EL ECO DE ALHAMA NÚMERO 18 ALHAMEÑOS ENTRAÑABLES
 
Entrevista a ....
...........JOAQUIN RODRÍGUEZ LEIVA
..............................Y JOSEFA MURILLO LÓPEZ
La entrevista que nos ocupa este nuevo número tiene algo especial y distinto a las demás, esta vez hablamos con una pareja de alhameños que a su edad tienen la suerte de seguir juntos. Joaquín Rodríguez Leiva, a sus noventa y dos años mantiene una vitalidad sorprendentemente impropia de su edad, con una memoria en perfectas condiciones para contarnos parte de su larga vida, y Josefa Murillo López, a sus ochenta y siete años, aunque con los padecimientos propios de los años: problemas en la vista, en el oído y en las piernas, mantienen también muy buena memoria, lo que hace que pasar un rato hablando con los dos suponga un placer para quien les escribe estas líneas...
Guillermo Artés Artés
Usted Joaquín nació en Alhama ¿Verdad?
Joaquín.- Si, así es, nací en Alhama el día 27 de Abril de mil novecientos doce, en la calle Alfarerías. Después con dos años nos cambiamos a la calle que sube a la Plaza Nueva, y después en 1.920 cuando yo tenía 8 años mi padre compró esta casa y nos instalamos definitivamente aquí.
Así que lleva 84 años viviendo aquí.
Joaquín.- Exactamente.
Y usted Josefa, ¿dónde nació?
Josefa.- Yo nací también en Alhama el día 24 de Octubre de mil novecientos diecisiete en la Calle Prim.
Joaquín.- ¿Cómo en la Calle Prim? ? ¿No fue en la calle Santo Tomas?
Josefa.- No señor. De la Guerra para atrás se llamaba Prim, y de la Guerra para adelante se ha llamado Santo Tomas.
¿En esta calle vivió de joven?
Josefa.- Si aquí viví muchos años, en la casa que después mi abuelo partió en dos al comienzo de la calle Santo Tomas.
¿En qué trabajaban sus padres?
Josefa.- Mi padre, que era de Linares, fue algún tiempo minero en las minas de Linares y la Carolina. Después estuvo muchos años de contratista y encargado.
¿Y sus padres Joaquín?
Joaquín.- Mis padres fueron agricultores siempre, igual que lo he sido yo después.
¿Cómo estaba el pueblo cuando eran niños?
Joaquín.- De lo que puedo recordar, he de reconocer que tuve una infancia buena. Nunca pasamos falta, ya que mis padres tenían tierra propia y siempre trabajamos en nuestras propiedades produciendo para que no faltase para la casa. Unicamente en la época de la guerra, ¡Dichosa guerra!, las fincas se perdieron, como se perdieron casi todas las del pueblo. Solo quedó lo poco que podía regar la Fuente en la zona del Pago. Fui a la escuela a los 6 años y a los 14 deje de ir para trabajar con mi padre.
Josefa.- Mi niñez fue algo distinta. Fui poco a la escuela pues tuve la desgracia de que mi madre murió teniendo yo ocho años y tuve que encargarme de la casa con seis hermanos y mi padre, lo que hizo que dejase la escuela y todo.
¿Desde que recuerda usted Joaquín la vega ya estaba hecha?
Joaquín.- Al nacer yo si, pero unos años antes recuerdo contar a mi padre que venían muchísimos agricultores de fuera, sobre todo de Tabernas a trabajar en Alhama, cuando se estaban haciendo los bancales. Alquilaban los legones en la fragua de "Los Mecánicos".
¿Eran siempre uvas lo que se criaba?
Joaquín.- Si, siempre uvas, yo no he conocido otro cultivo.
Cuándo la Guerra Mundial de 1914 ¿Recuerda si influyó en Alhama?
Joaquín.- Yo no recuerdo, era pequeño, pero después me contó mi padre que quitaron los alambres para venderlos y los agricultores iban al monte, cogían esparto y hacían sogas con las que trenzaban las parras sustituyendo a los alambres.
¿Cómo se regaban las fincas en su juventud?
Joaquín.- Como la fuente principal del pueblo no tenía agua suficiente para toda la vega, subían dos máquinas agua del río. Una la máquina que le llamaban de "Juan Matías", que regaba la zona del Palomar , y otra la máquina de Don Esteban Jiménez, que le llamaban la "máquina gorda" que subía el agua hasta la "pipa".
¿Qué pasó en la época de la guerra que me dijo antes que solo las fincas que regaba la fuente principal se salvaron?.
Joaquín.- Claro, las máquinas dejaron de subir agua porque no había combustible, lo que hizo que se perdieran las fincas. Solo quedaron unos pocos parrales que podía regar la fuente principal del pueblo, y las zonas donde alguna mina aliviaba las tierras cercanas. En aquel tiempo se unió a todo esto una sequía que hizo que la fuente mermara dejando escasamente agua para el consumo humano, que como es de comprender era antes que la vega y que nada. Porque la fuente era de propietarios y yo he conocido venir los propietarios aquí el día de su "tanda", si tenían media hora o una hora, etc., y esperar a que cumpliera su tiempo porque el agua no corría por la acequia de la cantidad de personas que aguardaban cola con los cántaros para llevar a su casa. Un cántaro quitaban y otro ponían. Al final se iban sin regar.
Josefa.- Nosotros teníamos tierra en el barranco que nos quitaba el hambre. Allí sembrábamos y no nos faltaba para comer. Había una mina que iba a una balsa. Como el agua de la mina no llegaba pues se filtraba en la arena al ser muy poca, mi gente construía unas canales de madera en forma de V para aprovechar al máximo el agua. Cuando había mal tiempo corriendo tenían que quitarlas por si salía el barranco. Mucho sacrificio. Exponer la vida en el barranco para regar un bancal.
¿Prácticamente la vida la ha vivido frente a la fuente?
Joaquín.- Siempre, desde los ocho años.
Porque hay que reconocer que la vida del pueblo siempre ha estado muy ligada a la fuente.
Joaquín.- El paso a la vega, la vida diaria del pueblo. A todas horas había gente en los caños. De madrugada también. De día era un "fenómeno" y de noche venían sobre todo los panaderos, gente que llevaban agua a las panaderías y muchos "regaores".
¿Cuántos hermanos eran Joaquín?
Joaquín.- Yo he llegado a tener diez hermanos. No los he conocido a todos. Juntos vivimos 6 y a los otros no los conocí.
¿Usted qué lugar ocupaba?
Joaquín.- El penúltimo. Después de mí, tuve una hermana que murió con ocho años. Otro de ellos murió con dieciocho, era el que estaba antes que yo. Reunidos a la mesa con mis padres solo hemos estado seis y no por mucho tiempo.
Josefa.- Cuando yo era pequeña, mi padre tuvo que marcharse a América. Se fue junto a mucha gente del pueblo, pues la cosa estaba mal. Encontraron un buen trabajo, pero la suerte no les acompañó. Hubo una crisis de gobierno y tuvieron que volver en un barco que puso el gobierno español.
Cuénteme Josefa algo sobre su tío Gaspar López Mercader.
Josefa.- Mi tío Gaspar fue una excelente persona. Tenía una inteligencia superior. Desde pequeño leía todo lo que le ponían. Todos los maestros admiraban el talento de ese niño. Continuó estudiando y cuando termino el bachiller, decidió ser cura. Después de tantos años estudiando esta carrera y cuando estaba a punto de ordenarse, influenciado por sus padres dejó esta carrera y se hizo maestro. Comenzó dando clases en Serón. Pasó el tiempo y se casó con mi tía Caridad. Tuvieron tres hijos. Después se vino a Alhama donde permaneció de maestro hasta su muerte en 1.931.
Con el Balneario también ha convivido desde niño, ¿no Joaquín?
Joaquín.- Recuerdo cuando era niño, venían muchas personas a tomar las aguas del Balneario. Yo oía decir que algunas eran personas importantes. Eran forasteros. Yo he visto venir gente con muletas de esas de madera que se apoyan en los sobacos, y al poco tiempo irse andando sin ellas.
¿Y la Fonda Berbel?
Joaquín.- También la he conocido en esta misma calle un poco mas arriba. Allí paraban muchas de las personas que venían al Balneario. En el Balneario daban comidas y estancia, pero eran tantas las personas, que tenían que buscar alojamiento fuera.
¿Había algún otro lugar donde la gente paraba también?
Joaquín.- Donde hoy está la tienda de Efren, había una posada a la que se le llamaba "posada de la Morena". Como antes el transporte de barriles con la uva se hacia con carros, muchos carreros paraban ahí dos o tres horas mientras se comían un pienso los mulos. En el solar que hay destechado detrás de la ferretería había unos pesebres grandes para los animales. Mientras, los carreros comían, descansaban y echaban una cabezada.
¡Cómo ha cambiado la vida! ¿Verdad?
Joaquín.- Madre mía. Un cambio grandisimo. Recuerdo que todo el río Andarax, desde el mar hasta Ohanes, todo eran parras. Tan solo había algunos naranjos en el pueblo de Gádor.
¿Y el molino que había junto a su casa?
Joaquín.- El molino, que aún está, funcionaba todo el año. Molían cebada, trigo, maíz e incluso azufre. Había dos piedras, una para moler los cereales y otra para moler azufre. Traían en piedras en terrón desde las minas de azufre y ahí se molían haciendo trozos pequeños para las parras.
¿Por aquí había varias almazaras?
Joaquín.- Claro, aquí junto a mi casa estaba la Almazara de Arriba. Debajo del Molino estaba la Almazara de en medio. Y abajo donde está el cruce, la Almazara de Abajo.
La feria se hacía también en esta calle, ¿Lo recuerda usted?.
Joaquín.- La Feria de Abril.
¡Ah! ¿Qué se hacía en Abril?
Joaquín.- Sí, sí. Empezaba el día 25 de Abril y remataba el 3 de Mayo.
¿Cómo era esa feria?
Joaquín.- En toda la calle ponían casetas con comida, juguetes, refrescos. En la acera que da a la fonda de Berbel, hacían como un pabellón y subían la calle con una baranda para estar mas altos. En la calle de atrás y en la carretera ponían los animales.
¿Había comercio de animales?
Joaquín.- Mucho. De bestias menores, mulos, burros, burras e incluso caballos. También recuerdo que se celebraban aquí las verbenas de San Juan y San Pedro. Hacían el velatorio aquí frente a los caños. Junto a mi casa donde hoy está la calle, había un cuadro en alto con una baranda, y en el centro un árbol "pica-pica". Ahí se ponía la banda a tocar y toda la gente en la calle entre el Balneario y los caños bailaban. También ponían mesas para tomar refrescos.
¿Participó en la política del pueblo alguna vez?
Joaquín.- Si, pero yo no he sido muy amante de la política nunca. Fui concejal del Ayuntamiento entre los años 1.952 y 1.958.
Bueno, pero 6 años no fue tan poco. ¿De que se encargaba?
Joaquín.- Yo pertenecía a Montes y a Sanidad. Pero como te decía antes no he sido una persona muy política. Yo he sido siempre una persona que desde niño no me ha gustado salir por ahí ni a juergas ni nada. Solo me gustaba trabajar, irme con mi padre a la vega. Desde niño, cuando terminaba la escuela cogía la merienda y me iba a la vega. En la vega todo era cabado con hazadas, y los ripios estorbaban mucho. Yo tenía una "esportica" y me dedicaba a quitar piedras. Mi padre me decía que descansara, pero yo nunca me he visto cansado, y así he seguido siempre. Cuando tuve necesidad de trabajar a jornal, pues se perdieron las fincas, empezaba a hacer caballones y nunca me he cansado, mientras la mayoría se sacaban en jornal, yo sacaba dos jornales.
¿Dónde trabajaba usted a jornal?

Joaquín.- En Huechar, con Don Salvador. Allí daban el trabajo a destajo, por eso te digo que me ganaba dos jornales, pues no paraba. Al poco tiempo me hicieron encargado. Y cuando se jubiló Cristóbal Díaz el encargado general, Don Salvador me pidió que continuase yo en su puesto, pero le dije que no. Yo quería volver a mis tierras, a trabajar en lo mío. Algo que le peso mucho, pero vio con agrado, pues me dijo que no hay nada mejor que trabajar en lo de uno.

Después también he estado de encargado veinticinco años en la faena. Primero seis años con Los Mortes y después cuando se pegaron a comprar uvas en Berja y Dalias y dejaron de venir a Alhama, con Salvador Mercader con quien estuve 18 años. Yo trabajaba en mis parras pero cuando las uvas estaban criadas y el trabajo aflojaba me pegaba a la faena lo que hacía que tuviéramos unos ingresos extras.

¿Llegó a ir a la guerra?
Joaquín.- Sí. Primero me libré en mi quinta por excedente de cupo. La del 33. Pero después para la guerra en el años 1938 me movilizaron. La verdad es que estuve un año que faltaba para terminar, dando vueltas entre Almería y Murcia, siempre en retaguardia.
¿Cómo se conocieron ustedes?
Josefa.- Pues del pueblo. Nos conocíamos de siempre. Pero nos casamos ya mayores. Yo tenía 42 años y Joaquín 47.

Joaquín.- Yo primero tuve otra novia. Estuvimos novios 7 años. La verdad es que como me han gustado siempre las cosas tan formales pensé ponerme novio joven, pero me dije que no, que hasta que no viniese del servicio militar no, para luego después de un año o dos casarme. Esta muchacha era de una familia de aquí, pero con la que yo no tenía mucho roce. Tenían una tienda de comestibles encima de la Placeta de San Antonio, en las cuatro calles. A los quince meses le propuse casarme, era el año 35 y por entonces yo tenía un dinerillo ahorrado. Ella me dijo que lo dejáramos un año mas, que éramos jóvenes. Lo dejamos pero llegó la guerra y las cosas variaron, pues por malos consejos, le aconsejaron un hombre que decían que era rico del pueblo de Bentarique, aunque después resultó no serlo. Me echaron a la calle sin motivo alguno. Me quedé solo y mi idea fue no acercarme a ninguna otra mujer. Pero el tiempo pasaba, así que me planteé volverme a enamorar y buscar una compañera. Tuve mucha suerte al encontrar a Josefa, con ella, he compartido media vida y espero compartir aun más.

Terminamos nuestra charla haciendo una fotografía de esta pareja sorprendente, que a su edad mantienen una unión como el primer día, él cuida de ella, la mima, y juntos se hacen mutua compañía. Prometemos a Joaquín hacer una gran fiesta el día que cumpla 100 años, ya que con la vitalidad que le caracteriza estamos seguros de que llegará. Esperamos verlo todos.