EL ECO DE ALHAMA NÚMERO 22 ECONOMÍA
 

LOS PARRALES:

UNA CONTRIBUCIÓN A LA SOSTENIBILIDAD Y DIVERSIDAD AGRÍCOLA DE LA PROVINCIA DE ALMERÍA.

Francisca Alonso López

Para comprender la situación pasada, presente o futura de un sector es preciso hacer un análisis global. El esplendor y posteriores crisis del cultivo de la uva Ohanes en nuestra provincia no se entiende sin un análisis socioeconómico a escala mundial. El análisis del contexto socioeconómico en que se gestó la próspera  uva  de embarque forma parte del libro La uva de Almería. Dos siglos de cultivo e historia de la variedad Ohanes, recientemente publicado por la Fundación Cajamar. En su redacción han participado investigadores de la Fundación Cajamar y de la Universidad de Almería. En este libro también se abordan diferentes temas relativos a la agronomía propia del cultivo: el injerto, la poda, la construcción del parral, el engarpe, el riego, el abonado, la faena, etc. Algunos de ellos resaltan por mostrar la singularidad de este cultivo respecto a otras zonas productoras del país y porque ilustran el grado de tecnificación y especialización que requería en contraste con la agricultura de la época. Con este libro se ha querido además rendir homenaje al pasado de este sector.
El futuro de la uva de mesa en la provincia de Almería necesita, de igual forma, de un análisis de la situación mundial que atraviesa el sector. Una visión de conjunto permite ver con mayor claridad las posibilidades de este cultivo y planificar con acierto su futuro.

Situación mundial del sector de la uva de mesa
Recientes previsiones realizadas por la Organización Internacional de la Viña y el Vino (1) y el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (2) muestran una clara tendencia al alza en la producción mundial de uva de mesa. Este incremento, cifrado en un 1% en la producción del Hemisferio Sur y en un 4% en la producción del Hemisferio Norte es la respuesta al aumento sostenido que registra el consumo de uva de mesa desde mediados de la década de los 80. En 2005, el consumo aumentó un 3% respecto al año anterior, nivel que puede ser calificado como elevado, ya que supone un incremento del 25% en relación al promedio del quinquenio 1996-2000.

En la actualidad, la superficie dedicada al cultivo de uva de mesa a escala mundial es de 398.000 hectáreas con una producción cercana a los 18 millones de toneladas anuales. China, con sus 3,4 millones de toneladas, casi el 20% de la producción mundial es el principal productor. A pesar de esto, su producción no aparece en las rutas comerciales puesto que la práctica totalidad de la uva se destina a consumo interno. Similares circunstancias presentan países como Irán, India, y Brasil, grandes productores de uva de mesa, pero con un mercado totalmente interiorizado, sin importaciones ni exportaciones significativas.

La recuperación de este sector puede contribuir a la diversificación del actual panorama agrícola de la provincia y también al mantenimiento del paisaje.

A día de hoy aún persiste una cultura viva del parral, un conocimiento profundo de las técnicas del cultivo, que llevó siglos atesorar

 

 

Las exportaciones están lideradas por Chile, Italia y EEUU y superan los 3,1 millones de toneladas anuales. España ocupa el sexto lugar en este ranking mundial de países exportadores.

Flujo y cantidad de exportaciones de uva de mesa de los principales países exportadores en el año 2003 (datos en miles de toneladas) (Elaboración propia).

En el contexto europeo, hasta no hace mucho, Italia se erigía como nuestro principal competidor. Su sector, basado fundamentalmente en el cultivo de variedades con semilla y con un calendario de producción solapado al nuestro, suponía una gran amenaza para la exportación de la uva española. En la actualidad, se suman como recientes e importantes competidores Marruecos, Egipto e Israel, países con un sector uvero en expansión que está apostando por la producción de uvas apirenas. Esta nueva situación hace que el sector español de uva de mesa presente como única ventaja competitiva el ser país miembro de la U.E, por lo que no está sujeto a los aranceles que sí tienen estos países. Sin embargo, esto representa una ventaja muy efímera, pues hay que tener en cuenta que estos países producen uva a muy bajos costes de mano de obra, por lo que a pesar de los aranceles, se puede dar la circunstancia de que los precios de entrada al mercado europeo de esta uva estén por debajo de los costes de producción españoles. Para poder hacer frente a esta fuerte competencia es necesario que el sector español reaccione con el cultivo de variedades apirenas en un calendario de producción complementario al de estos países, o bien buscando valor añadido a la producción mediante una apuesta decidida por la calidad. Esta mayor calidad hay que entenderla en términos de menor uso de fitosanitarios, racimos de bayas gruesas, crujientes, de buen sabor, menos sensibles a enfermedades, etc.
 Para desplazar en el tiempo el calendario de producción existe la posibilidad, a corto plazo, de emplear técnicas que adelanten o retrasen la recolección (por ejemplo el uso de coberturas plásticas). En un horizonte algo más lejano, está el cultivo de nuevas variedades apirenas procedentes de programas de mejora genética. El valor añadido vendría de la mano del cultivo ecológico, o bien del cultivo con control integrado de plagas y enfermedades. Hay que tener en cuenta que el mercado europeo muestra una sensibilización creciente por la salud y una clara conciencia de la relación directa de ésta con una buena alimentación. Este hecho está haciendo que la superficie dedicada a la producción ecológica de frutas y hortalizas vaya en aumento. En palabras del presidente del Comité Andaluz de Agricultura Ecológica (CAAE), “el sector en Andalucía cuenta ya con 363.835 hectáreas de las que 1.400 corresponden a la producción ecológica de frutas y hortalizas. Estas 1.400 hectáreas suponen el mayor volumen de ventas de productos ecológicos andaluces”. El cultivo ecológico supone la apertura a nuevos mercados susceptibles de consumir estos productos.

La uva de mesa en España
España cuenta con un total de 22.711 hectáreas dedicadas al cultivo de uva de mesa y una producción de 321.000 toneladas (M.A.P.A.(3), 2004). Estos datos la sitúan en el segundo puesto a nivel europeo (O.I.V., 2003).

La producción de uva de mesa está concentrada en el Levante y en el Sur peninsular. La Comunidad Valenciana aglutina en la comarca del Vinalopó el 50% de la superficie nacional dedicada a este cultivo. Su orientación tiene un marcado carácter tradicional basando su producción en la variedad con semillas ‘Aledo’. Murcia, con un 25% de la superficie nacional cultivada de uva, presenta un sector más moderno e innovador. La introducción de variedades apirenas, el uso de cubiertas plásticas y/o malla, etc. han incidido de forma positiva en su nivel de competitividad. En Andalucía destaca la zona centro occidental en cuanto a superficie, aunque es la provincia de Almería la de mayor producción. Almería llegó a destacar como la productora nacional por excelencia de uva fresca, a consecuencia de las singulares características de la variedad Ohanes, si bien la superficie provincial dedicada a este cultivo ha ido en franco retroceso.

Distribución de la superficie de cultivo de uva de mesa en España (datos en hectáreas, referidos a 2004) (Elaboración propia).

La uva de mesa en Almería. Perspectivas de futuro.
La situación que atraviesa el sector en Almería conduce a pensar que se trata de un cultivo con pocas posibilidades de futuro en la provincia. No es así. Cierto es que el monocultivo de Ohanes en amplias zonas de la provincia forma parte ya de nuestro pasado, pero eso no significa que el sector carezca de perspectivas para generar riqueza y desarrollo en el marco de una agricultura más sostenible y compatible con otros usos del territorio.

La recuperación de este sector puede contribuir a la diversificación del actual panorama agrícola de la provincia, muy orientado a la producción hortícola intensiva, y también al mantenimiento del paisaje, de gran importancia en las comarcas rurales tradicionalmente productoras. Éstas, hoy en día, tienen un renovado interés turístico y un alto porcentaje de superficie en baldío, por lo que es preciso apostar por la revalorización del terreno con una producción ancestral compatible, además, con la preservación de los recursos naturales y los valores paisajísticos.


No hay que olvidar que para ello Almería cuenta con unas condiciones de suelo y clima idóneas para este cultivo y que su manejo es de sobra conocido por los agricultores. A día de hoy aún persiste una cultura viva del parral, un conocimiento profundo de las técnicas de cultivo, que llevó siglos atesorar. No obstante, para que la uva de mesa recupere parte de su esplendor hay que hacer una apuesta clara y decidida por la renovación del cultivo con variedades sin semilla, por la innovación en las técnicas de manejo y por una mejora en la comercialización del producto. En la actualidad estas innovaciones (cultivo de variedades apirenas, fertirrigación, uso de cubiertas plásticas y/o mallas para adelantar o retrasar la producción) y otros aspectos, han hecho de la uva de mesa un sector rentable en otras áreas productoras de nuestro país (Murcia) y fuera de él (Sudáfrica, Chile, Italia,…).

En relación con la renovación varietal, el nuevo horizonte viene marcado indiscutiblemente por las variedades apirenas, poco conocidas en el mercado nacional pero ampliamente demandadas por el mercado internacional. Estas variedades no solo tienen gran aceptación en el mercado sino que además conducen a una diversificación de la oferta varietal y a una ampliación del calendario de producción. En la actualidad tan solo un reducido número de estas variedades están teniendo aceptación entre los productores, precisamente aquellas que no requieren ningún manejo especial, aunque presenten problemas productivos más importantes. En este sentido se ha descartado el cultivo de variedades de amplia difusión mundial, sobre todo del hemisferio sur, que se producen en grandes plantaciones altamente tecnificadas y que se exportan en grandes cantidades.


El reto está en la obtención de nuevas variedades que reúnan todas aquellas cualidades exigidas actualmente por consumidores y productores (mayor tamaño de bayas sin necesidad de muchas técnicas específicas de cultivo para reducir costes de producción, mayor productividad, mayor calidad en cuanto a textura, sabor, menor sensibilidad a plagas y enfermedades, etc.). Un paso fundamental para la consecución de este objetivo es el conocimiento del genoma de la vid. Para ello se está llevando a cabo en un ambicioso proyecto de investigación de las Fundaciones Genoma España y Genoma Canadá llamado “Grapegen” y en el que Cajamar participa formalmente desde el 1 de noviembre de 2004.

La innovación en las técnicas de manejo juegan también un papel fundamental para rentabilizar el cultivo de la uva de mesa. Es necesario optimizar al máximo el potencial productivo y la calidad de las variedades de que se disponen en la actualidad. Para ello, desde la Estación Experimental de la Fundación Cajamar llevamos a cabo varios proyectos en este ámbito, en colaboración con la Universidad de Almería. Uno de ellos consiste en la evaluación agronómica de una colección de variedades apirenas  y la puesta a punto de las técnicas específicas de cultivo para cada una de ellas. Otro proyecto en marcha del que se tienen resultados muy prometedores es el cultivo bajo plástico de uva de mesa. Esta técnica tiene como objetivo fundamental conseguir mayor rentabilidad del cultivo mediante la producción de uva fuera de temporada. El cultivo bajo plástico proporciona un adelanto significativo de la recolección de variedades tempranas, lo que permite entrar en el hueco de mercado de mayo-junio, en el que se consiguen los precios más altos como consecuencia de la escasez de oferta.

Comparación de la fenología y duración del ciclo anual de ‘Flame Seedless’ cultivada bajo plástico (con aplicación de cianamida de hidrógeno) y al aire libre. Evolución de los precios medios mensuales en los mercados europeos (linea roja).


Esta orientación productiva ha hecho de la horticultura de nuestras costas tremendamente competitiva. ¿Por qué no cultivar variedades de uva tempranas bajo plástico en zonas cálidas tradicionalmente productoras como la comarca del campo de Dalías- Berja?. La producción de apirenas de media estación en zonas frescas de la provincia como el Valle del Andarax también se vislumbra como una opción interesante, así pues,  ¿por qué no el cultivo de variedades como ‘Crimson Seedless’ o ‘Autumn Seedless’, nieta de ‘Ohanes’, para el mercado navideño?.


La inclusión de la uva de mesa, tradicionalmente cultivada en estas zonas en programas como “La Agricultura Ecológica: una oportunidad de desarrollo” es otra buena noticia para el futuro. Este proyecto se ha puesto en marcha en la zona de actuación del GDR Alpujarra-Sierra Nevada, con el objetivo global de promover el desarrollo de la agricultura ecológica como una estrategia de desarrollo rural sostenible.

Todas estas iniciativas puestas en marcha por distintos organismos en los últimos años nos permiten ver el futuro con optimismo. La recuperación del cultivo como actividad productiva se debería vislumbrar como algo más que una remota posibilidad. Conceptos como diversidad y sostenibilidad, de rabiosa actualidad, cobran también sentido en este cultivo, que ha estado vinculado a la provincia a lo largo de casi dos siglos.

(1) O.I.V., 2005
(2) U.S.D.A., 2006
(2) Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.