EL ECO DE ALHAMA NÚMERO 5 LITERATURA

Juan José Ceba

¿CUÁL ES LA SIGNIFICACIÓN
DE ALMERÍA EN LA OBRA DE
FEDERICO GARCÍA LORCA?

    Juan José CEBA nació en Albox (Almería) el 17 de Enero de 1951. Desciende de mineros de Sierra Alhamilla y de Alquife. Lleva desde 1982 como maestro en la Chanca, barrio del que es vecino de honor. Ha dirigido el Grupo de Teatro "La Traíña", en especial varios montajes sobre obras de Lorca.

    Inició, junto con otros poetas amigos, la Colección literaria "Alfaix" y, actualmente es codirector de "Alhucema" –publicación de libros de poesía y narrativa-.

    Ha publicado "poemas", "Anclado..." "huye el Sur", "Dunas", "Claridad". "La selva de los rostros", "Instantes de paz en la guerra". Y "Solo el misterio", propuestas para trabajar a Lorca en los Centros educativos, donde ha recogido gran parte de lo que ha investigado, hasta ahora, sobre la relación de García Lorca en Almería.

    Ha colaborado en numerosas antologías y libros colectivos de poesía, como "El Dios del mediodía", publicado recientemente. Desde hace muchos años lleva a cabo una intensa labor de difusión y promoción cultural.

    Ha ilustrado numerosas obras literarias y educativas. Como dibujante y cartelista el trabajo más exhaustivo que ha realizado fue para Educación de Adultos Semipresencial, una de cuyas obras, dedicada a la mujer, recibió el Premio Bazán del Ministerio de Educación.

El poeta nombra escasamente a Almería a lo largo de su obra: en el "Romance de la monja gitana", de "ROMANCERO GITANO", aparece relacionada con las naranjas, que las monjas endulzan en la cocina, que el autor identifica con las "naranjas de sangre": "las cinco llagas de Cristo/cortadas en Almería", escribe, utilizando una metáfora de resonancias trágicas. Su hermano Francisco García Lorca indica que "la misma palabra –Almería- despierta en el romance que la nombra la presencia de yertas lejanías propias de su paisaje". El poeta nombra escasamente a Almería a lo largo de su obra: en el "Romance de la monja gitana", de "ROMANCERO GITANO", aparece relacionada con las naranjas, que las monjas endulzan en la cocina, que el autor identifica con las "naranjas de sangre": "las cinco llagas de Cristo/cor tadas en Almería", escribe, utilizando una metáfora de resonancias trágicas. Su hermano Francisco García Lorca indica que "la misma palabra –Almería- despierta en el romance que la nombra la presencia de yertas lejanías propias de su paisaje".

En una lectura que Federico ofreció sobre este libro, en Madrid, ambienta el "Romance de la Guardia Civil" "en las Sierras de Jaén y Almería", apareciendo de nuevo nuestra tierra vinculada a sucesos de un gran dramatismo.

Para el hermano del poeta, el paisaje de fondo y la atmósfera que Federico crea en el impresionante Romance "Thamar y Amnón", historia bíblica de violaciones, con que se cierra "ROMANCERO GITANO", es el de Almería: "La luna gira en el cielo/ sobre las tierras sin agua/ mientras el verano siembra/ rumores de "tigre y llama". "La tierra se ofrece llena/ de heridas cicatrizadas/ o estremecida de agudos/ cautiverios de luces blancas". Y añade Francisco García Lorca unos datos reveladores de gran importancia: "el paisaje árido y calcinado, la luz que cae como un cautiverio sobre la tierra, las terrazas bajo la luna, los muros y las atalayas, la Alcazaba de fondo, la aurora tibia con rumor de pámpanos y peces, mar y viñedos, llevan, a mi juicio la impronta de aquella ciudad. Convencido como estoy de que el poeta partía siempre de una realidad vivida, no sería demasiado atrevido suponer este fondo almeriense que, en su mapa lírico, permanecía ligado a recuerdos de violencia, como, entre otros, el suceso que da lugar a "Bodas de sangre".

Sólo en dos ocasiones aparece nuestra tierra relacionada con algo más agradable: en una carta recoge el pregón del vendedor de fruta, que pasa vendiendo "naranjas de Almería" y, en otro texto cita la exquisita "torta alajú de Laujar", de origen morisco.

Cuando su amigo y compañero de generación, José Bergamín, le envía a Granada su obra para ballet "Don Lindo de Almería", Federico le contesta entusiasmado, pero le pide que cambie el título, porque él ve más en tan divertida obra, el espíritu alegre y bullicioso de Cádiz, que el de nuestra tierra, y Lorca se lo aclara diciendo: "Almería tiene la aspereza y el polvo azafranado de Argel", es decir, es una tierra más austera, africana, desértica, pobre y trágica, que no sienta bien con la ironía y los aires cómicos que Bergamín ha trazado.

Como hemos visto, el hermano del poeta es quien nos da la clave definitiva de la significación de Almería: nuestra ciudad y nuestra tierra presentan en el universo del poeta una serie de recuerdos de sombra y violencia: siendo un niño, en 1.909, tiene que interrumpir sus estudios en Almería, debido a una grave enfermedad. Así lo evoca Federico, exagerando posiblemente su memoria.

Lorca identifica Almería con el desierto, la austeridad, la desnudez y un aire de tragedia, que va a incidir de manera extraordinaria y determinante en su teatro –más de lo que se cree-, en sus tragedias rurales, no sólo en "Bodas de sangre", basada en el suceso ocurrido en los Campos de Níjar en 1928, sino en "Yerma", como indicó José Asenjo Sedano, obra que, como dijo García Lorca, hay que entender en "clave de tierra" y que, a mi modo de ver, es una personificación del desierto, de la tierra con ansia de fruto, de hondas raíces bíblicas.

En "Bodas de sangre" el autor está pensando en una Almería ideal, recordada o evocada a través de posteriores informaciones de amigos vinculados a nuestra provincia, pero el espíritu y la esencia de Almería está más vivo en "Yerma".

Nuestro paisaje y el carácter de esta tierra, sirven al poeta y dramaturgo granadino para algo fundamental en su obra y en la historia literaria: dar una nueva visión de Andalucía, donde no existe el acento andaluz imitativo, ni el color local. Es pues que el desierto de Almería, la tierra yerma, y nuestra forma de hablar, sirven a Lorca para algo esencial: configurar el nuevo lenguaje de sus tragedias, pleno de austeridad, desnudez, con frases cortas, un lenguaje directo, sin barroquismos, lleno de realidad, aunque aún rico en imágenes y símbolos.

En definitiva, el espíritu más auténtico de Almería está en el mejor Lorca. Tiene para el poeta una profunda significación trágica y, para mí, es evidente, que nuestro desierto le ayuda a configurar, con su asombrosa maestría, ese nuevo lenguaje para una nueva visión de Andalucía.

Su estancia en Almería, durante unos años de su niñez, marcaron profundamente al poeta, que conoció la pobreza de nuestra ciudad y se sintió herido con "las estrellas sin luz", los niños del Hospicio, alumnos de su maestro Don Antonio Rodríguez Espinosa.