EL ECO DE ALHAMA NÚMERO 22 LITERATURA

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ALHAMA EN MI TRAYECTO

Pura López Cortés

  En nuestros sentimientos, en nuestra forma de afrontar la vida, estamos, en gran parte, determinados por nuestras vivencias y por sus huellas: los recuerdos.
  Yo no sería como soy ni sentiría como siento ni escribiría como escribo o lo que escribo, si Alhama no hubiera sido una constante en mi vida desde siempre.
  Hija de alhameña, Pura Cortés Bervel, nieta por su parte de alhameños: Paz y Lorenzo, nieta por línea paterna también de alhameño: Nicolás e hija de alhameño de vocación: Rafael López Zapata, ya pasé aquí el primer otoño de mi vida.
  Desde entonces venía  todos los veranos con mis padres, a la Fonda Bervel, que habían fundado los abuelos de mi abuela y que entonces regentaba mi tía Matilde, a quien tanto quise, con quien tanto hablé, con ella vivía la tía María-de entrañable recuerdo-que nos miraba feliz” Con esos ojos puros/ de la niña que era /y reía con una risa limpia/…”
  Alhama era el sueño de todo un año, avivado por las historias de sus gentes y acontecidos que me contaban mis abuelos y mi tía Rosario, por las vivencias infantiles relatadas por mis padres, que de niños y cada uno por su lado, pasaron aquí la Guerra.
  Así que mareada como un atún, en el taxis de José Antonio o en el de Paco Payán, el logro del arribo era un gozo indescriptible.

Al llegar el verano
                                         “a mi abuela Paz”
 Maletas de mi infancia con trajes de colores.
El coche atiborrado-olor a gasolina-:
como una pesadilla los cerros amarillos,
resecos, agrietados…
A la derecha el valle cargado de naranjos
y vueltas y mas vueltas y el sol ardiente, lento,
en medio de la tarde.
La rambla de Galáchar, la Venta del  Empalme,
y detrás de la curva recamado de pinos
lo mismo que un milagro:
el Cerro de la Cruz, blanco a su falda el pueblo,
y los parrales verdes y las sierras azules,
Recortadas, inmensas…
Y nada más llegar. El bullir de la fuente,
La fonda con el huerto, la ansiada libertad.

  El mundo de los olores , el de los sabores es sin duda el más sugerente, el que más convoca  la memoria; de ahí que el olor áspero de las higueras o el ácido del azufre me regrese a los paseos por el pago, el Conjuro, los almendros, el molino donde vivían el bueno de Nicolás y sus hermanas. Cada año Nicolás nos regalaba un racimo de uva de casta de primerísima cosecha.
  El olor fresco del barro de los cántaros rezumantes en las cantareras, el de las tahonas en aquellas noches preñadas de estrellas, el de las pastillas de jabón Heno de Pravia.
  Las rosquillas con chocolate, el pan con aceite o sobrasada, la granizada de limón, los garbanzos tostados… junto al borbollar de los caños me tren a la vez alborozo y sosiego.

  Mi referente fue y sigue siendo la Calle de la Fuente:
    “Sobre la cuesta empedrada
   Ir y venir de agua y gentes.
  ¡Dichosa niñez varada
 En mis recuerdos por siempre!

    Y al fondo el manantial, caliente, borboteante, donde bebían las bestias, jugábamos los niños, cogían el agua para todo uso, al lado, la balsa remansada, testigo de baños furtivos o no y los olmos centenarios junto a entonces un misterioso balneario.
  La Calle de la Fuente era entonces el centro neurálgico del pueblo o al menos así lo creía yo.
  Era un continuo trajinar de campesinos que subían de la vega con los burros cargados de pámpanos, mujeres que iban o venían para lavar la lana, llenar la cantarilla…acarreos de agua como el de Anita, en cuya burra tantas veces nos subíamos, otros como Nicolás el Gato, un inocente que con todos hablaba, de triste final, Lucas con su rebaño de cabras. ..
Para una niña de esa edad era algo valiosísimo jugar con el barro, saltar por derruidos muros de un huerto a otro, subir a las azoteas de los vecinos moradas por la launa, buscar la polea o el sable de aquel tatarabuelo marino al que tanto admirábamos

           El Huerto
                                                “A Chipo”

 Yo guarde mi niñez entre tus tapias
y sus sueños, amasados en barro,
duermen bajo tus piedras y tu tierra.
Tiestos y matorrales, olor a pinos,
las gallinas cloqueaban sin mirarnos,
el cielo tan azul que nos cegaba,
y en el centro la pila (que era un barco);
nosotros los piratas.
Jugando con el sable de Pepise
buscábamos tesoros y monedas
que dejaron los moros,
(decían las historias de la abuela).
Cantaban las cigarras;
y en aquel mundo mágico,
transportados al libro de los cuentos
vivimos día a día verano tras verano
la infancia en ese huerto.

  El corro que desde la atardecida  presidían las matriarcas de la familia acogiendo amigos,   vecinos, en la puerta de la casa, es una fotografía impresa para siempre en mi retina:”…de jazmines olorosa biznaga/igual que antes, que siempre, como ahora, / perpetuando el emblema de su saga/prenden sobre  su pecho cada tarde…/
  
  Así transcurrieron aquellos años, después, de joven, ya por mi cuenta continué subiendo siempre que podía; mis raíces están aquí en buena parte. Fue una juventud hermosa yo ya ejercía mi trabajo, había leído aquí mis primeros poemas: en el Café de los Cantones, publicado en un boletín que nació entonces: Cerro Milano, mas mis pasos iban siempre hacia las caminatas y hacia las personas.
  Andar y hacer excursiones sola o con  los hijos de mis primos, niños de distintas edades eran un placer en: “Aquellas excursiones de mochila y Chirucas/ y frutas del camino…/
la Ermita, la Cascada, el Balcón de los Pueblos/, del Río, planos, multicolores,…/…los Montes arrugados, lunares de Tabernas…/
Permítaseme  aquí un emocionado recuerdo a Alberto López, con quien tanto anduve, y muerto tan pronto.
  Aquella época tan bonita del final del franquismo y la transición, también están ligadas a Alhama, la noticia de la legalización del P. Cla conocí  aquí un Sábado de Gloria.
  Yo soy una mujer de izquierdas, coherente con mis ideas desde siempre; por ello mi poesía, y me enorgullece, es en parte social.
    Así me educaron en mi casa, mi abuelo Nicolás fue represaliado político y el…”ser sangre de su sangre” hizo que “…mi razón y bandera nazca de su figura/ de hombre bueno y cabal”.
 
  Aquí he escrito gran parte de mi obra, aquí me he inspirado. El libro que saldrá próximamente tiene numerosos poemas cuyo eje es Alhama. Pongo uno de ellos escrito en el pueblo.

         INTERMEZZO
  Es en esa hora quieta de la tarde,
-cuando el sol se ha dormido tras los cerros-
el rumor de tu voz rompe el silencio
redondo que me envuelve. En el huerto
que rebosa naranjos olorosos
juego con los jazmines mientras sueño
embriagada de azahar, enajenada,
que tu llegas al alba, sigiloso,
deseoso de mí. Los dos sedientos
de lluvias de caricias, de diluvios
de besos te ofreceré en mis senos,
cálices solo tuyos la más dulce
ambrosía que libara hombre alguno,
saciada ya la sed que de la ausencia
brota, antes de que amanezca
y los cerros se despojen de sombras,
huiríamos por el aire camuflados de  aromas.

    He conocido gente extraordinaria, tengo amigos, familia, sin embargo prefiero no dar nombres.
No me perdonaría un olvido no obstante, la casa de los hijos de mi tía Teresa fue siempre mi otra casa y Clotilde, toda acogida, mi paño de lágrimas y risas
  Podría hablaros mucho más pero todo tiene sus límites, mi existencia es muy normal, si bien es verdad que soy una enamorada de la vida y que disfruto con casi todo, ojala me quede mucho tiempo para escribir y hacer cosas y el día que todo esto acabe siga suscribiendo la frase de Alberto Cortez: ¡Qué suerte he tenido de nacer! Y parte de mis cenizas como dice Serrat “sean camino y le den verde a los pinos”, arriba, en el Cerro de la Cruz.


Espero no haberles cansado en la tercera vez que El Eco de Alhama me abre sus páginas, gracias siempre a buenos amigos, en este caso a su directora: María Carmen Amate.

BIOBIBLIOGRAFIA

         Pura López Cortés nace en Almería en 1952. Maestra, preside actualmente  el Ateneo de Almería, cuyos Cuadernos Poéticos dirige. Miembro del Instituto de Estudios Almerienses. Delegada en Almería de la Sección Andaluza de la Asociación Colegial de Escritores. Miembro de la Asociación de Críticos Andaluces.

Obra édita: HUELLAS DE MI ECO. Ed.Cajal 1974 Almería. DE PAR EN PAR. Ed. De autor 1977, Almería. PARA VENCER LA SOMBRA. Ed Torremozas 1986, Madrid. EN VILO DE TU ESPERA Diputación de Almería 1988. ÉGLOGA URBANA. Ed. A.C. Alcaén 1ª ed 1990, 2ªed 1991. EL MAR Y LOS POETAS. Exmo. Ayuntamiento Roquetas de Mar,1991. VERSOS DE ASFALTO. Ed. Devenir 1996, Madrid. ANTILOGÍA DEL RECUERDO I, Premio VICTORIA KENT 2003. MIGUEL HERNÁNDEZ: UN POETA NECESARIO. Ateneo de Almería 1992. CUATRO POETAS ALMERIENSES. Ed. Corona del Sur. Málaga, 1999. EL ESPÍRITU DE LA ILUSTRACIÓN EN LOS CAPRICHOS DE GOYA (E.E.V.V.) C.E.P. de Olula del Río (Almería) 1997. EN LA ESQUINA DEL AIRE (Poesía infantil y juvenil). Edic. de autor. Almería 2003.

Figura en las antologías: ENTRE EL SUEÑO Y LA REALIDAD. Tomo 3º, Guadalmena 1992. GUÍA DE ARTISTAS Y ESCRITORAS ANDALUZAS, I.A. de la Mujer, 1997. MUJER Y POESÍA. Antología Universal, Nº 43 – 44, Ánfora Nova 2000. POESÍA Y CONFLICTO, POESÍA Y UTOPÍA, Edit. Fundación Juan Ramón Jiménez, Moguer 2001 – 2002. POETISAS ESPAÑOLAS. ANTOLOGÍA GENERAL, Torremozas 2002. III ANTOLOGÍA POÉTICA UNIVERSIDAD DE MURCIA, Murcia 2003.
Tiene también publicados libros de Lengua y Literatura para la E.G.B.