EL ECO DE ALHAMA NÚMERO 15

HOMENAJE A DON NICOLÁS SALMERÓN Y ALONSO

 

EL CONGRESO SOBRE LA UNIÓN REPUBLICANA Y LA FIGURA DE NICOLÁS SALMERÓN

 

Pedro Martínez Gómez Profesor de I.E.S.
Fernando Martínez, coordinador del congreso durante su visita a la Exposición.
L a conferencia de apertura con el título "Los intelectuales y la política" corrió a cargo del profesor de la UNED, Santos Julia. Comenzó definiendo a los intelectuales como personas ajenas a la política, pero que participan en el debate público desde posiciones propias gracias a su autonomía intelectual. Si bien, el término "intelectual" surge en Francia en los últimos años del siglo XIX, la presencia de intelectuales aparece en el tránsito del Antiguo Régimen a los Estados Liberales. La profesionalización de la política en España a finales del s. XIX, condiciona la existencia de intelectuales como personas independientes y necesarias para contrarrestar esta profesionalización. Expuso una clasificación de los intelectuales. En un primer modelo o etapa aparecen los intelectuales como conciencia de la amplitud con personajes como Galdós, Baroja o Unamuno. Ante una masa fácilmente manipulable, los intelectuales tienen la obligación de educar a esas masas. Más tarde y con Ortega como representante, encontramos a los intelectuales que no se centran en las masas, sino en una élite con el objetivo de guiar a la sociedad española a su modernización y apertura a Europa. Durante el franquismo, los intelectuales responden a un modelo de político encargado de la cultura, que desde posiciones propias del nacionalcatolicismo pretenden dirigir la vida cultural española desde los cargos públicos. En la actualidad, el triunfo de la democracia y el sufragio universal, la mejora en el nivel cultural o los medios de comunicación obligan a replantearse el concepto de intelectual. Hoy, más que responder a un modelo de hombre sabio, el intelectual debe ser una persona que conoce con profundidad aquello de lo que trata.

Profesor Santos Juliá
El profesor José Várela Ortega de la Universidad Rey Juan Carlos, reflexionó sobre "Militares y política republicana". Estableció una serie de etapas en los que los militares españoles, al igual que sus compañeros de armas de otros países, participan y condicionan la vida política.Tras una etapa inicial de intervención militar con una clara vocación política como en el caso de Riego, pasó a una segunda etapa que abarcaría 1840-1865 en la que los militares encabezan las distintas opciones políticas. Ante una sociedad civil débil, los militares sustituyen la voluntad popular y por medio de pronunciamientos posibilitan la alternancia política, sin llegar a revoluciones y garantizando siempre el poder de Isabel II. Durante el Sexenio los militares adoptan un papel modernizador al romper la dinámica tradicional de pronunciamiento y optar por unos cambios que modernicen el país con la Constitución de 1869 como elemento clave. Con la Restauración, el Ejército actúa como institución que sustenta a la Monarquía y que sufre las críticas de sectores como los republicanos ante hechos como la Guerra de Cuba.
"De la sublevación a la política"
Carlos Dardé Morales, profesor de la Universidad de Cantabria, analizó el cambio en el sistema político español que permitió el abandono de los pronunciamientos militares y la puesta en marcha de un sistema de partidos políticos. En el reinado de Isabel II los distintos partidos se dedican a deslegitimar a sus oponentes, además de graves descalificaciones permanentes personales entre los políticos. Fruto de este rechazo mutuo, el pronunciamiento y los militares suplen los mecanismos políticos que se le suponen. Sin embargo, en la Restauración, tanto conservadores como liberales, comprendieron la necesidad de la alternancia pacífica y el respeto a opciones distintas. Buena parte de los republicanos, entre ellos Salmerón, se sumó al rechazo de la violencia y el apoyo al sistema de partidos. La creación del partido maurista al amparo de D. Antonio Maura, rompe con este mecanismo de normalidad entre partidos y apuesta por volver a personalizar la política.
La sesión sobre "El republicanismo centralista y la Unión Republicana de 1903", se abrió con la conferencia de Juan Manuel Díaz Sánchez de la Universidad de Comillas titulada. "Nicolás Salmerón y Alonso y el centrismo republicano".Tras una breve introducción recordando sus lazos personales con Alhama y sus investigaciones sobre la figura de Salmerón, puso de manifiesto el contexto histórico después de 1830. Centró su intervención fundamentalmente en dos aspectos: la Internacional y el papel de Salmerón como Presidente de la República y como Ministro de Gracia y Justicia.

Juan Manuel Díaz Sanchez durante su intervención

El profesor de la Universidad de Girona, Ángel Duarte Montserrat dedicó su intervención a "La Unión Republicana de 1903". La presidencia de Salmerón de la Unión Republicana debe entenderse como un reconocimiento a su categoría personal, intelectual y su honestidad política, dejando de lado la interpretación clásica de liderazgo personal como única opción de solucionar los problemas. En las décadas de los 80 y 90, el republicanismo había caído en una división motivada por la rigidez doctrinal y los personalismos. Tras un intento frustrado de unión en 1893, la Unión Republicana fue posible gracias al relevo generacional dentro de sus filas, al 98 y la necesidad de unión de los republicanos. Y es precisamente, Salmerón quien sirve de nexo entre los dos momentos del republicanismo. Sin embargo, la existencia de distintas tendencias y el catalanismo político hacen fracasar de nuevo la unión de los republicanos españoles.

 

Para finalizar la sesión del miércoles tuvo lugar una interesante mesa redonda moderada por el profesor de Historia Contemporánea de la UAL, Rafael Quirosa-Cheyrouze Muñoz, con el título: "El republicanismo andaluz en el cambio de siglo". El profesor Leandro Alvarez Rey, de la Universidad de Sevilla se centró en la importancia de la masonería y su relación con el republicanismo al tratarse de espacios de sociabilidad republicanaTras una crisis al inicio del s. XX, a partir de 1917 y sobre todo desde 1923, hay un florecimiento de la masonería que se convierte en espacio de libertad. El profesor Fernando Arcas de la Universidad de Málaga, destacó como la Unión Republicana supone un cambio en el republicanismo español al conseguir la participación de las masas alejándose de su elitismo tradicional, consiguiendo incluso el apoyo del obrerismo. En Andalucía, la herencia de la U.R. pone en marcha los primeros intentos para crear una organización netamente andaluza, si bien no llega a cuajar. Diego Caro Cancela, profesor de la Universidad de Cádiz, puso de manifiesto las relaciones entre republicanos y movimiento obrero en Andalucía. María Dolores Jiménez Martínez, profesora de la Universidad de Almería, trató sobre el republicanismo alménense a comienzos del siglo XX y más en concreto la Unión Republicana de Almería.


La sesión sobre "Institucionismo y política" acogió las reflexiones del profesor Antonio Heredia Soriano de la Universidad de Salamanca bajo el título: "La filosofía durante el sexenio revolucionario (1868-1874)". Justificó centrarse en el sexenio porque es un punto de referencia para los republicanos y para la democracia. La filosofía es la base de todo proyecto y está por encima de programas políticos y personales. No debemos olvidar que Salmerón fue filósofo. En el sexenio convergen dos proyectos políticos que responden a dos filosofías distintas. En la etapa de la monarquía democrática domina un eclecticismo filosófico de raíz espiritualista. En la república hay una base racionalista.

Manuel Suárez Cortina de la Universidad de Cantabria trató sobre "El institucionismo en la cultura republicana". Puso de manifiesto un alejamiento del Institucionismo respecto a la Institución Libre de Enseñanza al buscar componentes políticos más que educativos, definiéndose como una propuesta de cambio en la filosofía, la economía, la política, la educación y la sociedad.

En economía defiende una economía social que se aleje de una perspectiva única de los mercados y por tanto responda a valores éticos.

La sociedad debe superar la lucha de clase decantándose por el corporativismo y la solidaridad.

En educación es imprescindible la instrucción de los obreros, dentro de un Estado laico que acepte la libertad de conciencia al tratarse la religión como algo íntimo del individuo.

En política defiende la democracia representativa rechazando a las oligarquías. Octavio Ruiz-Manjón Cabeza, profesor de la Universidad Complutense, dedicó su intervención a "Krausismo e institucionismo en los márgenes de la vida política". Comenzó haciendo una semblanza personal de Francisco Giner de los Ríos. Identificó el krausismo como intento de moralización del liberalismo español.Tras la cuestión universitaria, Azcárate, Giner y Salmerón son apartados de sus respectivas cátedras, surgiendo en ese momento el modelo pedagógico propio de la Institución Libre de Enseñanza en torno a 1881.

Antonio Heredia Soriano investigador del pensamiento salmeroniano.
La sesión sobre "Las culturas republicanas" comenzó con la intervención del profesor de la Universidad de Valencia, Ramiro Reig sobre:"Historia de la Revolución española de Blasco Ibáñez. Una interpretación republicana del siglo XIX". En 1890 Blasco Ibáñez que contaba con 24 años escribió esta obra que dividida en tres periodos de 20 años, describía la revolución liberal española en clave popular. Estructuró su análisis en varios epígrafes: la obra, el guión, los actores, los escenarios y los discursos. El guión gira en torno a una Historia política de hechos, de episodios nacionales imitando a Galdós.Tipificó los actores en

reyes, causantes de la inestabilidad, militares, que en momentos suplen a las masas, y los políticos, a los que responsabiliza de buscar sus intereses personales con la excepción de Pi y Mendizabal. El republicanismo es la solución milagrosa a los males de estos actores. Los escenarios en su mayoría corresponden a guerras sangrientas. En cuanto al discurso prima el federalismo.

"Republicanismo federal y Salmerón: encuentros y desencuentros" fue el título de la conferencia de Pere Gabriel, profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona. Como queda patente en el título, planteó la existencia de dos culturas republicanas: liberal progresista vinculada a Salmerón, y liberal democrática identificada con Pi i Margall. El republicanismo federal de Pi tiene una base popular al intentar atraer a las clases bajas en su interpretación del Estado como un elemento marginal que debe desaparecer. El republicanismo centralista del que participa Salmerón, tiene una concepción de democracia en la que participan todas las clases bajo un criterio reformista, no revolucionario. La concepción del Estado también diferencia a las dos tendencias republicanas por la necesidad de la unión del Estado de los centralistas.

El profesor de la Universidad Complutense de Madrid, José Álvarez Junco, tituló su conferencia "Visión republicana de la nación". Expuso el hecho de no existir una visión única del concepto de Estado. Los republicanos se basan en la filosofía de la Ilustración en la que la razón adquiere un papel predominante. ¿Cómo puede ser una persona rey sin haber demostrado previamente unos conocimientos y trayectoria? Por tanto, la República es el resultado de la aplicación de la razón en la forma de Estado.

Es precisamente la aplicación de la razón la que enfrenta a los republicanos a una España tradicional e inmovilista que se rige por criterios contrarios a toda razón. La España del siglo XIX, está imbuida por todo lo contrario a lo que ellos propugnan, y de ahí su crítica. El nacionalismo fue y es el gran fundamento de la autoridad para sustituir a la autoridad real. El pueblo es nacionalista en el concepto de nación como algo ajeno a la monarquía. La raza, el idioma o las costumbres son elementos propios del nacionalismo. A pesar de excepciones como las de Pi i Margall, los republicanos defienden la necesidad de la unidad de la patria.

José Álvarez Junco, Catedrático de la Universidad Complutense de Madrid

El regeneracionismo es producto de la debilidad de sistema político al intentar modernizar el Estado desde arriba y bajo una idea imperialista. Los republicanos encuentran en Francia un modelo por su educación, movilización, control del Estado, laicismo o libertad, además de un ejemplo para acabar con el poder de la Iglesia que se oponen a la modernización de la sociedad. Mitifican el concepto de pueblo al que consideran mártir, inocente y la fuerza que puede emprender los cambios necesarios. El republicanismo debe despertar al pueblo. Desprecian el Parlamento y la clase política por su inoperancia.

En definitiva, el republicanismo del XIX lucha por una noción de Estado fuerte.

Ramón Vargas Machuca, Profesor de la Universidad de Cádiz

La sesión sobre "Los valores republicanos" se inició con la intervención del profesor de la Universidad de Cádiz, Ramón Vargas Machuca, con el título "Rendimiento político del republicanismo hoy". Interesante conferencia en la que puso de manifiesto, cómo los problemas de la actual democracia pueden tener solución aplicando valores republicanos, sin que esto suponga plantear un modelo alternativo a la actual democracia.

Planteó la existencia de democracias defectivas que se corresponden con distintos modelos:

Un primer modelo son las democracias por delegación en la que una autoridad central asume en exceso el control del poder, resistiéndose a la tradicional división de poderes, lo que provoca un distanciamiento entre gobierno y ciudadanía.

Un segundo modelo es la democracia mediática en la que los medios de comunicación controlan el lenguaje político, dedicándose a crear opinión, más que a informar.

Un tercero, lo constituye la democracia incompetente en la que el poder es asumido por ineptos que por su propia falta de conocimientos no saben dar respuesta a los problemas de la sociedad.

Por último el modelo denominado democracia irrelevante en la que muchas funciones propias del Estado han pasado a estructuras supranacionales como resultado de la globalización. Este modelo de democracia no cuenta con el entusiasmo de los votantes, sino que predomina la "ley del desencanto".

Ante estos modelos de democracia, claramente defectivos, los valores republicanos tienen hoy plena vigencia. Valores como la libertad en sentido de no dominación, la repolitización entendida como recuperación de comunidades políticas estables con visión de conjunto, la recuperación del componente deliberativo en las que las preferencias de los ciudadanos surjan a partir del conocimiento, la participación que lleve a "ocupar" los partidos para llenarlos de contenido, la virtud que profundice en una cultura cívica, el patriotismo republicano, el interés por lo público o la responsabilidad deben servir para corregir los defectos y las disfunciones de la actual democracia.

El interesante tema del "Anticlericalismo y ciudadanía" fue abordado por el profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, Manuel Pérez Ledesma. El anticlericalismo presente en sociedades librepensadoras en Bélgica, Francia o Italia, forma parte del pensamiento republicano. La concepción racionalista niega la existencia de la monarquía o la existencia de Dios. Junto a la base racionalista expuso otras causas como la manipulación de las masas por parte de la Iglesia, su enriquecimiento económico, ciertos componentes culturales como la sexualidad del clero o ser representante de una tradición que impide la modernización de la sociedad entre otras causas. Tras este anticlericalismo se esconde una lucha por los derechos de los ciudadanos. Sin libertad religiosa no hay plena libertad, ya que el anticlericalismo forma parte de un movimiento político profundo que lucha por la libertad y la igualdad.

Manuel Pérez Yruela, como sociólogo del IESA, impartió una conferencia sobre: "Republicanismo y corporalismó". Señaló como el corporalismo está relacionado con un mundo en que todas las relaciones están reguladas. Partió en su análisis de la relación entre las sociedades actuales con la idea republicana de no dominación y exaltación de la libertad.

El Congreso se clausuró con una mesa redonda moderada por el profesor de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, Manuel González de Molina, en la que los profesores Álvarez Junco, Castro Afín y Vargas Machuca entre otros, reflexionaron sobre interesantes cuestiones referidas a los temas abordados durante el Congreso.