EL ECO DE ALHAMA NÚMERO 11 VIDA SALUDABLE

EL INSOMNIO

Vicente José Martínez Rubio
Estudiante de Psicología

Estoy seguro de que muchos de nosotros hemos pasado por alguna que otra noche donde conciliar el sueño era un gran reto, incluso de que hoy por hoy, un gran número de alhameños sufre insomnio en algún grado. Escribo este artículo para que aquellos interesados conozcan un poco más sobre el insomnio y les ayude, en la medida que dicho artículo lo permita, a prevenirlo o afrontarlo lo mejor posible.

Hablaré solo del insomnio primario por ser este donde la Psicología tiene una mayor implicación tanto en su explicación como en el tratamiento.

Me gustaría comenzar por resaltar la importancia del sueño en nuestras vidas, ya que el insomnio da lugar a un sueño de mala calidad y poco reparador en la medida que supone una privación del mismo.

SUEÑO

A menudo es infravalorado o sustituido por otras actividades, incluso hay que opina que dormir es una pérdida de tiempo. Pues bien, el sueño ocupa una tercera parte de nuestras vidas, por lo que una persona que viva 75 años, aproximadamente 22 años y medio habrá estado dormida. Está presente en todos los mamíferos y aves sin excepción. Experimentos realizados con animales sometidos a prolongados periodos de privación de sueño, ponen de manifiesto que, dichos animales llegan a morir sin dejar señales biológicas que lo expliquen. Estas conclusiones indican que el sueño es una necesidad fisiológica. Necesidad incluso más arraigada que otras, ya que un individuo puede llegar al suicidio negándose a comer (otra necesidad fisiológica) pero no puede hacer lo mismo negándose a dormir.

En experimentos realizados con humanos (aunque con periodos no tan prolongados), se ha visto que tras uno o dos días de privación, se observa los siguientes efectos:

Todas esta consecuencias se ven traducidas en la aparición de accidentes de tráfico, laborales, domésticos, etc.

Conforme aumenta el periodo de privación las consecuencias se agravan, llegando a aparecer síntomas propios de la esquizofrenia como alucinaciones y delirios. Esto es curioso, porque algunas psicopatías muestran las mismas características que las de los sueños, es decir, insensibilidad moral o ética, consideración diferente del espacio y del tiempo, despersonalización, etc. Como podemos ver, la privación de sueño tiene más repercusiones sobre las facultades psíquicas que en las físicas.

Aunque estos experimentos tenga poco que ver con el insomnio, dado que la privación está ocasionada por factores externos y no controlables por el individuo, las consecuencias pueden ser iguales de desastrosas.

Hay dos momentos del día en los que el organismo necesita dormir, uno por la noche y otro al medio día. Se ha demostrado que la siesta (un invento español), aumenta el rendimiento, la concentración, la creatividad, fortalece el sistema inmune, mejora el bienestar general del individuo, etc. Se ha llegado a decir que nuestro organismo puede resentirse si nos negamos a dormir la siesta. Una siesta adecuada no debe sobrepasar los 30 minutos y ha de ser a primera hora de la tarde, de lo contrario podemos favorecer la aparición del insomnio. Para los que crean que los andaluces somos gandules por esto de la siesta, decir que sólo son ritmos de trabajo diferentes y quizás mejores por los beneficios que aporta. Para los interesados en esta tema, pueden acudir a dos libros, "El arte de la siesta" y "La siesta en el trabajo".


Las mil posturas del insomnio

QUE ES EL INSOMNIO

Entenderemos por insomnio la incapacidad o dificultad para conciliar o mantener el sueño, o la sensación de no haber tenido un sueño reparador. La característica fundamental que define el insomnio son las consecuencias negativas de no dormir bien, es decir, es necesaria la presencia de irritabilidad, somnolencia diurna, dificultad de concentración, fatiga, etc., para poder hablar de insomnio. No debemos determinar la presencia de insomnio según el patrón de sueño que presente un individuo si durante el día no están presentes los efectos ya comentados.

El insomnio no es una enfermedad en sí misma, sino como la fiebre, un síntoma de que algo no funciona bien, por ejemplo: el estilo de vida, ansiedad generalizada, malos hábitos, condicionamiento del dormitorio con el estado de vigilia (hablaremos de esta importante asociación en el apartado "Cómo se origina y mantiene el insomnio") condiciones ambientales como excesiva luz, ruido o la superficie sobre la que se duerme, etc. El insomnio tiene una gran variedad de causas y muchas de ellas pueden estar presentes en un mismo individuo.

INCIDENCIA DEL INSOMNIO

Según el grupo de trabajo sobre trastornos del sueño, de la Sociedad Madrileña de Neurología y Cirugía Torácica, el 30 % de los españoles padecen insomnio en algún grado, de estos un 18 % lo sufren de forma crónica.


Intentando dormir

De todos los estudios realizados sobre la incidencia del insomnio, se obtienen las siguientes conclusiones:

  • Es más frecuente conforme se avanza en edad y en personas obesas.
  • Es la alteración del sueño más común.
  • Existe una relación positiva entre problemas respiratorios e insomnio, es decir, a mayores problemas respiratorios mayor probabilidad de sufrir o agravar el insomnio
  • Respecto al origen genético del insomnio existe un bajo porcentaje de caos. Actualmente estos resultados se debate la posibilidad de que estos resultados se deban a patrones de conducta inadecuados por parte de los padres de cara a un sueño efectivo, dichos patrones serían aprendidos por los hijos, quienes tendrían alta probabilidad de sufrir insomnio, y así sucesivamente.

Más frecuente que en hombres, sobre todo a partir de la introducción de éstas en el mundo laboral. Esto puede ser explicado por:

  • Las alteraciones hormonales producidas durante la menstruación.
  • La mayor tensión a la que están sometidas algunas mujeres. Hay casos donde las mujeres deben responder tanto al trabajo como a las tareas propias del hogar

Llegando a la conclusión de que las mujeres, tienen una mayor precisión para detectar alteraciones del sueño y una mayor predisposición a la hora de acudir al médico. Esto hace que el número de casos conocidos de mujeres insomnes sea mayor

Hay un aumento de casos en las últimas décadas debido al modo de vida actual. Con esto me refiero a la cada vez mayor competitividad, exigencias, compromisos, responsabilidades tanto personales como profesionales, etc. Dado este excesivo nivel de activación (en algunas personas) durante todo el día, cabría imaginar que vayan a la cama con ganas de dormir. Esto sólo es cierto para algunos, ya que para otros, el estar en la cama dispuesto a dormir, supone la ocasión para repasar ciertas cosas, pensar en los problemas, planear futuros proyectos, etc. Esta hiperactividad, incompatible con el sueño, dificultaría la aparición y mantenimiento del mismo. A esto hay que añadir el aumento de actividades nocturnas y el tipo de programación televisiva diseñada para mantener al espectador despierto y atento. Esto es importante ya que puede que el individuo vaya a la cama por la hora que sea en esos momentos, y no por que realmente tenga sueño. Ahora nos encontramos ante una persona despierta en la cama. Momento perfecto para pensar en esto o en lo otro o para intentar dormir (agravando el problema). Así se empieza a asociar la cama con el estado de vigilia, en definitiva, comienza el insomnio.

COMO SE DESARROLLA Y MANTIENE EL INSOMNIO

Es sabido que antes, durante y después del sueño, hay un descenso en la actividad fisiológica del organismo. Esto se traduce en una disminución de la frecuencia cardiaca, de la presión arterial periférica, de la temperatura corporal, del ritmo respiratorio, etc. Las personas insomnes no muestran este descenso, de hecho las técnicas destinadas a la disminución de estas respuestas fisiológicas se han mostrado eficaces. A pesar de esta eficacia no se ha descubierto aún una relación directa entre la disminución de la actividad fisiológica y una mejora del sueño. Se especula que estas técnicas pueden estar actuando en otros niveles.

Ver CartelPor otro lado, una excesiva actividad cognoscitiva y el valor emocional que la acompaña, incrementan la dificultad para conciliar el sueño y por tanto, favorece la aparición de insomnio. Dicho de otro modo, un elevado nivel de pensamientos tanto positivos como negativos, planificaciones, revisiones de las actividades del día, análisis de asuntos importantes, creencias como que el insomnio es debido a causas externas no controlables por la persona, y el valor emocional que acompaña a estas cogniciones, como tristeza, pena, alegría, ansiedad, etc, genera repuestas psicofisiológicas (respuestas fisiológicas originadas por el funcionamiento psíquico) que son incompatibles con las del sueño. Del mismo modo que una persona no puede reír hasta que no deje que llorar, una persona con este nivel de actividad cognoscitiva, emociones y repuestas psicofisiológicas, no podrá o le será difícil conciliar el sueño. A todo esto hay que sumar la importancia de determinados hábitos de vida como el horario de las cenas, la cantidad, el consumo de alcohol, tabaco o de fármacos, etc.

Es fácil que a partir de un suceso estresante, ya se la muerte de un ser querido, un divorcio, haber estado involucrado en algún accidente de tráfico, la aparición de algún problema serio, etc y dependiendo de la habilidad de la persona para abordarlo, se desarrolle el insomnio. Salvo en estos casos, el insomnio se desarrolla de un modo gradual.

A medida que este tipo de noches con problemas para dormir se van sucediendo los estímulos temporales (como la hora de ir a dormir), los del dormitorio (la cama, cuadros, el armario, la lámpara, etc. ) y rutina previa de meterse en la cama, empieza a asociarse con las ya comentadas cogniciones, emociones y respuestas psicofisiológicas. Llega el momento en que en situaciones futuras, la presencia de estos estímulos empiezan a desencadenar por sí solos pero con un intensidad menor, las mismas cogniciones, emociones y respuestas psicofisiológicas dificultando la conciliación del sueño por la incompatibilidad con el mismo. Esta asociación se lleva a cabo a niveles inconscientes, aunque no por esto deja de ser interesante ya que estos niveles ejercen una influencia casi total en el comportamiento humano. El fenómeno de la consciencia y todo lo que se deriva de él, ocupa aproximadamente un 2% de la corteza cerebral, de hecho el comportamiento consciente es el resultado de un gran número y complejas interacciones de procesos inconscientes. Si no imaginamos una pirámide, sólo la cúspide representaría los niveles conscientes, resultado de todo lo que queda debajo.

Por este tipo de asociaciones, no es aconsejable leer, ver la televisión o cualquier otra actividad dentro del dormitorio que no sea dormir, ya que puede favorecer la aparición del insomnio. El acto sexual sí es aconsejable por el estado de relajación que le sigue.

Dicho todo esto, el insomnio que aparece de vez en cuando sería resultado de una hiperactividad cognitiva, emocional, fisiológica, a determinados hábitos e vida, condiciones ambientales no adecuadas, etc. A medida que estas noches se suceden empieza a producirse las asociaciones ya comentadas y aparece el insomnio transitorio, que es el que se da durante un corto periodo de tiempo. Si este periodo se prolonga, las asociaciones van adquiriendo más fuerza y cuando el individuo se enfrente a los estímulos objeto de las asociaciones, desencadenará por sí solos las respuestas incompatibles con el sueño. Un ejemplo de esta asociación lo encontramos en las sensaciones, recuerdos, etc., que nos viene cuando vemos una foto de algún viaje o escuchamos una canción que hacía tiempo que no la oíamos.

Recomendaciones para una adecuada higiene del sueño

1. No ir a la cama para leer o ver la televisión
2. No beber alcohol, tomar bebidas con cafeína o fumar en las dos horas previas de ir a la cama.
3. Evitar las cenas pesadas
4. Ir a la cama sólo cuando se tenga sueño.
5. Si no puede dormirse en 30 minutos es aconsejable que se levante y haga alguna actividad relajante fuera del dormitorio como leer, escuchar música, etc.
6. No haga ejercicios físicos violentos antes de ir a dormir.
7. Procurar establecer un horario fijo para ir a la cama y levantarse, así favorecemos la formación de un ciclo vigilia-sueño adecuado.
8. Mantener el dormitorio en las condiciones óptimas de luz, ruido, temperatura, etc.
9. Un baño con agua tibia ayuda a la conciliación del sueño.
10. Las siestas, si las hay, no deben sobrepasar los 30 minutos y han de ser a primera hora de la tarde.

Tratamiento

Tratar el insomnio primario supone averiguar las causas que lo originan y mantienen y según éstas planificar el tratamiento. Normalmente se trata el síntoma, es decir, la dificultad para conciliar y mantener el sueño mediante el uso de fármacos. Dada su rapidez y efectividad, estos tenderán a ser consumidos con mayor facilidad en situaciones futuras. Hay que decir que los fármacos solucionan el momento pero no el problema, incluso pueden agravarlo, ya que en muchas ocasiones no actúan sobre las causas del insomnio. Además, su uso prolongado puede crear adicción y efectos secundarios como alucinaciones, somnolencia, deterioro de funciones psicomotoras, etc. Según el Dr. Estivill, Director de la Unidad del Sueño del Instituto Dexeus, en Barcelona, un 90% de las personas con insomnio no están tratadas adecuadamente.

Cada vez existe un mayor acuerdo en considerar que las terapias psicológicas, con las conductistas o cognitivistas, son las más adecuadas para el tratamiento del insomnio primario. Así lo afirma por ejemplo José Ramón Valdizán, jefe del servicio de Neurofisiología del Hospital Miguel Servet, en Zaragoza, o estudios como el llevado a cabo en la Universidad de Duke, en Carolina del Norte, E.E.U.U.. La elección de una terapia u otra, o una combinación de ambas, dependerá siempre de las causas implicadas en su origen. En ocasiones se puede incluir el uso de medicamentos o programas para el abandona de los mismos. En todas las intervenciones debe existir una educación sobre los factores implicados en la higiene del sueño, (ver las recomendaciones).

Es difícil elaborar una serie de pasos a seguir a modo de tratamiento, ya que cada caso tiene sus propias causas y evolución, llegando a ser totalmente diferente el uno del otro. Ante esta dificultad prefiero nombrar algunos consejos para prevenir o afrontar el insomnio, que vienen a coincidir con una correcta higiene del sueño (ver las recomendaciones)

Bibliografía:
Rubia, F.J., El cerebro nos engaña. Temas de hoy. 2000.
Morin, Charles M., Insomnio: Asistencia y Tratamiento Psicológico. Ariel Psicológica.
Lacks, Patricia., Tratamiento del comportamiento contra el Insomnio persistente. Desclée de Brouwer.
Periódico Diario Médico
Periódico El País
Periódico ABC
Periódico Ideal.