EL ECO DE ALHAMA NÚMERO 25 Nicolás Salmerón y Alonso, 1908-2008
 

¿Quién es Nicolás Salmerón? ¡El Patrón de Alhama!

Francisca Robles Sánchez
Profesora de Historia del IES "Cerro Milano". Alhama de Almería.

Era una respuesta muy común entre el alumnado más joven. A los mayores, sobre todo de Bachillerato, les hacía gracia; ellos ya sabían que fue presidente de la Primera República, que dimitió por no firmar una sentencia de muerte y poco más. Para los que no son de Alhama era prácticamente un desconocido y tampoco les interesaba demasiado - "No es de mi pueblo"-.

Con este panorama el Instituto de Alhama se proponía conmemorar el centenario de la muerte de Nicolás Salmerón. Desde el mes de septiembre el Centro se puso en marcha para abordar el tema recogiendo ideas para realizar actividades y colaborar con las instituciones organizadoras, pero con un objetivo muy claro: el centenario no podía quedar reducido a una serie de actos lúdicos o festivos que se diluyeran una vez finalizado el año 2008. Había que llenarlo de un contenido que debía calar, que debía tener continuidad, perdurar y tener otro sentido para todos los que vivimos en este Centro.

Durante varios meses nuestra labor se centró en la búsqueda de información y en el estudio de todo aquello que nos hiciera descubrir al hombre, su pensamiento y su trabajo, para entender mejor quién fue en su contexto histórico; por qué durante décadas se le condenó al olvido y por qué hoy aparece como un referente necesario.

Entendimos que la actuación con nuestro alumnado debía contemplar una variedad de aspectos que no se limitara exclusivamente al personaje. Había que conocer su época, el siglo XIX y los inicios del siglo XX, no sólo desde la evolución de los acontecimientos históricos en España, sino también en el mundo. Conocer y trabajar con el ciudadano Salmerón comprometido con la defensa de las Ciencias y la creación de la Sociedad Científica, él que era un hombre de letras que se diría hoy, preocupado por el estado de las Ciencias en España y retraso respecto a Europa. Unas Ciencias que él ligaba al progreso y éste a la enseñaza libre, en un país donde existía más de un 80% de analfabetismo entre los varones y más de un 85% entre las mujeres.

Todo se estaba transformando a un ritmo antes inimaginable en el tránsito del siglo XIX al XX y ante los nuevos retos hacían falta nuevos caminos y luz para transitarlos. Ese fue el compromiso de trabajo de Salmerón desde sus propuestas políticas, intelectuales y ciudadanas, y el nuestro, desde el Instituto, tenía que ser darlas a conocer a una juventud que tendría que aprender con su propio esfuerzo qué es lo que, realmente, conmemorábamos este año.

El primer contacto de nuestros jóvenes con Nicolás Salmerón se producía en el mes de marzo con una conferencia impartida por Dª María del Carmen Amate, que nos acercó a su vida, su trayectoria profesional y política y a los aspectos más entrañables de su relación con Alhama.

En la página Web del Instituto se mostraba una recopilación de fotografías y otros documentos sobre Nicolás Salmerón. Se había despertado ya la curiosidad entre el alumnado por conocer su casa, sus amigos, sus distintos retratos, algunos de sus objetos personales; esas cosas que humanizan porque hacen real a la persona que se estudia y es el paso previo al respeto y al cariño.

Al mismo tiempo los alumnos y alumnas de 2º de Bachillerato comenzaban el estudio y comentario de escritos políticos de Nicolás Salmerón. Para ello seleccionamos los que pudiesen tener más significado por su relación con los contenidos estudiados en Historia de España contemporánea e Historia del pensamiento político. Los libros del profesor D. Fernando Martínez López fueron nuestros compañeros durante todo el mes de abril.

Entre textos breves y algunos discursos completos se destilaron los motivos por los cuales Salmerón debía ser considerado como una personalidad de dimensión universal.

Se analizó su artículo sobre la Encíclica "Cuanta Cura" y la civilización moderna, en la que el Papa Pío IX condenaba la libertad de conciencia, la independencia del poder civil y la soberanía del pueblo. Para Salmerón estos principios que la Iglesia condenaba eran la base para construir una nueva sociedad.

El programa electoral con el que se presentó a las elecciones de 1869 por Almería y Huércal-Overa, que describe los principios del hombre político, filósofo, maestro y ciudadano, fue uno de los más apreciados por los jóvenes. En él se manifiesta su posición contra la pena de muerte, los tratos vejatorios a los presos, defiende la abolición de la esclavitud, la igualdad de derechos entre el varón y la mujer, la libertad de instrucción y educación, la libertad de cultos la libertad de expresión, y un largo etcétera que llevó a algunos de los alumnos a decir que parecía la Constitución Española de 1978 o la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Y, en efecto, fue un defensor de los derechos humanos, de la vida, de la dignidad humana y de la libertad; defensor de los derechos de los trabajadores, como hizo en el Congreso de los diputados en 1871.

De su discurso de dimisión en 1873 destacamos dos textos: una advertencia sobre la demagogia como el más grave peligro y el mayor enemigo de las democracias al ser un instrumento por el que el poder del pueblo se ponía en manos de los dictadores; otro, sobre la visión que él tenía de España en el mundo:"...Si no queréis que esta España deje de cumplir grabada en su suelo, de ser el lazo de unión entre el África y la Europa, entre el antiguo mundo y el nuevo continente, apresuraos a hacer esa política que conquistándose el reconocimiento de las naciones europeas consolide aquí firme e inquebrantablemente las instituciones democráticas y preste una fuerza incontrastable al progreso de la civilización en el resto del mundo." Qué idea de España tan distinta de aquella España imperial.

En el último discurso en las Cortes republicanas en 1874 nos dejó este fragmento: "Yo he creído siempre que la República debe inaugurar una serie de pacíficas y graduales reformas, que sin herir legítimos intereses, antes amparándolos, mejoraran la condición de todas las clases sociales".

Sería imposible relatar aquí los documentos que se han trabajado pero hay uno en especial, el discurso de 1903 en las Cortes, con motivo de la discusión del Mensaje de la Corona, que es un repaso a la historia del siglo XIX español. En él aparece un Salmerón ya enfermo y anciano, pero en toda su esencia. Es una crítica a la corrupción; y una oposición al caciquismo, a la oligarquía que excluía a las masas de la política y que imposibilitaba la revolución democrática, una defensa del civilismo frente al militarismo en política, y un alegato contra un régimen que mandó a sus hijos a morir a una guerra, de antemano perdida, que se pactó por salvar el honor y el trono: La guerra colonial de 1898.

 

¿Qué se podía hacer para dar a conocer el mensaje de Salmerón?

Pensamos que sus palabras podrían quedar sintetizadas en dos imágenes, dos fotografías cuyos protagonistas serían los alumnos y alumnas que durante varios meses habían convivido con D. Nicolás: -Una manifestación de jóvenes que portarían pancartas en las que aparecieran aquellas ideas que ellos mismos seleccionaran como las más representativas de su pensamiento.- Una fotografía de 1908, donde los propios alumnos, ataviados con la indumentaria propia de aquel principio de siglo, representaran a todos los grupos sociales de entonces (porque Salmerón es de todos y de todas) y otra de 2008.

Y así, se dispusieron a rebuscar en los baúles de sus casas y en la memoria de sus antepasados porque, a su vez, cada uno tenía que meterse en la piel del personaje que iba a aparecer en esa fotografía: trabajadoras de la faena, profesionales liberales, campesinos, molineras, jornaleros, ricas burguesas, tenderos, comerciantes,¡hasta un juez!.Cada uno fue contando los motivos por los que estaría en esa manifestación.

La mañana del 8 de mayo, con mucho entusiasmo y muy poco temor a un día que se presentó lluvioso, recorrieron las calles de su pueblo, hablaron con el vecindario y los familiares que salían de las casas a su paso, hasta que llegaron al Paseo, y allí, delante del busto de Nicolás Salmerón, se hizo la primera de las fotografías.

Después se dirigieron al Ayuntamiento, donde los recibió su alcalde, D. Francisco Guil y a continuación marcharon hacia el Colegio para compartir con el alumnado de Primaria el mensaje de Nicolás Salmerón. Explicaron las características de los personajes que encarnaban, las condiciones de vida de esta época y el significado de las pancartas que llevaban, en respuesta a la gran cantidad de preguntas que los chicos y chicas les hacían. Fue un momento muy emotivo. Se habló del pasado, y también del presente, un presente al que tuvieron que regresar, acto seguido, para realizar la segunda fotografía en la que volvían a ser Desiree, Rosabel, Antonio Lozano, Águeda, Raquel, Marínela, Tania, Consuelo, Marta, José Luis, Neiva, Encarna Ma, Antonio Abad, Rosalía, Carmen, Francisco Abel, Samuel, Juan Francisco, Ana Ma, Ma Mercedes, Rafael, Asunción, Beatriz, Librada, Jesús, José Francisco, Javier y Raúl.

¿Tienen validez las ideas de Salmerón hoy en día?

Para la mayoría de estos jóvenes el pensamiento de Salmerón y lo que él defendía es hoy una realidad, aunque queda mucho por hacer en todo el mundo. Estas ideas están en nuestra Constitución, en nuestras leyes, en nuestras escuelas, en nuestra sociedad. Sí, pero han tardado casi un siglo en estar aquí. Esta cultura de participación ciudadana, de paz y solidaridad entre pueblos, de respeto por los derechos naturales y sociales, de libertad y justicia, ha estado sepultada durante demasiado tiempo, y los hombres y mujeres que lucharon y trabajaron por ella olvidados, con la intención de hacerlos invisibles, como si nunca hubieran existido.

Por eso es por lo que conmemoramos, recordamos y enseñamos, porque con su pensamiento, con su ejemplo, y el trabajo de toda su vida, hoy disfrutamos del país en el que vivimos, con derechos y libertad, con democracia; un país que ni Salmerón, ni las mujeres y hombres que lo soñaron pudieron disfrutar. A ellas y a ellos les debemos esta riqueza. Y a nosotros nos corresponde "pensar y trabajar" para no perderla nunca más.

Es el "recuerdo respetuoso" que se merecen.