EL ECO DE ALHAMA NÚMERO 16

VIDA SALUDABLE

 

FISIOTERAPIA Y PSICOLOGÍA DE LAS TENSIONES MUSCULARES

Emilio José Ramírez González,
Fisioterapeuta
Vicente José Martínez Rubio
Psicólogo

La tensión muscular consiste en cierto grado de contracción del músculo, incluso en reposo, oponiéndose al estiramiento de éste por la acción de la gravedad. Esta contracción dificulta la auto-expresión del organismo, esto es, los movimientos libres, naturales y espontáneos del cuerpo. Si ponemos atención en estas tensiones y aunque algunas de ellas resulten difíciles captarlas, es fácil tener la sensación de que tenemos una especie de armadura que como tal dificulta el movimiento. Hay personas que presentan una gran movilidad y gracia en sus movimientos, si los observamos nos daremos cuenta de que tampoco presentan problemas emocionales y que disfrutan de su vida.

La tensión muscular puede ser provocada tanto por una enfermedad, como por un traumatismo o incluso y de manera más frecuente, por sobrecargas, desequilibrios posturales, estrés, problemas psicológicos, etc. A nivel fisiológico se genera mediante el reflejo miotático muscular, pero teniendo una gran modulación mesencefálica y cerebral.

La tensión muscular es tanto una reacción al estrés como una fuente de estrés. El síndrome se manifiesta con una extenuación de nuestros músculos, reflejándose en estos sobre todo a nivel dorsal (trapecio). Esta reacción por parte de nuestro cuerpo puede venir simplemente tras sufrir cualquier situación estresante, problema, etc. Así dicha situación prepara inconscientemente a nuestro cuerpo creando pensamientos los cuales el cuerpo los adapta, manteniendo un estado de tensión muscular crónica. Por ejemplo ante una situación que nosotros interpretamos como amenazante, sin darnos cuenta adoptamos una actitud corporal defensiva. Imagínense a un bebé que está siendo educado en un ambiente hostil, donde las voces, regañinas, la violencia y demás es algo habitual. Esta situación se refleja en el bebé en un estado permanente de susto, en lo que se refiere a nivel corporal sin hablar de los problemas emocionales paralelos. Cuando nos asustamos adoptamos un estado de contracción muscular. Si el bebé vive estas situaciones con

gran frecuencia, también serán muy frecuentes estos estados de contracción llegando a formar parte del estado corporal natural del bebé. La mayoría de los traumas psicológicos están reflejados a nivel corporal en forma de contracturas, dando lugar a posiciones y movimientos poco naturales, dificultando la auto-expresión. Si este estado no se corrige o persiste en el tiempo puede desencadenarse: contracturas, fatiga, pérdida de movilidad en los músculos implicados, cefaleas, problemas gastrointestinales, urinarios, etc. Los residuos de tales tensiones que van quedando en el cuerpo se acumulan aumentando estas con el transcurso de los días.

 

Libre de tensiones y fluyendo la emoción

Esta situación provoca una superactividad del sistema neurovegetativo, creándose un círculo vicioso emoción-acción.

La valoración de la tensión muscular se hace catalogando la dureza hallada por palpación en el músculo trapecio, según una escala de cinco puntos de dureza, formada por materiales de goma espuma de políuretano y siliconas.

Detrás de la mayoría de las contracciones o tensiones musculares hay una emoción no expresada, retenida. Por ejemplo, en algunas ocasiones hemos tenido la sensación de tener la parte superior del pecho oprimido, como si nos estuvieran apretando, también unas ligeras ganas de llorar y algo de extrañeza por no saber el motivo de esas ganas de llorar. Aquí hay un importante componente educacional. El llanto normalmente se asocia a una persona débil, cuando paradójicamente se es más valiente afrontando con llanto aquellas situaciones que nos inducen a llorar pues nos enfrentan al dolor.
Detrás de la mayoría de las contracciones o tensiones musculares hay una emoción no expresada, retenida.
El masaje reduce la tensión muscular, ayuda a la mejora de la coordinación de los movimientos y agiliza la circulación.
Quien permanece pasivo cuando el dolor le invade, pierde la mejor oportunidad de liberarse de él y de recobrar la fluidez mental y corporal. El tratamiento psicológico consistiría en darnos cuenta de lo que hay detrás de estas tensiones o contracciones musculares, con la intención de dejar fluir esa emoción retenida por algún motivo y liberarnos de ella. A medida que vamos liberando tensiones en forma de llanto, risa, temblores, toses, vómitos, expresiones verbales, etc., nos sentiremos más ligeros, ágiles y con un mayor bienestar a nivel personal, pues estamos más en paz con nosotros mismos. Tenemos menos asuntos pendientes y emociones que retener. No por adoptar una actitud pasiva ante nuestros
problemas emocionales desaparecen.¡Ni mucho menos! Los llevamos con nosotros en forma de tensión muscular, pues es en la musculatura corporal donde se sensan las emociones. Así cuando estamos felices lo notamos a nivel corporal, mentalmente sólo sabemos que nos sentimos bien. Por otro lado, y a nivel fisioterapéutico los pacientes con tensión muscular pueden someterse a dos tratamientos primordialmente: estiramientos y el masaje. Esto es debido a que dicha tensión provoca un bloqueo de la circulación debido a que los tejidos musculares contraídos comprimen arterias y venas por lo tanto se produce una reducción del flujo de la sangre. . El masaje reduce la tensión muscular, ayuda a la mejora de la coordinación de los movimientos y agiliza la circulación.
Quien permanece pasivo cuando el dolor le invade, pierde la mejor oportunidad de liberarse de él y de recobrar la fluidez mental y corporal
Proporciona serenidad e induce a la relajación. Este tipo de masaje es diferente a los demás, es un masaje suave alternando roces y amasamientos, dijitopresión y manipulación de los canales linfáticos para la descongestión de la zona y la eliminación de toxinas.