EL ECO DE ALHAMA NÚMERO 23 HISTORIA
 

ALHAMA A TRAVÉS DE LAS MATRÍCULAS DE CONTRIBUCIÓN INDUSTRIAL (1921-1965)

Porfirio Marín

Porfirio Marín Martínez

A requerimientos de la Hacienda Provincial, durante un largo período del siglo pasado, anualmente se confeccionaban por las corporaciones municipales listados de contribuyentes relacionados con las actividades artesanal, comercial e industrial asentadas en su demarcación. En ellos se indicaba la aportación que cada uno debía realizar al erario público, a lo que se añadía un porcentaje para sustento de los respectivos Ayuntamientos. Era lo que se llamaba la Matrícula General de Contribución Industrial. Varios de estos listados correspondientes al Ayuntamiento de Alhama -concretamente entre los años 1921 y 1965- se han consultado (1) para elaborar este artículo, que creemos de interés por reflejar en cierta medida la vida económica y social del municipio durante esos cuarenta y cinco años.

Entre otros muchos aspectos de interés que aportan los datos, nos hemos centrado en el relacionado con los distintos oficios, profesionales  o actividades económicas que se encontraban en Alhama y su evolución a lo largo de esos años, como reflejo de las circunstancias económicas y de desarrollo del municipio. El seguimiento y el análisis de las distintas actividades comerciales e industriales a lo largo de dos generaciones de alhameños y alhameñas, que coinciden con nuestros padres y abuelos para los que rondamos ya los cincuenta años, son los objetivos principales de este trabajo.

 

Introducción

            En primer lugar, constatamos el hecho de que, a pesar de analizar una documentación administrativa generada en distintas épocas históricas –últimos años de Restauración, Dictadura de Primo de Rivera, II República, Guerra Civil y bastantes años de Franquismo- el contenido de la misma es similar y prácticamente no ha tenido ninguna interrupción durante todo el período. Dentro de esta visión homogénea, se pueden distinguir varios períodos o años singulares.
            Así, es significativo observar cómo no es hasta el año 1924-1925 cuando aparece por primera vez un documento en formato impreso –con anterioridad era efectuado a mano-. Y no sólo es un año significativo en este aspecto, también existe un salto cuantitativo y cualitativo en cuanto al número de contribuyentes, a la variedad de oficios y a la cantidad a recaudar, pasando de una recaudación que no llega a las 3.000 pesetas en los tres años anteriores y primeros de este estudio, a superar las 25.000 pesetas, como se observa en el gráfico 1. Este salto es indicativo del interés que el gobierno de la Dictadura de Primo de Rivera puso en actualizar y potenciar las haciendas locales, reflejado  posteriormente en un número importante de obras públicas promovidas desde la Diputación Provincial de Almería (2).

            Otro aspecto de interés ha sido la permanencia de la actividad económica de Alhama durante los años de Guerra Civil. Se puede decir que hubo una continuidad entre los años anteriores y los posteriores a ella, aunque, como veremos, los años de postguerra repercutirán en un estancamiento de la actividad económica. No volviendo a recuperarse las cifras de recaudación de 1925 ó 1935 hasta pasados los años cincuenta, como ocurrirá con otros muchos indicadores demograficosanitarios.


            La situación económica de los años que componen nuestro estudio se enmarca en un período de recesión económica general, agravado por las crisis de entreguerras a nivel europeo y por la Guerra Civil española y, sobre todo, la postguerra. Esta situación se refleja en el descenso de la población de Alhama durante esos años, como se observa en el gráfico 2 de evolución de la población. Ello derivó, necesariamente, a una emigración importante de la población alhameña a otras regiones de España o al extranjero en busca de un trabajo que la actividad económica de Alhama no permitía absorber, como ocurriera en otras muchas zonas deprimidas de España.


            No será hasta los primeros años sesenta, cuando, a la par de los inicios del desarrollismo que experimentara el país, se verán incrementados de forma significativa el número de contribuyentes y las cantidades recaudadas por el concepto de Matrícula Industrial en Alhama. Pero, como se observa en el gráfico 3, en 1965, aunque es el año de la serie después de la Guerra Civil en que se consigue incorporar al mayor número de contribuyentes (123), no se alcanzará el logrado en el año 1925,  con 157 contribuyentes.
            A lo largo de estos años muchas actividades comerciales se mantendrán, otras desaparecerán para no volver a surgir o reaparecerán de nuevo años después y algunas nuevas surgirán de nuevo cuño. Pero en toda la serie de años analizada el denominador común será la pervivencia de una actividad económica e industrial tradicional y de autosuficiencia, rota sólo en los últimos años de nuestro estudio –finales de los cincuenta y años sesenta-. 
            A continuación analizaremos más pormenorizadamente las distintas actividades económicas agrupadas en períodos, mencionando sólo en alguna ocasión nombres de personas por ejercer algún cargo público o de gran notoriedad en una actividad concreta. 

1. Década de los años veinte (final de Restauración y Dictadura de Primo de Rivera)
            Comencemos a analizar el primer listado de Matrícula de Contribución Industrial, que se elaboró en marzo de 1920 para el año 1920 a 1921 (3). En él aparecen 37 contribuyentes (Véase cuadro 1). Estos están relacionados en su mayoría con la actividad comercial, que se concentra sobre todo en la plaza del Ayuntamiento – o “plaza del Mercado”-, plaza de la Constitución –o “plaza de abajo”- y en las calles aledañas a aquéllas. Llama la atención ya en este listado la presencia de una fábrica de tejas y ladrillos, con un horno de 10 metros cúbicos en la calle Alfarerías, dos molinos de serrín en la zona del Puente “Los Imposibles” –indicativo de que existía actividad uvera en la zona- y cuatro molinos harineros; todos ellos ubicados en la zona del río Andarax. Observamos la presencia de un establecimiento de baños y la actividad relacionada con la explotación de un carro de dos ruedas, ambos ubicados en la calle Fuente. Además, encontramos la existencia de tres farmacias, una en la plaza del Mercado, otra en la calle Almería –después llamada de los Médicos Rodríguez e Ibáñez- y una tercera en la calle Canalejas, regentadas por Emilio López Gómez, Santiago Capella Romero y Francisco López López, respectivamente. También aparece la figura de notario, Pedro Orta Tortosa, y la de secretario municipal, Juan Mercader Gil. Por último, queremos indicar dentro de este listado, la existencia de ciertos oficios o actividades económicas que con el tiempo desaparecerán, como son dos abacerías, una tienda de sogas o un cubero. En total suman un montante de 2.304,62 pesetas, siendo “ropas hechas” la actividad que más contribuiría, con 237,60 pesetas, seguida de “tejidos”, con 214,80 pesetas, y el establecimiento de baños, con 132 pesetas. Las farmacias aportaban 110 pesetas cada una.


            En los listados de los tres siguientes años –los relacionados para 1921 a 1922, 1922 a 1923 y 1923 a 1924-  no aparecen grandes cambios, coincidiendo todos ellos, al igual que el anterior analizado, en la confección manual de las plantillas.
      Damos paso al listado de contribución de 1925, que se presenta en formato impreso y en el  que se observa un salto importante. Tanto es así, que ya en ningún momento posterior se conseguirá tal número de contribuyentes, 157, multiplicándose por diez la cantidad recaudada respecto del año anterior, llegando a 25.665,36 pesetas. Por su interés y novedad respecto a la plantilla confeccionada en el año 1920, exponemos en un cuadro aparte el listado de actividades económicas de dicha plantilla (Véase Cuadro 2).


Entre las muchas novedades que ofrece esta plantilla, señalaremos la presencia de una cuarta farmacia, la de Juan Diego Rodríguez López, en la Plaza Constitución, la aparición por primera vez de una prensa de husillo (almazara) en el paraje Los Frailes, y el aumento a tres los molinos de serrín y la aparición de tres barrilerías, figurando los nombres de Francisco Sáez Rubio, Cristóbal Rodríguez López y Productores y Exportadores de frutas frescas de Canjáyar, indicativo de la importante implantación del cultivo de la parra. Además,  figura un nuevo molino harinero en el camino de la fuente y tres nuevas tiendas de tejidos (4).


Durante estos primeros años la asistencia sanitaria de Alhama vendrá ejercida por dos médicos titulares, José Mizzi López y Francisco Casado Ossorio, y un practicante, Vicente Marín Martínez, que se mantendrán durante todo este período. 
De la información ofrecida por el resto de los listados de este período, sorprende cómo en el de 1926, como consecuencia de las múltiples bajas que se producen, se reduce el número de contribuyentes a 108 y se propone una recaudación de 16.515.39 pesetas, cifra más en consonancia con las que figuran en los listados de los tres años siguientes, que rondan las 14.000 pesetas.
Entre las novedades o cambios del listado de 1926 se encuentra el pago de contribución de una camioneta de mercancías y dos automóviles de viajeros. Quizás esta presencia de vehículos a motor pudiera explicar la paulatina disminución del número de carros de caballos, como ocurriera en 1928, que dejan de figurar cuatro de ellos.

 

Ferretería de Cristobal Rodríguez Gil, sobre 1930. Col. particular familia Rodríguez López


Del listado de 1927 destacamos la aparición de dos nuevos contribuyentes, la Sociedad “Sindicato Agrario La Defensa”, ubicado en la plaza del mercado, y un café “de sociedad” (5), como nuevos lugares de sociabilidad ante las dificultades del régimen primoriverista para favorecer el asociacionismo político (6).
En los listados de los años 1928 y 1929 también observamos un mayor dinamismo comercial y social en Alhama. Las mercerías y paqueterías aumentan en número hasta nueve y se llegan a contabilizar hasta tres “cafés a 0.30” (Entendemos que se hará referencia al precio en céntimos de un café) y siete tabernas. Además, se suma a esta idea otros cambios, como la aparición de una nueva tienda de tejidos, de un segundo sastre, de un tercer establecimiento de hospedaje  o el aumento de los comisionistas hasta llegar a nueve. Por último, se une a ello una nueva actividad: una expendeduría de pólvora para caza. 
Por todo ello, creemos que la segunda mitad de los años veinte fue para Alhama de bonanza económica, al calor de la producción de la uva.

 

Herrería de Cristobal Rodríguez Gil, sobre 1930. Col. particular familia Rodríguez López

2. La Contribución Industrial durante la II República y la Guerra Civil
Continuando con el análisis de los listados, en este nuevo período nos encontramos con el de 1931, un listado más reducido al de 1925, ya que en él aparecen sólo 92 contribuyentes. Las diferencias más importantes a resaltar respecto de los listados del período anterior son éstas: se registra por primera vez un vendedor de autos y accesorios en la calle Fuente; aparecen dos surtidores de gasolina, ambos en la carretera, uno a nombre de José Rodríguez Gil y otro al de Santiago Capella Romero, y un garaje de más de 250 metros, ubicado en la carretera -todo ello para dar servicio a los primeros vehículos a motor de la localidad-; surgen nuevos contribuyentes relacionados con el oficio de cubero -indicándose que posee menos de 4 operarios- en calle Alfarerías, y cuatro de ellos relacionados con tres fábricas de pan de cilindros y una amasadora.

 

Surtidor de gasolina de José Rodríguez Gil en la Carretera, junto al frontón de pelota. Col. particular familia Rodríguez López


De 1931 a 1940, a pesar de los avatares de la Guerra Civil, no se deja de elaborar la matrícula de contribución industrial por parte del Ayuntamiento de Alhama, siendo el año de mayor recaudación 1935, con 19.745,39 pesetas y 111 contribuyentes. El año de menos recaudación es 1932, con 9.553.40 pesetas y 91 contribuyentes (7).
En la evolución de los datos económicos de estos años se observa que la Guerra Civil frenó el ascenso de la recaudación y contribuyentes iniciado a partir del año 1933. A pesar de todo, se mantuvo la actividad económica entre 1936 y 1940, repitiéndose en su mayoría las mismas personas en los distintos listados, oscilando su número entre los 100 de 1936 y los 87 de 1938, obteniéndose una recaudación en torno a las 14.000 pesetas. 
Las actividades que más han contribuido en este período han sido las ferreterías, las tiendas de tejidos al por menor, las fábricas de serrín de corcho, los molinos harineros y las almazaras. Y se  mantendrán prácticamente estancadas las contribuciones, oscilando las más altas entre las 398 de las tiendas de tejidos y 931 de una fábrica de serrín.
Como datos interesantes obtenidos de los listados de esta década turbulenta, podemos indicar que en 1932 aparece por primera vez un expendedor de material fertilizante; que en 1933 ocurre lo mismo con un establecimiento de “ultramarinos”; que en 1934 figura por primera vez una sombrerería y un taller mecánico; que en 1935, el mejor año de esta década, inicia su andadura una fábrica de bebidas gaseosas, otra expendeduría de material fertilizante, una tienda de acopio de graneros –en el paraje Los Imposibles- y dos almazaras, una de prensa de husillo en Villa Blanca (Huéchar), de Manuel Tortosa Ferrer,  y otra en el camino de Alhabia, de Juan Burgos; sin embargo, en este mismo año desaparece el establecimiento de baños; que en 1936 surge un establecimiento de venta de sacos; que 1937 trae como novedad una tienda de bollos y el oficio de chamarilero; que en 1938 prueban suerte tres fábricas de jabón; y que en 1939 inicia su historia particular el oficio de hojalatero.
En cuanto a personal de servicios municipales, mientras que en todo este período se mantienen los dos médicos titulares (8), en 1935 se incorpora otro practicante más, Manuel Rodríguez Rodríguez. Además, sólo en ese año de toda nuestra serie, 1935, figuran dos notarios en Alhama con la inclusión de Blas Serrano Pérez. Sin embargo, no consta ninguno entre los años 1937 y 1941. En lo referente a farmacias, habrá dos durante todo este período.
En los últimos años de este período se observa un estancamiento  en la evolución de algunas actividades. Éstos son varios ejemplos: los dos molinos harineros de los primeros años se reducen a uno entre 1938 y 1940; los surtidores de gasolina se reducen a uno a partir del 1937 y éste desaparece en 1940; lo mismo ocurre con la fábrica de bebidas gaseosas, que  deja de figurar en 1940; por último, de 12 piperías que aparecen en 1934 se pasa a 3 en 1940.
Finalmente, de este período diremos que, siguiendo el recorrido de las fábricas de serrín, podemos deducir que la actividad uvera se mantuvo intensa hasta 1935 y que a partir de entonces decayó de forma importante, ya que de dos fábricas de corcho de 1931 se pasa a tres al año siguiente y a cuatro en 1935 –tres en Galáchar y una en la calle Alfarerías-, para quedar sólo una –en Galáchar- entre 1936 y 1940. Durante este período no se hace mención alguna a las barrilerías.  

3. Los años de postguerra
En 1941se produce un importante incremento de recaudación respecto al año anterior, 25.775,04 pesetas, a pesar de tener un número similar de contribuyentes. Pero no volverá a superarse esa cantidad hasta 10 años después, ya que los años de postguerra no debieron de dar para mucho más. Almería, como el conjunto nacional, estaba sumida en una economía de autosuficiencia y a un aislamiento económico internacional. Además, la segunda guerra mundial y sus consecuencias ocasionaron que no fuera hasta finales de este período cuando comenzara a exportarse de nuevo la uva al extranjero y, con ello, se iniciara la actividad en las barrilerías. Fueron los peores años de miseria y hambre. De ahí que resurgieran oficios y actividades artesanales ya abandonadas y se redujeran varias de ellas. 
Como hechos relevantes indicativos de una reducción de actividad comercial que encontramos en este listado de 1941 citaremos los siguientes: que aparece sólo una farmacia, situación que se prolongará unos años más; no aparecerá en el listado ninguna tienda de comestibles, aunque en su lugar aumentarán las abacerías hasta llegar a seis y las mercerías y paqueterías, que figuran diez; sin embargo, sólo se mantiene en activo una tablajería; lo mismo ocurre con otras actividades, quedando una tiendas de tejidos, un establecimiento de hospedaje, una tienda de paja por mayor y un solo carro de caballos de dos ruedas.
Por otro lado, algunas actividades desaparecen en este listado, como ocurre con las barrilerías y las fábricas de serrín de corcho, indicativo de la bajísima actividad uvera de estos años. También desaparecerá en este año el punto de venta de gasolina existente años atrás. Tampoco aparecerán los baños. Sin embargo, algunas actividades emergen por primera vez, figurando tres tratantes de hierros, que es la que más contribuye en este listado, con 1.440 pesetas cada uno, un chamarilero y un constructor-tienda de ataúdes.
Por último, en este listado observamos el funcionamiento de algunas actividades a pleno rendimiento, como ocurre con los molinos harineros, algunos de ellos abandonados años atrás, contándose hasta siete, seis en el paraje de Galáchar, donde figuran Luis Rozas Ortega, Manuel Rozas Martínez, Manuel Martínez Martínez, Diego Rodríguez López y Francisco Martínez García (con dos) y uno en calle La Fuente, de José López Pérez. Lo mismo ocurre con las almazaras, que aparecen dos, la de Huéchar y la del Camino de Alhabia (“de arriba”), ambas de prensa con husillo.
Entre los listados de 1941 y 1950 se produjeron algunos cambios. Lo más significativo de ellos se expone a continuación:
- En 1942 aparece una nueva actividad comercial denominada “trapos viejos”, que por cierto es de las que más dinero aportan, con 1.300 pesetas anuales. De nuevo se introduce un lugar para la venta de gasolina en el municipio.
- En 1943 surge, tras varios años sin figurar, una confitería, además inician actividad dos sombrererías y un exportador de frutas, Ángel Barquero Maciá.
- En 1944 figuran ya tres carros de dos ruedas, además de un horno de yeso en Galáchar y un notario después de varios años de ausencia, Fausto Romero Miura, siendo éste el tercer contribuyente, después de los trapos viejos y de la venta de cubos.
- En 1945 aparece como novedad la contribución de 18 ganaderos con un total de 147 cabras de leche. Las actividades que más contribuyen este año son la tienda de tejidos por menor, de Purificación Díaz García, con 969.60 pesetas, y la fábrica de jabón, de Nicasio Utrera Burgos, con 624 pesetas. Sólo quedará un practicante para todo el pueblo, Manuel Rodríguez.
- En 1946 se incorpora una nueva actividad, la de alfarería, también del mencionado Nicasio Utrera. El mayor contribuyente en este año es la ferretería, de José Rodríguez Gil, con 1.148.41 pesetas.
- En 1947 encontramos varias actividades nuevas, como un exportador de hierros, Nicolás Díaz García, quien resulta ser el mayor contribuyente en esta ocasión, con 1.544,94 pesetas, un  vendedor al por mayor de harina en Galáchar, Santiago Martínez García, siendo el segundo mayor contribuyente, con 1.148,41 pesetas, y un establecimiento para venta de papel de fumar. Se incorpora un nuevo médico en el pueblo, Miguel García Arance, en sustitución de Francisco Casado. 
- Del año 1948 sólo cabe señalar que aparece un horno más de yeso en Galáchar y un nuevo establecimiento para venta de papel de fumar. Llama la atención que en este año el hecho de figurar  12 hornos de pan, que se mantendrán en ese número hasta 1950, comenzando a partir de entonces a disminuir, quizás como consecuencia de una modernización de los mismos.
-  En 1949 encontramos por primera vez la prensa de viga de la almazara de “abajo”, de Antonio Iborra López, en representación de la Comunidad de Labradores. Aparte, encontramos el primer espectáculo de cine de Alhama, el Cine Utrera. También comienzan a figurar varios vendedores ambulantes.
- De 1950 señalaremos que inician actividad dos ebanisterías, una de Manuel Rodríguez Gil y otra de José Amate Rodríguez. También aparece como novedad un establecimiento de ropas hechas. Por último, figura, después de varios años sin hacerlo, una barrilería con tres operarios en el barrio “Perchel”.

4. Década de los cincuenta y permanencia de la autarquía económica
Durante la década de los cincuenta se producen pocos cambios importantes, ya que son temerosos los intentos para salir del aislamiento económico internacional de España.  Destacamos en este período que proliferan las barrilerías y las fábricas de serrín de corcho, contabilizándose hasta siete de las primeras, indicativo de que nos encontramos en un período de gran actividad uvera. De otra parte, se introducen los motores en dos molinos harineros, hasta entonces de fuerza hidráulica, arranca una fábrica de vigas en 1959 y surgen en 1960 los automóviles como objeto de contribución.
Alhama contaba en 1950 con la población más baja desde mediados del siglo XIX, 2.521 habitantes, con 800 habitantes menos que el censo de 1940, lo que representa la cuarta parte de su población. A pesar de el número de contribuyentes se mantienen entre 75 y 92, aumenta la contribución de forma progresiva hasta alcanzar los 47.449.69 pesetas en 1960.
            A continuación expondremos lo más significativo de estos años:
- En 1951 se recupera el negocio del serrín a través de una expendeduría, regentada por Ángel Barquero Maciá. Aparecen cuatro barrilerías, cuyos propietarios eran Ángel Barquero Maciá (en calle Escuelas), Antonio Artés Martínez (en calle Alfarerías), Diego Rodríguez García (en Nuevo Perchel), y Luís García López (en Cuatro Caminos). Aparece por primera vez un expendedor de madera, Diego Castilla Leiva. En este año la contribución mayor recayó en tejidos ordinarios. 
- En 1952 aumentan en tres las barrilerías (llegando a siete), incorporándose Juan Rodríguez García, José Navarro Moner (en calle Barrilerías) y Salvador Hernández Mellado (en Huéchar) y en tres los expendedores de serrín, incorporándose, además Antonio Artés Martínez, Diego Rodríguez García y Juan Rodríguez García, todos ellos con barrilería. En el capítulo de ocio se añade un nuevo café con mesa de billar, contabilizándose en Alhama tres tabernas y tres cafeterías. Aparece una droguería a cargo de Manuel Díaz García, siendo ésta la tercera en contribución, con 1.542,90 pesetas. La primera es la ferretería, con 1.905.55 pesetas.
- En 1953 se darán de baja las barrilerías de los dos primeros de las tres que se incorporaron año anterior e inicia su andadura la de Francisco Pascual Marín (en Cuatro Caminos). Llama la atención que en este año se instala un nuevo molino harinero a motor en la calle Noria, de Luís Rozas Ortega, manteniéndose otros cuatro “de piedra”. Por lo demás, se incorporan dos nuevas actividades, la venta de pólvora para caza, de Francisco Segura Díaz, y una posada, de María García López, aparece un nuevo notario, Juan Martínez Cabello, y figuran un exportador de trapos sucios y un vendedor de aceite y vinagre.
- En 1954 se incorpora otro motor al molino harinero del camino de Alhabia (Fuente). Sólo aparece la farmacia de Emilio López Gómez y no figura el puesto de secretario del Juzgado Municipal. Desaparece también el horno de yeso de Galáchar y el carro de dos ruedas que cotizaba desde postguerra. También dejan de aparecer los ganaderos como contribuyentes.
- Tras 1955, donde no hay ningún cambio que merezca reseñar, salvo que es el año con menor número de contribuyentes del período (75), pasamos al año 1957, ya que no contamos con el listado de 1956. En él encontramos que los expendedores de serrín se reducen a tres: Ángel Barquero, Juan Rodríguez y Diego Rodríguez, aunque aparece aparte una fábrica de serrín de corcho a nombre de Esteban García López (en calle Alfarerías). Además, continúa el mismo número de barrilerías que en 1953, siendo compensada la baja de Luís García por la de Diego Rodríguez López (en Paseo de Liberación). En este mismo sentido, se mantiene como en años anteriores un número importante de talleres de carpintería y ebanistería, que se van modernizando con la incorporación de sierras de cintas. Las ferreterías, en número de tres, las de los hermanos José y Cristóbal Rodríguez Gil y la de Sebastián López Ferrer, continúan siendo las que más cotizan, con 1.963,34 pesetas, Le siguen los dos establecimientos de tejidos por menor, el de los hermanos Porfirio y Juan Marín Díaz y el de Miguel Navarro López,  y en tercer y cuarto lugar las cafeterías de José Martínez Rodríguez, en la plaza Mercado, y la de Vicente Bailón Fernández, en la Plaza Cantones. Alhama contará en este tiempo con otra cafetería, la de Gabriel López Vázquez, además de tres tabernas. Aparece por vez primera un expendedor de material fertilizante, Diego Rodríguez García.
- En 1958 reaparece la barrilería de Juan Rodríguez García, con lo que se llega a siete este año, y surge una nueva ebanistería, la de Antonio Abad Aragón. Aparece una nueva actividad, la de calzados al por mayor, de Manuel Martínez Calvache, desapareciendo por contra la alpargatería de Pedro Martínez López.
- En 1959 desaparece la barrilería de Diego Rodríguez López, quedando en funcionamiento seis. Por otro lado, cabe destacar la aparición de tres nuevas fábricas, la de aserradero de mármol en el Puente “Los imposibles”, a cargo de Encarnación Martínez Rodríguez, que resultará ser la primera contribuyente ese año con 4.633,24 pesetas, otra de pan y una fábrica de de vigas en la calle Barrilerías de Juan Cirera Arcos, contribuyendo con 594,44 pesetas. Se dará de baja el molino harinero a motor en calle Norias.Aparecerá una cuarta ferretería, la de Francisco Muñoz Carmona.
- De 1960 resaltamos que surge un nuevo oficio a contribuir, el de maestro albañil. Lo hace con Juan Cirera Arcos. Además, observamos que se mantienen aún cuatro molinos harineros, tres de piedra en Galáchar, de los que dos son de Francisco Martínez y uno de Manuel Martínez, y otro a motor en el camino de Alhabia de Nicolás Pérez Ayala. Otras novedades que encontramos son: un establecimiento de material eléctrico y aparatos eléctricos, de Francisco Artés Rodríguez, la recaudación por dos automóviles, los de Diego y Francisco Martínez Rodríguez, y un taller de reparación de bicicletas, de Gonzalo Rodríguez Arcos. Por lo demás, continúan figurando las mismas seis barrilerías del año anterior.

5. Primer quinquenio de los sesenta (Los primeros años del “desarrollismo”)
            En este análisis por períodos, por último llegamos a los años sesenta, donde sólo existe documentación de los primeros años. En ellos se refleja un movimiento importante de altas y bajas, indicativo de la mejora económica que se vive en el país, incrementándose la contribución de forma significativa, ya que se duplica en 1962 y llega a rozar las 135.000 pesetas en 1965. Es indudable que estos listados forman parte de una nueva etapa económica que en España se inició con el Plan de Estabilización de 1959, que abría la economía española al exterior y que comenzó a ser dirigida por los llamados “tecnócratas”.
Expondremos a continuación lo más significativo de estos años: 
- En 1961 observamos, por un lado, que desaparece la fábrica de aserradero de mármol y dos molinos harineros de Galáchar, a la vez que la fábrica de serrín de corcho, como muestra de actividades improductivas y poco rentables para los tiempos que corrían; por otro lado, se traslada la fábrica de vigas a la carretera nueva. De las pocas altas nuevas que figuran, aparece un establecimiento de vinos del país, de Francisco Verdú Albert, que resulta ser el tercero en contribución, y otro para venta de cereales. Se mantienen las seis barrilerías. En este año no cotiza  ningún vehículo.
- En 1962, con un nuevo diseño de impreso, donde aparece como primer contribuyente la empresa constructora de obras de Cirera Arcos, con la aportación de 3.952,50 pesetas. Por otro lado, figura aún en activo la almazara de prensa de viga, que se dará de baja a final de ese año, pero volverá a aparecer en el listado de 1965. Sólo permanecerá un molino harinero, el de motor ubicado en el camino de Alhabia. Como novedades encontramos la aparición de un corredor, Miguel López Rodríguez. En el apartado de ocio se darán de alta en este año dos máquinas futbolines y un cinematógrafo, de Abilio Utrera Burgos, un establecimiento de baratijas y la fábrica de lejía de Alberto Utrera Bervel. Se mantienen cinco barrilerías, desapareciendo la de Huéchar. Contribuirán al fisco este año quince vehículos.
- De 1963 cabe indicar la aparición de una fábrica de hielo, de Cristóbal Martínez López. Hay dos nuevos negocios, la venta de paja por menor, de Antonio García Martínez,  y la venta de piensos, de José Barranco García. Se pierde otra barrilería, quedando cuatro, siendo dos de ellas también expendedoras de serrín, la de Ángel Barquero y la de Juan Rodríguez. Aparecerán veintidós vehículos cotizando en Alhama.
- En 1964 la fábrica de vigas se dará de baja para aparecer en su lugar una fábrica de objetos de hormigón, que será la segunda en contribución, después de cuatro ebanisterías, incorporándose a las señaladas con anterioridad la de Manuel Rodríguez Cirera, quien también aparecerá como titular de una tienda de lámparas. Además, otros tres nuevos establecimientos se incorporarán en este año, una peluquería, un taller mecánico y soldadura, de Francisco Martínez Yátor, y una terraza de cine, a nombre de Ana María Soriano Martínez. Permanecerán las barrilerías de Ángel Barquero, Francisco Pascual y Juan Rodríguez. Tres vehículos más se sumarán a los que contribuían el año anterior.
- 1965, último año de nuestro análisis, tendrá 123 contribuyentes (que se señalan en el cuadro 3) y recaudará 134.962,52 pesetas. Llama la atención que sólo permanecen dos barrilerías, la de Ángel Barquero, también expendedora de serrín, y la de Francisco Pascual (de la que se indica que se daba de baja el 31 de marzo), y que serán dos ebanisterías las que aportarán mayor cantidad al erario público, siguiendo en tercer y cuarto lugar la fábrica de objetos de hormigón y la empresa de ejecución de obras filial. Como incorporaciones novedosas en este período, encontramos una granja avícola, una venta de aves, una venta de leche, una sastrería, una perfumería, un expendedor de gas butano, dos tiendas de electrodomésticos y cuatro peluquerías.
Como se observa, pocos oficios o actividades comerciales artesanales que se prodigaban en los primeros años de nuestro estudio han perdurado en el tiempo. No obstante, podemos indicar que aún a final de este período podemos encontrar ejemplos de actividad industrial tradicional, como el molino harinero, la tahona o la almazara. Además, en estos últimos listados ya se apuntan algunas actividades que van a conformar un importante tejido empresarial en Alhama para los siguientes años, como las carpinterías y las fábricas de materiales de construcción.
Esperamos, finalmente, que otros investigadores interesados en estos temas aporten otros datos y nuevas fuentes de información para mejorar el conocimiento de nuestra historia reciente.

Información recogida en el legajo GH-2246 del Archivo Histórico Provincial de Almería.

Una relación de estas obras públicas en Almería aparece en la Memoria que la Diputación Provincial elaboró en 1930.

Este listado es enviado por el alcalde de Alhama al administrador de contribuciones de Almería (Rentas Públicas) en oficio de fecha 6 de marzo de 1920, remitiendo la Matrícula General de Contribución Industrial

Prácticamente toda la información de este listado aparece en el Anuario de Almería de 1925, publicada por Imp. E. Lacaste. En ella se indican los nombre de los tenderos de tejidos. Éstos son: Cristóbal Marín Martínez, Nicolás Marín López, Antonio Navarro Sánchez y Antonio Vázquez Rodulfo.

Pensamos que se refiere a La Tertulia, ya que se menciona en ese mismo epígrafe en los listados de los años treinta.

En El Eco de Alhama Nº 7 (1999), Maria del Carmen Amate nos informa que las distintas iniciativas de asociacionismo y sociabilidad que se crearon en Alhama, que se prodigaron desde principios de siglo hasta los años treinta. Además, la autora, en su libro titulado Alhama de Almería. Perfil de su historia (Ayuntamiento de Alhama de Almería, 2007), nos profundiza en estos aspectos tan interesantes (Pp. 300-315). 

Precisamente en este año 1932 se publicó un anuario de Almería, por R. Rodríguez Matarín. Llama la atención el hecho de que en el anuario aparecieran referenciadas cuatro barrilerías en Alhama, propiedad de Fracisco López Ruano, Cecilio Martínez Artés, Santiago Martínez García y José Rodríguez Utrera, cuando en los listados de este período no se hace referencia a ninguna barrilería.

Además, en el citado Anuario de 1932 aparece también como médico Antonio Capella Bustos.

Según datos de la Reseña Estadística de la Provincia de Almería, de 1955, en 1944, primer año con datos sobre exportación uvera, prácticamente los 11.431.853 kilos de uvas fueron para el mercado nacional y sólo 175.155 para el extranjero; en 1948 ya más de la mitad de los 14 millones y medio de kilos eran destinados al extranjero; en 1953 ya más del 90% de los 23 millones y medio de kilos iban al exterior, haciéndolo por vía marítima más de 18 millones de kilos.