EL ECO DE ALHAMA NÚMERO 5 LITERATURA
I CERTAMEN
LITERARIO


"El Eco de Alhama"

RELACIÓN DE PREMIADOS EN POESÍA Y NARRATIVA
1er. PREMIO POESÍA ADULTOS
DOS LIRAS Y
UN SONETO



VICTORIA CUENCA GNECCO

Escritora almeriense nacida en Adra y
estrechamente vinculada al mundo
cultural almeriense. Tiene publicados
varios libros y participa con asiduidad
en diferentes tertulias poéticas. En 1996
fue ganadora del Certamen "Poesía
Alpujarra" en Madrid.

I

Arranca tu bandera
de este mástil inhiesto carcomido
y cambia la bandera
por hierro refundido
que perdure en el tiempo prometido.

II

Buscando tu camino
Entre tantos atajos señalados,
al compás del destino
que trazan los legados,
cuando nacen al Viento, liberados.





EL VUELO

Vuela mariposa con el viento,
el ocaso empujado por la bruma.
Yo, contando las horas a una
el bien aguardo y los dolores cuento.

Arrecia ya la mar por barlovento,
espero y miro a mi callada luna,
diosa en la noche que a mi sueño acuna,
cuando dormido vive el pensamiento.

Se hinchó la mar, crujiendo sin respiro.
Roto el silencio... sola y sin amparo
cual náufrago en la noche que se aferra

al madero en su ciego desamparo
buscas el brillo del lejano faro
pero aquí y allí nuestra mirada yerra.


1er. PREMIO NARRATIVA ADULTOS

MARÍA ISABEL JIMENEZ JURADO

Es maestra de profesión, licenciada
en Filosofía y Letras. Ha ganado varios
premios de investigación histórica. Entre
ellos el I Premio de Investigación "Enrique
Silva Ramírez" convocado por el
Ayuntamiento de Roquetas en 1992.
Ganadora del Primer Premio
Certamen "Carmen de Burgos" en 1997
y finalista del Premio
"Ciudad de El Ejido" en 1997.


HILOS DE ESTOPA
"...Comenzó una esclava a cantar luciendo una voz
más brillante que las flores después de la lluvia..."
(Del "Hadigat al-Frah" de Ahmad al-Yamani)

He estado cantando desde que la mañana entró en mi casa e iluminó mi huerto de azofaifos. Anoche, mientras las estrellas se bañaban en los charcos dejados por la lluvia, mis amigos Alonso de Miera al-Anache y Luis García al-Canjaire{1}, vecinos de Vera, me trajeron un documento por el que Pedro Morales, mi dueño y señor, nos ha concedido la libertad a mí y a mi hija Isabel que tiene un año y medio de edad.

Los azofaifos brillan más que otras veces en este día en que hasta el sol, al aparecer en el horizonte, resulta nuevo, como acabado de estrenar.

Yo también he vuelto a estrenar mi casa de Alhama de Almería.{2} El sitio donde nacimos y vivimos mi marido, Diego Ramón y yo.


Aquí estuvimos los dos juntos hasta que la guerra cruel de las Alpujarras lo apartó de mí cuando estaba a punto de nacer mi hija. La parí ayudada por las comadres{3} y la acuné en mis brazos sentada bajo el azofaifo grande cantándole muy bajito:


Mi hija y el agua,
la alberca y los pájaros.
Canciones en mi boca,
cantares en sus labios.

Mientras mis palabras se convertían en música, con mi hija en mi regazo, observaba el camino esperando ver aparecer por él a mi marido. Pero él no llegaba. Lo que vino fue un Bando del Rey{4} en el que ordenaba que los moriscos debían deponer las amas y las moriscas ser vendidas como esclavas. Y durante más de un año he sido esclava de Pedro Morales, he lavado su ropa y la de su esposa en las aguas frías de Vera añorando a mi marido y a esta casa.

Anoche supe que dos buenos amigos de Diego, Alonso y Luis, le han pagado a mis dueños ochenta y cinco ducados de oro para que nos concedan la libertad a mí, Agueda Lezcano,{5} y a mi hija. Cuando tuve el documento en mis manos canté de nuevo después de tantos meses sin acordarme de mis canciones. Parecía como si un humo negro se hubiera puesto en los pliegues de mi memoria y me impedía recordar las palabras a las que yo daría música. Ni siquiera cuando amamantaba a mi hija, a 1000 l terminar mis tareas como esclava, podía cantar: hilos de estopa me arañaban la garganta.

Pero esta mañana el humo ha desaparecido y los hilos de estopa, se han vuelto de seda y he cantado con toda mi alma hasta que los pájaros madrugadores han huido asustados, sorprendidos, de oír sonidos en una casa que llevaba más de un año en silencio.

Ya soy libre. Ya estoy de nuevo en mi casa de Alhama. Tengo mi carta de horro y libertad.{6}Contemplo los primeros pasos de mi hija, con sus piernas gordezuelas cubiertas por la blanca almalafa y sonrío feliz.

Feliz... No. Contenta. Que es un estado de ánimo bastante positivo teniendo en cuenta como me encontraba hace un año. Pero tengo nostalgia de Diego. Me gustaría compartir con él las risas ante los andares vacilantes de Isabel. Y desearía cantar para él, al atardecer, bajo el azofaifo. Entonces sí me sentiría feliz.

-Diego...

He hablado en voz alta. Isabel me mira y me ríe sin comprender el significado del vocablo pronunciado.

El sol calienta y a los adobes de mi vivienda. Dejaré el huerto y entraré en ella. Un ruido llama mi atención por el camino viejo de pasos. Algún perro hambriento. Aquel blanco y color canela al que yo daba de comer antes de ser esclava en Vera...

Tomo a mi hija de la mano y nos encaminamos hacia el camino. Un hombre mal vestido, con los zaragüeles rotos, se acerca. Lo examino con atención mientras noto mi pulso latir a través de la mano de mi hija... Es mi marido. Vuelve a mí. A nosotras. Corro por el sendero, sol y tierra reseca, mientras un mundo de canciones estalla en la garganta.



{1} Archivo Histórico de Almería. Protocolo nº 2031, fol. 297.

{2}Id.

{3}Archivo Diocesano de Cuenca. Inquisición. Legajo 343.

{4}Bando emitido el día 17 de abril de 1570.

{5}A.H. de Almería. Protocolo 2031, folio 231.

{6}Id.

1er. PREMIO POESÍA JUVENIL

GRACIA LOURDES CORTÉS AGUILAR.

Tiene 18 años y es estudiante de 1º de
Química en la Universidad de Almería.
Desde pequeña siente gran afición por
ae6 la literatura y en especial por la poesía.


ADIOS

Dios te acompaña
en un día triste y gris,
sabiendo que no hay maña
vivir sin ti.

De mi lado te fuiste
tan rápida como el viento
en un día lúgubre y triste
que al recordar flaquea mi pensamiento.

Cuando te apartaste de mí
me arrancaste un trozo de vida,
empezó el camino de mi sufrir
teniendo como consuelo, el que nadie te olvida.

Descansas ya tranquila,
huyendo del dolor,
y lo único bueno de tu vida
es saber que aquí tienes amor.

No podré olvidar
ese frío amanecer,
que hizo a mi "mamá" soñar
y a mí, un ser querido perder.

Estoy triste y desconsolada
de recordar tu dulzura
haciéndome estar amargada
sin poderte besar con locura.