EL ECO DE ALHAMA NÚMERO 24 ALHAMEÑOS ENTRAÑABLES
 

María del Mar Alcaraz García

LA COSTURERA

María. E. Martínez Gonzálvez

A finales del sigo XIX Juan Alcaraz, natural de Instinción y Ana García, natural de Paterna, decidieron contraer matrimonio e instalarse en Alhama de Almería, donde pondrían su hogar, ya que el trabajo lo tenían en éste, su pueblo desde entonces.
Para recibir al primero de los seis hijos del matrimonio, se trasladaron momentáneamente a la localidad natal de Juan: Instinción, y así, el día 31 de marzo de 1893 en casa de sus abuelos paternos, nació Mª del Mar Alcaraz García a la que años más tarde y de forma cariñosa, en el pueblo le pondrían el sobrenombre de "la costurera" con el que aún hoy la seguimos recordando.
En 1905 María del Mar junto con algunos/as de sus v seis hermanos/as y sus padres, llegan hasta el cortijo de Careaga, propiedad por esa época del Sr. Esteban Jiménez.
Contaba entonces con 12 años y el Sr. Esteban debió observar en ella algunas dotes especiales para la tijera y la aguja, que le ofreció a la niña la posibilidad de irse con él a la capital para aprender el oficio de corte y confección. María del Mar, previo consentimiento de su padre, accedió a la petición de Don Esteban; comenzando de esta forma su andadura entre agujas, telas e hilos. Así que unas veces quedándose en la capital y otras desplazándose en tren hasta la misma (para lo que previamente debía ir andando hasta Santa Fé) nuestra amiga aprendió el oficio de modista durante cinco largos años.
A la edad de 1 7 años ya contaba con suficiente experiencia como para establecerse por su cuenta. Comenzó a ejercer la profesión en su pueblo, montando en su casa de la Calle de los Salmerones, 1 un modesto taller, aunque éste lo utilizaba para la confección de la ropa de sus familiares, ya que la mayor parte de su producción, la hacía en el domicilio de las dientas que requerían sus servicios. Le proporcionaban el tejido, el hilo y la máquina de coser; y por la comida más 1 2 pesetas, María del Mar entraba en la casa y durante toda la jornada hacía lo que mejor sabía hacer: coser.

No sólo hacía prendas de vestir, era una artista de la aguja y lo mismo borda-ha flores de canutillo con esparto, que cogía una sá­bana y hacía prendas de ropa interior tanto de seño­ra como de caballero, o el ajuar y un vestido para una novia.

Quienes la conocieron, saben de su técnica, no usaba patrón alguno sobre papel de la prenda que quería confeccionar, ni tampoco usaba una gran mesa en la que extender el tejido. Tan sólo necesitaba estar sentada, y sobre su halda iba dando cortes a un lado y a otro de la tela con la longitud y dirección que sólo ella sabía y posteriormente, sin hilván previo, coserlo en la máquina. En poco tiempo la prenda estaba lista para ser usada. No sólo hacía prendas de vestir, era una artista de la aguja y lo mismo bordaba flores de canutillo con esparto, que cogía una sábana y hacía prendas de ropa interior tanto de señora como de caballero, o el ajuar y un vestido para una novia. En el periodo previo a las fiestas, María del Mar estaba muy solicitada y cuando entraba en una casa toda la familia tanto niños como adultos se quedaban con los trajes hechos.
Por circunstancias trágicas para ella, María del Mar no se casó, aunque no le faltaron pretendientes. Ante esa adversidad ella decidió dedicar su vida a su familia, tanto en lo económico como en lo afectivo. Al ser la mayor de seis hermanos actuó desinteresadamente como una segunda madre para todos ellos, para sus cónyuges y para sus sobrinos/as. Nunca tuvo nada suyo, pues todo lo que ganaba lo compartía con sus familiares.
Mientras sus padres vivieron cuidó de ellos, ya que vivía en el mismo domicilio junto con uno de sus hermanos y la familia de éste, pero al morir su madre se fue a vivir con una de sus hermanas: Julia.
En los años de decadencia de la uva, la emigración en Alhama fue importante. Unos antes y otros después todos los miembros de su familia se fueron marchando hasta Barcelona y Maria del Mar se quedó aquí en Alhama, lejos de lo que ella más apreciaba, su familia. Con el paso de los años, ella se vio más sola y despro­tegida, así que decidió irse cerca de los suyos y pidió a sus sobrinas que se la llevaran. Se instaló en San Sadurní de Noya y allí disfrutó teniendo cerca a sus familiares, siguió haciendo lo que ella más sabía: coser; pero sobre todo ofrecer su cariño y generosidad a todos los que la rodeaban.
Al poco tiempo de estar allí, enfermó y años más tarde cuando contaba con 88 nos dejó su recuerdo.

Ma del Mar vivió en la misma casa que viera la luz Don Nicolás Salmerón, hoy biblioteca pública de Alhama.

Sirvan estas líneas como
el homenaje que todas
sus sobrinas quieren ofrecer a
MARÍA DEL MAR
ALCARAZ GARCÍA
"LA COSTURERA"