EL ECO DE ALHAMA NÚMERO 18 Y ADEMÁS
 
Acerca de la
...........INMIGRACIÓN

................Fernando Tuvilla Rayo

 

En los últimos años hemos adquirido mayor conciencia de la necesidad de incrementar, en las escuelas, la educación para la comprensión internacional como consecuencia de la convivencia diaria con personas inmigrantes de otras culturas y países, tomando conciencia de que el mundo en el que vivimos se caracteriza por una interdependencia cada vez mayor.

Según el Instituto de Estadística de Andalucía la inmigración extranjera en esta Comunidad procede del Africa Subsahariana y del Magreb (Marruecos, Argelia, Senegal, Guinea Bissau…); de Europa (Reino Unido, Alemania, Francia, Finlandia, Italia, Holanda, Suecia, Rumania, Lituania, Rusia…); de América (a colombianos y argentinos le siguen un grupo de países como Cuba, Ecuador, Estados Unidos, Brasil, República Dominicana, Perú y Venezuela); Asia (China, Corea, Filipinas, Pakistán…) y, de Oceanía, australianos.

Esta realidad conlleva, en sus protagonistas, adquirir "conciencia migratoria" que constituye un traumatismo e implica rupturas familiares, socio afectivo, con el entorno, las fiestas, las tradiciones, los sabores. Los ruidos y silencios, los ritmos cotidianos y, en muchos casos, evidentemente con la lengua o la religión.

La conciencia de la humanidad, es históricamente migrante, aunque tengámoslos europeos la sensación de que la emigración masiva es un fenómeno nuevo e incierto. Con el colonialismo nacen las migraciones en el sentido moderno. Primero con el tráfico de esclavos -entre diez y quince millones- del África Subsahariana a América en los siglos XVII al XIX. Desde la prohibición de la esclavitud (1850) hasta 1932 unos 50 millones de europeos, en su mayoría campesinos sin recursos abandonaron el viejo continente para dirigirse sobre todo a América, en menor medida a las colonias africanas y del sudeste asiático.

Más tarde, tras la Segunda Guerra Mundial hasta la crisis económica de 1973, el Centro de Europa (Francia, Alemania y Suiza), EEUU, Australia y el Cono Sur americano se convirtieron en receptores de inmigrantes procedentes de Italia, España, Grecia. Yugoslavia, Turquía, Irlanda, Finlandia… Juntos a estos trabajadores europeos se sumaron, en los años sesenta, tres millones de personas procedentes de las antiguas colonias británicas, francesas y holandesas, especialmente de la India, Pakistán y el Caribe hacia Inglaterra, del Magreb hacia Francia y de Indonesia a Holanda. En esas fechas en América del Norte, Canadá y EEUU se modifica la tendencia a recibir sólo inmigrantes europeos para recibir también asiáticos y latinoamericanos.

En la actualidad, España, Grecia, Portugal e Italia reciben más inmigrantes que los países de Centro Europa y proceden mayoritariamente de la otra orilla del Mediterráneo, América Latina, China, las ex colonias portuguesas, Turquía, Albania y países del Este europeo como Rusia, Polonia, Lituania, Eslovenia, Rumania…

La globalización económica está modificando el mapa mundial de migraciones siendo muy pocas las zonas que no sean ni receptoras ni emisoras de emigrantes incluyendo la zona del Golfo Pérsico, Sudeste Asiático o la India. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) se supera la cifra de 120 millones de personas que viven fuera del país en que nacieron.

Las causas de las migraciones pueden ser motivadas por la injusticia contra el hombre o contra la naturaleza, es decir, por razones "humanitarias" o "medioambientales". Las razones humanitarias emanan de una misma raíz: la pobreza, la violencia, la opresión política o la escasez de recursos…

Según el Banco Mundial, desde 1998, el número de personas desplazadas y/o refugiadas por cuestiones medioambientales es superior al de aquellas que lo hacen como refugiados políticos o por cuestiones bélicas. Junto a la injusticia humana para satisfacer las necesidades básicas se suman algunos delitos ecológicos que dan lugar a la deforestación, desertización, la sequía, pérdida de suelos fértiles y desaparición de especies animales y vegetales provocando la huida hacia una tierra deseada o prometida.

La falta de agua, es otro de los factores importantes que obligan al éxodo. Mientras en los países ricos el consumo de agua se multiplica por 500 a lo largo de este siglo, el 40% de la población mundial afronta el futuro con la incertidumbre de los conflictos territoriales por este bien de la humanidad. Mil cien millones de personas viven sabiendo que no pueden tener agua; más de la mitad de la oblación mundial para el año 10025. Esto supone que más de 2.400 millones de personas carecerán de infraestructuras sanitarias y agua potable para antes de 2015.

Ante un mundo globalizado por los ritmos que imponen los intereses económicos del libre mercado y, la sociedad de consumo que nos vende losa medios de comunicación vamos teniendo conciencia de la necesidad de no sólo satisfacer las necesidades básicas (salud, vivienda, educación, oportunidades laborales, democracia…) como aquellas que garantizan la "seguridad humana" mediante la protección frente a la pobreza, la crisis ambiental y el conflicto mediante la Educación, una Cultura de Paz y un Desarrollo mundial y local sostenible: pero, como afirma Luis Abad (1993) el logro de una convivencia armónica entre culturas distintas bajo la premisa de que "una auténtica comunicación intercultural sólo es posible construirla sobre las bases de la igualdad, la no-discriminación y el respeto a la diversidad" (Abad, 1993).

La función de los maestros, los padres y los medios de comunicación es muy importante, ya que puede contribuir a la orientación de la juventud en la comprensión internacional, la competencia multicultural, la resolución de los conflictos y el respeto por los derechos humanos y la paz. Su influencia se ejercería también sobre su receptividad cultural y sobre su sentido de la corresponsabilidad cívica y humanitaria.

La cooperación internacional, la paz y los derechos humanos deben iniciarse desde un enfoque socio-afectivo y cognitivo mediante la utilización de conceptos, actividades y experiencias que al ser universales son fácilmente compartidas en el aula o difundidas por los medios de comunicación como, por ejemplo, el patrimonio tangible o intangible de la Humanidad que sirve para mostrar las semejanzas y las diferencias entre culturas.

Sentimientos, como la empatía, la generosidad o el respeto, son cosas que se enseñan y que, sin embargo, deben aprenderse en el nuevo marco de convivencia escolar caracterizado por el cotidiano compartir experiencias multiculturales mediante el aprendizaje cooperativo.

La comprensión de las necesidades personales y universales -por ser compartidas social y afectivamente con niños inmigrantes de otros pueblos y culturas- permiten despertar un sentimiento crítico sobre las injusticias sociales y sobre los cambios que deben producirse en el mundo para que sea "un lugar mejor en base a una cultura de paz" tanto desde el punto de vista ético como ecológico.