EL ECO DE ALHAMA NÚMERO 18 VIDA SALUDABLE
 
Vicente José Martínez Rubio
Psicólogo

EMOCIONES

y salud

Ya desde la antigüedad se viene señalando la importancia de las emociones sobre la salud y el bienestar personal. Los egipcios, hace 4.500 años localizaban en los intestinos la sede de las emociones y explicaban y trataban las enfermedades teniéndolas muy en cuenta. En el corazón situaban el pensamiento y el sentimiento. En medicina china la relación entre lo mental, lo emocional y lo corporal en armonía con la naturaleza cobra vital importancia. Dado que en oriente estaba prohibido abrir los cuerpos para examinar su anatomía, los estudiosos de aquella medicina tuvieron que centrarse en las señales externas del organismo, en su comportamiento, movimientos, expresiones emocionales, ritmos biológicos de la naturaleza, etc. Consiguieron así un importante cuerpo de conocimientos y eficacia. En la clasificación que en oriente hacen sobre las enfermedades y su origen, sitúan a las emociones como las máximas responsables en la aparición de la enfermedad, y por lo tanto del malestar personal.

La ira, el pesar, el miedo, la alegría, la compasión y la ansiedad son denominadas "demonios internos". No recuerdo en qué libro exactamente, se referían a ellas como "venenos en la sangre". Sin embargo, todas estas emociones son necesarias y forman parte de nuestra naturaleza como seres humanos, por lo que es legítimo y normal tener accesos de ira, por ejemplo. Lo realmente dañino es la no expresión de las emociones o la expresión por vías que no son las adecuadas que a su vez poco a poco dan lugar a la contención y al exceso. Al no expresar la ira, no nos deshacemos de ella y por lo tanto no desaparece. La contenemos a modo de tensiones corporales y aprendemos a vivir con ella. Si continuamos con su no expresión cuando la situación o el entorno lo requieren, la seguimos acumulando y esto da lugar al exceso. Es este exceso lo que la hace dañina y la educación ya desde niños a no expresar la ira, el punto de partida hacia el malestar y la enfermedad. Lo mismo ocurre con cualquier otra emoción. Corporalmente notamos este exceso en las tensiones musculares, decir que las emociones se retienen y no se expresan tensando la musculatura. Ejemplo, no expresamos la rabia tensando la

musculatura de la mandíbula y la constante retención de la rabia da lugar a una mandíbula tensa y desarrollada, vista desde frente se ve una mandíbula cuadrada. En la mandíbula se retienen muchas emociones no sólo la rabia. Las emociones se retienen en toda la musculatura del cuerpo. Hay zonas más propensas a ello como el cuello, los hombros, la espalda, la pelvis, etc. La tensión dificulta el libre movimiento y esto se traduce en una sensación de pesadez, de carga y de no poder con nuestro cuerpo. Nos dificulta el movimiento y lo hace pesado. Normalmente nos duele la cabeza, el cuello, la espalda al menor movimiento, etc. En medicina china está totalmente asumido que en exceso la ira daña al hígado, la alegría al corazón, la reflexión al bazo, la tristeza al pulmón y el miedo al corazón.

En occidente tenemos la medicina psicosomática. Esta medicina trata la relación mente-cuerpo y con ella se hace referencia a aquellas enfermedades que están relacionadas con factores emocionales. Se utiliza el término reacciones de somatización para señalar las reacciones físicas del organismo ante los bloqueos o conflictos emocionales que no encuentran claridad y expresión. Un ejemplo podría ser, el niño que desarrolla dolores de cabeza crónicos porque vive con un padre alcohólico. En este caso el hecho de expresar las emociones que esto le genera, tomar conciencia de la situación y aceptarla, no soluciona el problema de alcoholismo en el padre. Sí a partir de esto se puede abrir otras puertas que conduzcan a otros caminos y aunque la realidad de este caso sea triste y penosa, experimentar y vivenciar esta tristeza ya es liberador. Con esta liberación recuperamos la flexibilidad mental y nos sitúa en mejores condiciones para tomar decisiones. Otras reacciones de somatización son: úlceras gástricas, eczemas, asma, cardiopatía coronaria, desvanecimiento, inquietud, fatiga, tics, insomnio, etc. Todas estas alteraciones son medidas de emergencia que el organismo adopta para no perder la cordura, porque generalmente no estamos capacitados para aceptar la situación y la emoción que nos invade por nosotros mismos, sin un apoyo. Mejor una úlcera gástrica que perder la cabeza.