EL ECO DE ALHAMA NÚMERO 22 EDUCAR PARA...
 

LOS JÓVENES Y LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO

Alfredo Martínez Ortega. Médico de la Delegación Provincial de Salud de Almería.


La Real Academia Española define accidente como “Suceso eventual o acción de que involuntariamente resulta daño para las personas o las cosas”. Si bien esto puede hacer pensar que ningún accidente es provocado, lo cierto es que hay numerosos factores personales que contribuyen de manera importante en su origen. 

Expresiones tan frecuentes como “ a cualquiera le podía haber pasado”, “un día le toca a uno y...”; “ a mi nunca me va a pasar...” etc. ponen de manifiesto algunos de los pensamientos que aparecen en los ciudadanos cuando oyen los datos sobre los accidentes de trafico que se producen diariamente. Los accidentes de trafico son una tragedia tan habitual que parece inevitable en nuestra sociedad.

Según la Organización Mundial de la Salud, los accidentes de tráfico son la primera causa de muerte en varones de 14 a 24 años, y son responsables del 40% de las minusvalías de nuestro país. Cada año, quinientos nuevos parapléjicos se producen como consecuencia de traumatismos en accidentes de tráfico. La situación de España dentro de la Unión Europea se puede considerar alarmante, dado que en términos relativos tiene una de las mayores cifras de siniestralidad, sólo por detrás de Portugal y Grecia.

En Andalucía, el número de accidentes ocurridos en los últimos años en el segmento de edad de 15 a 24 años ha sufrido un notable incremento. Mientras que la mortalidad por otras causas se ha reducido en todas las edades, los accidentes de tráfico se han convertido en la primera causa de muerte en jóvenes y de años potenciales de vida perdidos.

Según datos facilitados por la Dirección Provincial de Tráfico de Almería, durante el año 2005 más de la mitad de los accidentes ocurrió en jóvenes y adultos jóvenes, destacando de forma considerable los que se producen en la zona urbana y alrededores. De los datos publicados al respecto, éstos afectan más a los chicos que a las chicas, siendo la relación de mortalidad de 5 a 1.

FACTORES IMPLICADOS EN LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO

Hay tres grandes factores implicados en la frecuencia y gravedad de los accidentes de tráfico. Éstos son los relacionados con el vehículo, la vía y, sobre todo, el factor humano. Diferentes estudios realizados en España señalan que entre un 80%-90% de los accidentes con victimas registrados están implicados  factores relacionados con los comportamientos.

Cuando se habla de factor humano, no sólo se refiere a las aptitudes que son necesarias para la conducción, sino también y de forma muy importante las actitudes y los comportamientos que mantienen los conductores que son determinantes en la mayorías de los accidentes  y sobre todo decisivos para evitarlos.

Así, comportamientos en la conducción como exceso de velocidad, consumo abusivo de alcohol -sobre todo los fines de semana- y el incumplimiento del uso del casco o cinturón de seguridad son una mezcla explosiva que se da con demasiada frecuencia.

En lo que respecta al alcohol, éste forma parte de la vida recreativa nocturna de los jóvenes. Aproximadamente un 85% lo consumen  cuando salen a las zonas de diversión  los fines de semana y más de la mitad reconocen conducir después de haber bebido.

Si a esto añadimos que, según datos existentes, el alcohol está implicado en un 30%-40% de los accidentes de circulación, es evidente que es un factor muy importante a considerar.

Sin embargo, los jóvenes en general no asocian su consumo a los problemas que de él se puedan derivar. Por el contrario, tienen la percepción de que sus efectos son inmediatos y  positivos (facilitador social, placentero y evasivo). Para ellos, los efectos negativos derivados de su consumo tienen escasa probabilidad de que sucedan y además se perciben lejanos. Frases como “yo controlo lo que bebo”, “el alcohol afecta a los que no controlan”, “el alcohol no me afecta para conducir”, etc. son pensamientos que refuerzan la aceptación positiva del alcohol y su consumo.

Por otra parte, el factor juventud esta asociado a actitudes que forman parte consustancial de entender la vida (sobre todo en varones), como  búsqueda del riesgo, actitudes de desafío y minusvaloración del peligro, necesidad de autoafirmación, competitividad, búsqueda de emociones intensas, pasión por la velocidad, etc.

Otro factor de riesgo es el incumplimiento del uso del casco. En caso de accidente en  motocicletas y ciclomotores, el casco es el único elemento de protección capaz de evitar lesiones en la cabeza, sin duda las más graves. Se ha demostrado que su uso reduce la muerte en un tercio y evita dos de cada tres lesiones cerebrales

PREVENIR LOS ACCIDENTES EN JÓVENES: UN OBJETIVO A MEDIO Y LARGO PLAZO.

Trabajar este problema con los jóvenes supone hacerlo desde edades tempranas, incorporando contenidos relacionados con la seguridad vial en las diferentes materias educativas.
La edad comprendida entre los 10 y los 14 años es ideal para trabajar actitudes y comportamientos relacionados con los factores de riesgo en la conducción que se plantearán en la edad juvenil.

En edades posteriores, la influencia de los iguales es un factor decisivo, por lo que su participación resulta más efectiva que cualquier campaña realizada con ese mismo fin, aunque ambas actuaciones son complementarias.
En cualquier caso, está demostrado que la información por sí misma no es suficiente para conseguir cambios relacionados con los estilos de vida, por lo que es necesario que el trabajo con este colectivo contemple fundamentalmente acciones dirigidas a actitudes y conductas relacionadas con la seguridad vial.

En esta línea se desarrollan diferentes proyectos de educación vial dirigidos a jóvenes, en los que están implicadas diferentes instituciones: Conserjería de Salud, Dirección General de Tráfico, Conserjería de Educación e Instituto Andaluz de la Juventud. Estos proyectos se enmarcan dentro del III Plan Andaluz de Salud.

Sin embargo, los esfuerzos de las diferentes instituciones para reducir accidentes parecen mínimos si los comparamos con el amplió coste económico y social que se derivan de ellos: muertes en jóvenes, años potenciales de vida perdidos, secuelas y sufrimiento humano.

Es una necesidad que tanto estas instituciones como los medios de comunicación y poderes públicos, sin olvidar el papel de los padres, aúnen esfuerzos para conseguir aminorar este problema de seguridad vial, que es de gran relevancia para la salud de nuestros jóvenes y del conjunto de la sociedad de hoy.