EL ECO DE ALHAMA NÚMERO 11

ECOLOGÍA Y MEDIO AMBIENTE

RUTAS Y SENDEROS PARA DESCUBRIR LAS POSIBILIDADES DE NUESTROS MONTES:
"Sierra de Alhama"

 

 

 

Felipe F. Berenguel y Bruque
DIRECTOR- CENTRO DE ESTUDIOS PROFESIONALES -"FOPAEM"-
Formación Para el Empleo - Alhama de Almería. GERENTE -RUTANDARAX S.L.

 

Desde que me ofrecieron la posibilidad de participar humildemente en la creación de un espacio dedicado a trazar, explicar, descubrir senderos y rutas ecológicas, principalmente en Alhama, dentro del entorno de la Comarca del Andarax, ha sido mi inquietud el conocer al máximo las posibilidades de estos montes que tenemos tan olvidados y descuidados

Los montes alhameños, además de tenerlos a nuestras espaldas, los tenemos olvidados, nuestro olvido se profundiza en el momento que empezamos a buscar caminos de acceso a puntos de gran belleza. Estos lares no los puede disfrutar nada más que una persona con mucha preparación (... un atleta, un alpinista...). Mi objetivo, no sé si lo conseguiré, es el concienciar a todos, porque es cosa de todos el que se preserve, cuide y reivindique la importancia de tener esto que no valoramos, nuestra Sierra; y que por fin, no dejemos caer el peso de este abandono sobre el mundo.

SITUACIÓN-VISTA GENERAL

Es por todos conocido el paisaje de los montes a la espalda de Alhama, que pertenecen a la Sierra de Gádor y que se pueden divisar desde las afueras, por ejemplo desde la nueva carretera. Se observa el Cerro Milano dominando el paisaje con sus Ermitas y escasa repoblación forestal, más a su izquierda se divisa El Moralillo, paraje sobradamente conocido por los Alhameños sobre el que se aprecia una salpicadura de cortijos, que sin duda son el orgullo de sus propietarios. Por encima tenemos El Hormiguero, El Chaparral puntos estratégicos y a lo lejos el Cerro del Mortero; más a la izquierda de El Moralillo, tenemos el Cerro de Sacromonte muy repoblado y primer muro verde de pinos de la Sierra desde su origen (La Sierra de Gádor nace en el término de Gádor y desaparece en el término de Berja) que enlaza hacia el fondo con la Solana de los Barranquillos (El Barranco) y el Cerro de los Montelcines.

Una vez ubicados, nos vamos a trazar dos destinos, el primero visitar las dos ermitas de "La Cruz", sus aledaños y accesos como puntos importantes; y el segundo, introducirnos en este muro verde anteriormente reseñado, para valorar la posibilidad de crear una ruta ecoturística. Estos van a ser los puntos de partida de nuestra incursión en los Montes para crear un mini inventario de recursos básicos y establecer posibilidades ociosas.

SUBIDA CERRO DE LA CRUZ - CERRO MILANO

Toda montaña tiene varias posibilidades de subida, si hablamos en términos de alpinismo, en este caso no hay escalada pero si se puede apreciar rampas de desnivel que no parecen haber sido limadas con caminos antiguos o modernos de Sierra.

Mi primer trazado comienza siguiendo la carretera vieja (Cementerio), fue mi alegría el ver que unas máquinas empezaron a trazar un camino de sierra o forestal o algo parecido, ¡estupendo!, pensé yo, va a hacer un acceso a lo más alto del cerro por la parte de atrás y así llegar hasta la ermita más alta, ¡claro! No rompe el paisaje tan poco conservado, pero en fin... bueno pues mi gozo en un pozo, primera carretera que me encuentro en la subida pero que no llega a ningún lado. Subir por esta parte o Cascada arriba es dura y muy gratificante, no hay camino o vereda trazada, resulta una prueba de orientación muy recomendable, pero este trazado es para gente muy preparada físicamente.


Panorámica General.
Sierra "Verde" Alhama.

Fincas y Sierra a la espalda de lo que siempre vemos
Bueno, pues vamos a coger el camino del cerro que nos conduce hasta la Ermita nueva, la de abajo. El recorrido es atractivo, sobre todo cuando vas dejando el pueblo a tus pies, se percibe sierra, monte, olor, naturaleza. Hay que señalar que prácticamente se puede subir solo a pie, los desniveles y la imposibilidad de dar la vuelta impiden la subida de vehículos, quizás con un buen nivel en bicicleta de motaña la experiencia sea definitiva, quizás con motos de Enduro... Al llegar percibo que no hay ni camino ni sendero, o está oculto ente la maleza, para la ermita de arriba, ¡esto va a ser duro!, pensé yo, efectivamente. Pero a pesar de que el paisaje desde Alhama podría ser poco interesante, es todo lo contrario, es muy recomendable y el esfuerzo es gratificante, eso si, lleven una "garrafica" de agua. Se puede llegar aunque con algunas dificultades según personas.

MAS ADENTRO DE "EL MORALILLO"

Como a mi me gusta ver siempre dos posibilidades de camino o trazado, voy a empezar por una que sea históricas, tendré que dar más rodeo, pero espero que resulte entretenido.

Me dirijo a "La Puente", sobre un vehículo, antes he dejado el camino de El Barranco, donde también puedo cogerlo como ruta entretenida y alternativa a ese primer manto verde de nuestra sierra. Al pasar por "La Puente" me empiezo a recrear en el paisaje, según donde mire claro está, porque hay elementos interceptos que empiezan a chocar demasiado, los invernaderos...

Continuo mi camino, ya estoy en la otra ladera del nuestros montes, veo el Cerro de la Presa, el collado de los Cosacos (¿Por qué se llamará así?), continúo y me encuentro con las Pedreras, la Cerquilla... Hablando de cercas, empiezo a observar cadenas en todos los caminos, mucha finca privada ¿no? Es un paisaje algo angosto, abandonado, pero muy interesante, el camino forestal está aceptable. El camino con vehículo se acaba, estoy cerca de los Joyines, cerca de unas ruinas. Sé que detrás de la ladera tengo vegetación el Hormiguero y el Cerro del Sacromonte o las cercanías es mi destino. Mochila al hombro escarceo la primera ladera y comienzo a divisar mi destino, que pena que no se pueda llegar en coche, hay muchas personas que no pueden hacer este trazado y se están perdiendo un espectáculo. Me introduzco en este primer pinar, hago una pequeña bajada y llego al paraíso ¡increíble! Pero lo que realmente apetece tras el esfuerzo, sin duda, es descansar, comer... si hubiese un área recreativa...quizás un pequeño refugio... ¿cuánta gente vendría?, a lo peor demasiada, pero si hay un responsable o alguien... ¡no sé! ...tras estas reflexiones y una buena "cabezadita" (bueno, una siesta), decido regresar sobre mis pasos, este es un camino para entretenerse todo un día.

La última propuesta, empieza en el Barrio de Las Cruces, voy camino del conocido Moralillo. De nuevo tomo un vehículo y comienzo mi recorrido. Cuánto cortijo y cada uno según se quiere... ¡uy! Cuanto bache, esto está peor que un camino forestal. Llego al final del camino, según el que yo he cogido, y me encuentro al lado de la finca de Juan y Mari Nieves. Me comenta Juan que por las noches y algunas tardes se ven varias Cabras Montesas y algunos Jabalíes, que no suelen hacer nada. También me cuenta que está habilitando unas instalaciones para emplearlas como alojamientos de Turismo Rural (¡Buena iniciativa y ánimo con ella!). El conoce muy bien la zona y además consigo sacarla la historia de una Cueva llamada de "Los Prófugos", que se encuentra en lo alto de la ladera, según me dice Juan, en tiempos de guerra estuvieron escondidos casi dos años tres alhameños, ¡interesante!

La Puente. Al fondo "Cerro Milano"
y Alhama

Plano de la situación y señalización de las rutas descritas
Destino a esa Cueva y sus aledaños, comienzo mi subida con una gran rampa y escasa vereda, llego a lo alto, al Cerro del Sacro monte, puedo divisar a lo lejos donde estuve el otro día, increíble, tan lejos, tan cerca... desde allí hay una profunda bajada, que no la llego a realizar, porque decido llegar por la ladera hasta el Chaparral, pasando por el Hormiguero. Tras un descanso y unas buenas fotografías, decido regresar por una rampa de bajada hacia El Moralillo por la parte más alta.

Tras estos recorridos; llenos de ternura, soledad, casi sin trazados oficiales, el agotamiento y el saber que lo que dejas a tus espaldas goza de salud buena, aunque casi nadie lo sabe; te quedas en un estado de melancolía que solo la puedes superar, sabiendo que sigue ahí, y que debe seguir ahí, por el tiempo que los humanos decidamos conservarlos.