua como agente medicinal. Sin embargo, la obra que viene considerándose como
fundadora de la hidrología española es el "Espejo cristalino de las aguas
minerales de España", escrita en 1.679 por el Dr. Alfonso Limón Montero,
catedrático de Vísperas de Medicina de la Universidad de Alcalá.
Hotel y fuente de los caños
El día primero
de enero de 1.816 el gobernador político y militar de Almería, transmite solemnemente
a diferentes pueblos de esta provincia, entre ellos Alhama, una real orden del
rey Fernando VII, en la que tras señalar que "nada ocupa con más interés
la benéfica atención del Rey nuestro Señor a favor de sus vasallos que el buen
arreglo de los baños..." nombra como protector de ellos a su Augusto tío
el Sr. Infante Don Antonio. A esta R.O. acusa recibo él a la sazón alcalde de
Alhama Miguel Mazo, el día cinco de dicho mes y año, manifestando "queda
suficiente razón".
En la primavera de ese año, cuando pasaba el Rey unos días en los baños de Arnedillo
(Logroño), resbaló en los famosos lodos que allí manan, accidente que a punto
estuvo de acabar con la vida del Deseado. De regreso a Palacio, y todavía pálido
del susto encajado, por R.D de 29 de junio, creó el Cuerpo de Directores de
Baños, a los que hacía responsables de las aguas minerales y lodos de España.
Las disposiciones del llamado Código Balneario permanecieron vigentes
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durante
más de medio siglo.
Con la quiebra de las instituciones
del Antiguo Régimen es conocido que se produce el despertar de la burguesía.
La terapia hidrotermal se generaliza. Los balnearios "están de moda",
son centros de reunión social que pueden producir ingresos de interés.
De otra parte, en 1.847 llega
a Almería Don Francisco Campello y Antón, Médico por brillante oposición de
los Baños de Sierra Alhamilla, quien a lo largo de 28 años de ejercicio profesional
se labró un enorme prestigio en nuestra provincia, elevando el nivel científico
de la hidroterapia local; hecho que no pasó desapercibido por las emprendedoras
gentes de Alhama.
De otra parte, en 1.847 llega
a Almería Don Francisco Campello y Antón, Médico por brillante oposición de
los Baños de Sierra Alhamilla, quien a lo largo de 28 años de ejercicio profesional
se labró un enorme prestigio en nuestra provincia, elevando el nivel científico
de la hidroterapia local; hecho que no pasó desapercibido por las emprendedoras
gentes de Alhama.
Recordemos también que en
junio de 1.848 Don Cristóbal Cortés López, que pasó a la historia de Alhama
con el apodo de "el sillero", por su oficio, se asoció con otros vecinos,
según nos consta documentalmente, para "acabar el pozo que se hallaba elaborando
en el sitio nombrado el barranquillo de la plaza nueva"; pozo cuyo precioso
líquido impulsó la vida y el desarrollo del pueblo durante más de 100 años,
haciéndole despegar de una economía meramente agrícola, un cuarto de siglo después
de la puesta en explotación de la Fuente de la Fe.
El milagro del agua, abundante
y cálida, hizo recordar a las gentes de Alhama el origen y significado de ese
nombre, sus raíces quizás milenarias.
Y en efecto, en once de mayo
de 1.874, casi un centenar de alhameños de toda clase y condición (labradores,
mineros, médicos, políticos, alpargateros...), se reúnen solemnemente para crear
la "Sociedad de Baños de San Nicolás". Dice así el expositivo primero
de la correspondiente escritura de fundación:
"Que después de haber celebrado diferentes conferencias preliminares para el examen del pensamiento de construir unos baños termales en esta localidad, aprovechando las aguas de la fuente principal, y habiendo merecido su aprobación y la de personas competentes como útil y práctico el referido pensamiento, han resuelto formar una Sociedad que teniendo por principal objeto la ejecución de dicho proyecto, comprenda las diferentes especulaciones a que pueda dar motivo tan basto pensamiento, que tanto ha de contribuir al desarrollo del crédito territorial y al de los intereses públicos".
Fue sin duda
una obra que contó con el apoyo de todo el pueblo. Para ello se llegó a subdividir
las cien acciones que inicialmente se suscribieron, en láminas de ¼ de acción.
La suscripción fue encabezada
por los Excmos. Sres. Don Francisco y Don Nicolás Salmerón y Alonso, aquél con
12 láminas y éste con 4, es decir, tres y una acción, respectivamente.
La figura de Don Francisco,
hermano de nuestro presidente, ha quedado un tanto oscurecida ante el merecido
relieve que alcanzó la de Don Nicolás. Seguramente el temprano fallecimiento
de Don Francisco contribuyera también a disipar su imagen. Ilustre y generoso
abogado, seguramente redactor de los e
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statutos de la sociedad de los baños,
fue presidente del Congreso de los Diputados y Ministro de Ultramar. Murió en
noviembre de 1.878. El Ayuntamiento de Alhama, en su sesión del 24 de noviembre
de 1.878, acordó sufragar con cargo al capítulo de imprevistos- honras
fúnebres en la iglesia parroquial, que se celebraron ese mismo día. El entonces
párroco de Alhama, Don Mariano Maezo y Bermejo, se negó a recibir cantidad alguna
en concepto de honorarios por dichos funerales. El Alcalde-Presidente, Don Diego
María López García, remitió a la prensa de entonces un sentido comunicado.
El Balneario se abrió al
servicio público en el año de 1.877, siendo su primer médico-director Don Ildefonso
Otón y Parreño. Dio a conocer sus observaciones sobre esta aguas en 1.883, tras
seis temporadas de experiencias. Otro médico de relieve fue Don Santiago García
Fernández, allá por los años de 1.877, y autor de la, en mi opinión, mejor memoria
que sobre ese establecimiento y las aguas medicinales de Alhama se ha publicado,
limitándose en general los siguientes sucesores a copiar las noticias ya conocidas.
Es justo recordar también
tanto a Don Gil Ramón Rodríguez, el farmacéutico que ya en 1.875, (cuando se
presentó en el Gobierno Civil de Almería el proyecto de construcción del balneario,
analizó las aguas conforme a lo prevenido por el Reglamento de Baños, que se
acompañó al expediente y, como sabemos, se publicó ese mismo año), como al médico
Don Juan Company Giménez, su director durante tantos años, posiblemente en la
época de mayor esplendor de entonces. De entre los innumerables anuncios publicitarios
del balneario aparecidos en la prensa local (especialmente la Crónica Meridional),
leemos en el publicado en 28 de abril de 1.902: "Gran Establecimiento Balneario
de Alhama de Almería... tres casinos en la población, coches diarios a la capital
y a la estación de Santa Fe".
Hacia los años 30 de nuestro
siglo se inició la lenta agonía... y nuestra guerra civil y paulatina reducción
del caudal de las aguas, lo remataron completamente, siendo vendido y convertido
por F.E. en un centro de formación de espíritu nacional "destruyendo todas
las instalaciones de Balneoterapia, creando en su lugar duchas, salas de gimnasia
e instalaciones deportivas en general, quedando el pueblo sin este elemento
de rendimiento económico de alivio y cura de dolencias humanas...", al
decir de su ilustre restaurador Don José Artés de Arcos.
Los informantes de Don Gil,
nuestro farmacéutico pionero, seguramente exageraron cuando le hablaron de la
existencia "de un espacioso lago al fondo de la ancha gruta..." (Fuente
de la Fe). El geólogo que inspeccionó la fuente, en unión del médico y del bañero
en 1.879, nos cuenta su aventura dentro de la mina que conduce al nacimiento.
No vieron ningún lago; sólo salieron con ampollas en los pies.
Pero de todas estas cosas
y algunas más que sobrepasan la visión general que se nos ha pedido, dejo constancia
documentada y puntual en la monografía que indico al principio de este artículo.
Entre tanto, permítaseme concluir ahora con algunas estrofas del poeta almeriense
Ibn al-Haddab, que ya en el siglo XI decía de los baños de Alhama:
En Alhama la brillante, se realizan los deseos;
es como un jardín de flores olorosas.
¡Es asombroso! Allí se reúnen dos cosas contrarias:
el agua que brota y el fuego que se esconde.