EL ECO DE ALHAMA NÚMERO 11 PERSONAJES ENTRAÑABLES

María del Mar Contreras Domínguez

"Doña Maruja"

Guillermo Artés Artés

Tal vez si preguntamos a cualquier joven menor de veinticinco años si conoce a Doña Maruja, la respuesta sea que no. Pero al contrario si a quien preguntamos es a un alhameños mayor de esa edad, la mayoría de ellos responderán afirmativamente, ya que se encontrarán o entre lo que ayudó para traer a sus hijos al mundo, o entre los que vieron la luz por primera vez gracias a ella.

Veinte años de la vida de nuestro pueblo tuvimos la suerte de tener una matrona entre nosotros. Los veinte siguientes aunque alejada de Alhama, no dejó de atendernos en lo que pudiese desde los distintos hospitales de Almería.

Por tanto nos vemos en la obligación de escribir en esta sección de nuestra revista, aunque brevemente, algo de la vida de esta mujer que tantos alhameños trajo al mundo.

Nació en San Lorenzo del Escorial (Madrid) en el año 1.925, su padre Manuel Contreras Matarín era de Almería y su madre Jesusa Domínguez García era de San Lorenzo del Escorial. Debido a unos exámenes que tuvo que realizar su padre, viajó a El Escorial y allí conoció a su madre. Se casaron y después volvería allí para dar a luz a ella. Su padre era carabinero.

Después de andar por varios sitios, viviendo ya en Melilla, su madre muere, ella tenía 7 años. Esto provoca el comienzo de una infancia triste. A la falta de su madre a tan corta edad, se une el que a su padre le trasladan a la Península, su hermano es internado en un colegio y ella queda a cargo de una tía suya, hermana de su padre, María Contreras Matarín, que desde ese momento sería para ella una segunda madre. Esto hace que la añoranza de los suyos les marque bastante en estos primeros años.

A la edad de once años y coincidiendo con el comienzo de la Guerra Civil, su padre les reúne a todos en la Península ante el temor de estar separados. Su vida cambió. Ya en Algeciras, su tía la ingresó en un colegio de monjas pues tenía muchas ganas de que estudiara. Su hermano estudió en Gibraltar, y después de dejar los estudios se hizo tornero fresador.

En 1.941 se vuelven de nuevo a Melilla ya que a su padre le destinan allí. Ella continua estudiando el Bachiller y su hermano debido a unas restricciones de luz que hubo que dejar de trabajar e ingresa en el Ejercito, estudiando y convirtiéndose en militar de carrera. Su padre comienza a trabajar en una oficina.

A la vez que estudiaba realizaba diversas actividades en distintas academias, bordar a máquina, escribir a máquina y dibujo artístico y lineal. Pero fue al dibujo lineal al que ella saco mayor provecho, ya que sus conocimientos le hicieron que trabajase durante un tiempo en una oficina de un amigo de su padre, hasta que esta se cerró y quedó sin trabajo.

Este hecho impulsó, animada por una amiga suya, a estudiar enfermera militar. Al principio esto no le entusiasmaba demasiado, pero la necesidad de labrarse un futuro le animó. El comienzo no pudo ser peor, ya que la madre superiora del Hospital Militar le envía directamente a una intervención quirúrgica, lo que hizo que se le quitasen las ganas de continuar. Ante esto le cambiaron a medicina y la cosa comenzó a gustarle, después en cirugía, todo ya se veía distinto, también en infecciosos, y poco a poco la ilusión por su trabajo comenzó a ser mayor hasta terminar los dos años.

En el Hospital Militar conoció a dos alhameños con los que entabló amistad, Antonio Mercader y Edo Rodríguez.

Pero a María del Mar le parecía poco todo lo que había conseguido. Es por lo que junto a varias compañeras se marcharon a Cádiz y allí se examinaron obteniendo el título de enfermera. Después ella que quería aspirar a más, se preparó en una academia para examinarse de Practicante y Matrona. Las prácticas las realizaba en la Cruz Roja, pues aunque había maternidad en el Hospital Militar para las mujeres de los militares, a ella no le valía. Por fin consiguió el título de Practicante y Matrona.

Y coincidiendo que el medico que había en la Cruz Roja, con quien hacía prácticas, llamado Don Joaquín Arechaga, era yerno de Doña María Marín, y le habló de que en el pueblo de su mujer necesitaban a una matrona y aprovechando que tenía también como conocidos a Carmela la de Ramón Cantón y Antonio Mercader, le hizo tomar la decisión y en Octubre de 1.953 se instaló en Alhama.

Tuvo una gran acogida en el pueblo. Estaba contenta. Su trabajo le hacía relacionarse con todo el pueblo y la gente la trataba con cariño.

Eran tiempos difíciles. El cambio al principio fue grande, ya que venía de un hospital en el que todo era esterilidad e higiene y de pronto ha de enfrentarse a la vida diaria de un pueblo en los años 50 y 60 con todo tipo de carencias propias de la época.

Su trabajo consistía principalmente en asistir a cualquier parto que le llamasen. Si el parto era normal, lo realizaba directamente en el pueblo. Si surgía alguna complicación rápidamente tenía que trasladar a la paciente a Almería. Se encontraba con el inconveniente de que la Alsina se marchaba a Almería por la mañana y volvía de noche, lo que hacía que descartara ese medio de transporte ante cualquier emergencia. Al principio había tan solo un taxi, que era el de Diagares, al cual tenía que recurrir con lo que suponía el viajar veinticinco kilómetros con las carreteras de la época. Después las cosas mejoraron ya que hubo dos taxis más.

También formaba parte de su trabajo todo tipo de inyecciones y curas a realizar. Los médicos de entonces no se preocupaban mucho por ninguno de estos trabajos. Ella tenía su batea donde se echaba el alcohol y todo el instrumental necesario para asistir. Pedía siempre que le hirvieran agua. Ella continuaba el proceso de la madre todos los días posteriores al parto al igual que los niños. También llevaba el control de todas las inyecciones de sus pacientes.

Sobre todo notaba las carencias cuando asistía a las mujeres gitanas del cerro, lugar que frecuentaba con una periodicidad impresionante, ya que eran muchos los "gitanillos" que nacían y las condiciones de vida no eran muy favorables que digamos, "... y recuerdo que la primera vez que asistí a una mujer en el cerro estaba tirada en el suelo y a su lado había dos burras, lo que me impresionó bastante, cosa que no impidió que me arrodillase en el suelo y comenzase mi trabajo, con más ímpetu si cabe...", "...y te digo que todo el tiempo que estuve yo de matrona en Alhama, las mujeres del cerro estuvieron pariendo en el suelo...".

En 1.957 se casó con un alhameño, José Gálvez. Vivían en una casa de la calle Médicos. Y en los años 60 se construyeron la casa donde viven en la actualidad en la Calle Santo Tomás. Tuvieron dos hijos, José Manuel y María del Carmen.

Asistió a mucha gente con mucho cariño. No tenía honorarios. Fuese la hora que fuese ella estaba preparada para ir a donde le llamasen. Cuando hablo con ella me comenta que fueron muchos los momentos buenos y también algunos malos, aunque prefiere no acordarse de ellos.

A principios de los años setenta, animada porque sus hijos estudiasen en Almería, se marchó a trabajar al Hospital Provincial, pues un practicante que allí trabajaba y le había visto asistir, Don Manuel Cortés, propuso que le llamaran. Hacía una guardia de veinticuatro horas. Ya en Almería no quiso trabajar por libre ya que las circunstancias eran distintas y el ambiente era distinto al pueblo.

Aquí estuvo dos años. Después la llamaron para trabajar en la Bola Azul y también comenzó a trabajar allí. Primeramente estaba localizada, después la cosa cambió y hacía sus guardias. Se presentó a oposiciones y las aprobó. Debido a la Ley de Incompatibilidades tuvo que dejar de trabajar en el Hospital Provincial y continuó trabajando en la Bola Azul, pasando después al Hospital Torrecárdenas hasta que se jubiló en 1.990.

Sus hijos estudiaron en Almería y al final siguieron el camino de su madre. José Manuel se hizo médico y ginecólogo y María del Carmen se hizo médico y especialista en medicina Interna.

La Asociación de Mujeres de Alhama junto con el Ayuntamiento le hicieron un homenaje el día 8 de Diciembre de 1.994 como reconocimiento a su trabajo. En dicho acto se le hizo entrega de una placa.

Actualmente vive tanto en Alhama como en Almería. Cuando hablas con ella ves a una mujer que se emociona cuado habla de su profesión. El brillo aflora a sus ojos cuando nos cuenta anécdotas que se vienen a su mente. Pero sobre todo y para terminar quiero destacar dos frases que resumen todo un sentimiento "...no te puedes hacer una idea de la alegría y la satisfacción que te da asistir a una mujer cuando va a dar a luz sabiendo que tú la has traído también a ella al mundo...", "mi profesión me ha encantado. El nacimiento de un niño es lo más bonito del mundo. Ver nacer un niño, echarlo a su madre en el pecho y verla como lo mima es lo mejor que te puede ocurrir"