EL ECO DE ALHAMA NÚMERO 4 Y ADEMÁS...

Sobre San Nicolás

Mª DEL CARMEN AMATE MARTINEZ

Licenciada en Historia

Con frecuencia había oído comentar que Bilbao era
una ciudad con pocos atractivos turísticos. Su
economía industrial la había rodeado de un creciente
cinturón de fábricas que la ahogaban en un halo
de oscuridad producto de sus humos.

 
Fachada de la Iglesia de San Nicolás de
Bari en Bilbao (S. XVIII)

 


Fachada de la Iglesia de San Nicolás de Bari en Sámaro (Cantabria)
 

Por lo tanto no esperaba gran cosa de mi visita a la ciudad. Afortunadamente me equivoqué. Nada más entrar en una de sus avenidas principales, rogamos a una señora, que por allí caminaba, que nos indicara como llegar al casco histórico de la ciudad. Dicha señora, con extrema solicitud, nos informó no sólo del camino a seguir sino de los monumentos más significativos y dignos de visitar, insistiendo con vehemencia: "¡No dejen de ver la iglesia de San Nicolás de Bari!". Paralela a la descripción que de ella nos hacía, afloraba la inmensa devoción que San Nicolás despertaba en aquellas gentes. Sus palabras despertaron en nosotros gran interés, que se vió justificado plenamente al encontrar a cientos de kilómetros de distancia, en estas tierras del norte tan diferentes en sus paisajes, en sus costumbres y en su historia, una construcción tan rica en sus formas, dedicada al culto de nuestro Santo Patrón San Nicolás.

"San Nicolás de Bari, patrón de los navegantes", así reza en una placa colocada en el interior del templo. En el solar donde en la actualidad se levanta la iglesia, frente a los jardines del Arenal, corazón de la ciudad, nos relataron la existencia de una pequeña ermita dedicada a este Santo allá por el siglo XV situada a las afueras de la ciudad. Con el crecimiento experimentado por Bilbao en estos años la ermita quedó integrada en el casco urbano, siendo sustituida por una pequeña iglesia a finales del mismo siglo ante la fuerte devoción que el Santo inspiraba.

El actual templo, de estilo barroco, fue inaugurado el día 11 de agosto de 1756. Un hecho que denota la gran veneración de los bilbaínos por San Nicolás es que el proyecto de construcción del templo se le encargó a uno de los arquitectos más importantes de la época, Ignacio Ibero, de gran renombre en el País Vasco, que también había realizado el de la basílica de San Ignacio de Loyola, santo muy querido en estas tierras. Su interior, de planta poligonal, alberga ricas esculturas de santos. Presidiendo el altar mayor, la imagen de San Nicolás, de dos metros de alto. La figura del santo obispo, revestida de gran majestuosidad, aparece acompañada de los atributos que le son propios: la mitra, el báculo y la cuba con los tres menores que de ella emergen. Sin embargo, no lo acompañaba el misal con las tres manzanas, símbolo de uno de los milagros más conocidos del Santo.

Entre otras imágenes veneradas en la iglesia se encuentra la de San Blas, de características semejantes a las del patrón San Nicolás. Su visión, próxima a un bajorrelieve con unas escenas de la vida de San Nicolás, me llevó a preguntarme que relación hay entre ambos santos para que tan lejos de nuestra tierra vuelvan a aparecer unidos. Me vino a la memoria la vieja tradición popular, escuchada siendo niña y que no recuerdo con demasiada precisión, que relata la visita que San Nicolás, San Blas y San Sebastián hicieron por nuestros pueblos, decidiendo San Nicolás quedarse en Alhama y obligando a San Blas a marcharse a Huécija.

 
Fachada gótica. Iglesia
de San Nicolás de Bari
en Burgos (s. XIII)

Desde este agradable descubrimiento, localizar iglesias dedicadas al culto de nuestro patrón San Nicolás constituyó un atractivo más del viaje.

En Sámano, pueblecito de apenas veinte viviendas, situado a dos kilómetros de la villa marinera de Castro Urdiales (Cantabria) localizamos, también, una pequeña iglesia dedicada a San Nicolás de Bari. No conseguimos visitar su interior y ver la imagen del santo.

Detalle curioso fue el encontrar a pocos metros de distancia una ermita dedicada a la Purísima Concepción. ¡De nuevo las coincidencias!

Burgos fue para nosotros una sorpresa. Examinando la guía turística de la ciudad, salta a nuestra vista: "Iglesia de San Nicolás de Bari" y hacia allí encaminamos nuestro pasos. Un templo gótico, del más puro estilo, en una de las calles adyacentes a la Catedral, nos abría sus puertas. Decenas de personas recorrían sus naves admirando el espléndido retablo de piedra tallada presidido por la majestuosa imagen de San Nicolás. Dicha imagen, muy parecida a la que veneramos en Alhama, ocupaba el centro del retablo mayor y estaba rodeada de bajorrelieves tallados en piedra que representaban pasajes de su vida y de sus milagros.


Imagen de San Nicolás de Bari en la Iglesia de San Nicolás en Burgos
 

La suerte nos acompañó en esta ocasión permitiéndonos recoger información del sacerdote del templo, no sin cierta prevención por su parte, pues desconocía nuestro interés por el culto hacía San Nicolás. A pesar de ello contestó a todas nuestras preguntas.

La iglesia de San Nicolás, donde nos encontrábamos databa del siglo XIII. Sin embargo, en Burgos ya se le veneraba desde el siglo XI. Nos cuenta que un noble del lugar, D. Juan de Ortega, viajó a Tierra Santa, y desde allí trajo una reliquia de San Nicolás. Lo azaroso del viaje le llevó en múltiples ocasiones a rogar al Santo su intercesión, salvándolo de los variados peligros que a lo largo del viaje había corrido. Una vez en su tierra, agradecido al Santo, mandó construir una ermita que dos siglos más tarde sería sustituida por el actual templo.

Nos comenta que en Burgos la devoción por San Nicolás está muy arraigada, que son muchas las parejas que desean casarse en su iglesia y que las ofrendas y promesas son constantes.

Finalmente, nos indicó que en la Catedral, obra cumbre del gótico español, existía también una capilla dedicada a San Nicolás. La documentación localizada y referida a esta capilla, indica que es una de las más antiguas del templo; consta que se trabajó en su construcción hacia el 1230, así lo denota su arquitectura. La capilla aparece presidida por un retablo que recoge el nacimiento de Jesús y la figura de San Nicolás rematando dicha composición.

Miranda del Ebro y Santibáñez son pueblos cercanos que también tienen como patrón a San Nicolás de Bari.

Probablemente sean muchos los pueblos que comparten con nosotros el patronazgo de San Nicolás. Su devoción, como hemos observado, arranca de lo más profundo de la historia de España, perdida en los lejanos siglos de la época medieval, cuando aún no se había consolidado la unidad de los distintos reinos que la integraban.